Opinión y blogs

Sobre este blog

Galicia 25S: el reto de poner a las personas en el centro

Maika Beltrán

Coordinadora Oxfam Intermón en Galicia, @9moreras —

Vuelven las elecciones a Galicia para todas las “xentiñas” que habitamos, o no, este trozo de la Península Ibérica. Incluidas esas más de 700.000 personas que se encuentran en riesgo de pobreza o exclusión social y que se corresponden con el 25,70% de la población. Entre ellas, además, hay unas 115.000 personas con carencias materiales severas. Aunque si comparamos los datos estamos un poco mejor que en el resto de España. Un poco.

Lo que más nos sorprende, si podemos decirlo así, es que desde el 2012 el porcentaje de personas en riesgo de exclusión ha aumentado en dos puntos y, sin embargo, la tasa de desempleo ha disminuido en tres. Algo se debe de estar haciendo mal. Se empieza a hablar de daños estructurales, de un sistema que no acaba de funcionar, y de que ya no suena raro eso de ser “personas trabajadoras y pobres”. Tener un empleo ya no garantiza una vida digna.

Es cierto que ha habido un ligero aumento presupuestario de la Xunta de Galicia en algunas partidas como en inclusión social. Sin embargo, es aún insuficiente. En los últimos cuatro años ha descendido la inversión en servicios sociales de las administraciones públicas gallegas. El presupuesto social de la Xunta por habitante desciende; y el índice 'DEC' (Derechos-Economía-Cobertura) del desarrollo de los servicios sociales también. Con este panorama, sí que hay algo que aumenta: el índice Gini que mide la desigualdad. En Galicia, es de un 0.283, frente al 0.276 de 2012. Además, esto se suma a una renta anual media por persona inferior a la media del Estado Español.

En las elecciones del próximo domingo, los partidos políticos se enfrentan a algo más que a buenas intenciones. Ya no llega con hablar solamente de “crecimiento económico” o de “creación de empleo”, que por sí solos hemos visto que no sirven para reducir ni la pobreza ni la exclusión social. Hay que incorporar al debate los términos “empleo de calidad”, para que la gente pueda vivir dignamente de su trabajo; y hay que exigir una política fiscal más justa, para que más aporte quien realmente más tiene, y que se persiga el fraude y la evasión. Hay que reforzar la inversión en salud y educación, y establecer medidas para que el sector privado no ejerza un impacto negativo en el desarrollo. Todo un saco de retos.

Hablamos de voluntad política, y hablamos de dejar atrás políticas cortoplacistas por otras más estratégicas y sostenibles.

Pero si de algo nos podemos sentir orgullosas las organizaciones gallegas del sector, es de la voluntad de diálogo que percibimos en la Xunta de Galicia, y de la mejora de la coordinación entre administraciones: no desandemos este camino. Impulsar la Agenda 2030 y la coherencia de políticas nos acercará a un mundo más justo, más equitativo y más humano.

Que los representantes políticos que salgan elegidos en estas elecciones al Parlamento gallego tengan la valentía de romper con políticas continuistas y pongan, al fin, a las personas en el centro de sus decisiones. Ya nos lo merecemos.

Vuelven las elecciones a Galicia para todas las “xentiñas” que habitamos, o no, este trozo de la Península Ibérica. Incluidas esas más de 700.000 personas que se encuentran en riesgo de pobreza o exclusión social y que se corresponden con el 25,70% de la población. Entre ellas, además, hay unas 115.000 personas con carencias materiales severas. Aunque si comparamos los datos estamos un poco mejor que en el resto de España. Un poco.

Lo que más nos sorprende, si podemos decirlo así, es que desde el 2012 el porcentaje de personas en riesgo de exclusión ha aumentado en dos puntos y, sin embargo, la tasa de desempleo ha disminuido en tres. Algo se debe de estar haciendo mal. Se empieza a hablar de daños estructurales, de un sistema que no acaba de funcionar, y de que ya no suena raro eso de ser “personas trabajadoras y pobres”. Tener un empleo ya no garantiza una vida digna.