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Euskadi: el reto de avanzar sin dejar a nadie atrás

Nerea Basterra, Coordinadora en Oxfam Intermón País Vasco, @nbasterra

A veces, cuando nos enfrascamos en debates político-económicos o simples chascarrillos con colegas de otras CCAA, tengo la sensación de que en Euskadi estamos mejor que España, y así parece corroborarlo el Índice de Desarrollo Humano (IDH) que, con 0,915 puntos, nos sitúa en los puestos de cabeza a nivel mundial.

¿Y esto por qué? Sin duda hay condicionantes históricos y específicos, pero hay algo fundamental que ha contribuido positivamente y que puede darnos pistas de qué mantener acá y fomentar en otras latitudes: el blindaje de políticas sociales para garantizar el derecho a una educación y una sanidad públicas, universales y de calidad, y un sistema de garantía de ingresos mínimos reconocido como derecho subjetivo (el Presupuesto ha de asegurar su cobertura para todas las personas que cumplan los criterios), y que cuenta con el consenso de todos los grupos políticos. A pesar del impacto negativo de los recortes de los últimos años, seguimos manteniendo la inversión más alta en educación (9.175€/alumno) y salud (1.584€/habitante). Gracias a esto y al impacto positivo del sistema de prestaciones (con la Renta de Garantía de Ingresos a la cabeza), somos un país menos desigual económicamente (Índice de Gini de 27,1 vs. 34), y con un porcentaje significativamente inferior de personas en riesgo de pobreza y exclusión la tasa tasa AROPE del País Vasco es del 17,6 frente al 28,6 de la media española).

Pero esta visión triunfalista no se sostiene: la dinámica del periodo 2008-2014, con creciente desempleo y precariedad, nos alerta de un deterioro de los indicadores que, más allá de números y medias, es especialmente preocupante porque la situación se agrava entre la población vasca más joven, los hogares de personas extranjeras procedentes de fuera de la Unión Europea, y las mujeres.

Por eso, el Parlamento y el Gobierno Vasco que resulten de las urnas el 25S deben afrontar tres retos fundamentales:

  1. Cómo asegurar un sistema productivo que genere empleo inclusivo y de calidad, con salarios dignos y equitativos para que la mayoría de la población pueda vivir dignamente del fruto de su trabajo.
  2. Cómo conseguir recaudar más para sostener las políticas sociales que permiten alejar a las personas más vulnerables de la precariedad: Con menor recaudación y menor presupuesto, los recortes han impactado en un sistema que recibe mayores demandas. Hemos de revertir esta situación mediante una política fiscal que recaude más de quienes más tienen y que persiga más y mejor la evasión y el fraude.
  3. Cómo garantizar la cohesión y participación social de diferentes sectores: Esta suma de ideas y energías, que en los años 80 nos permitió avanzar tras la durísima reconversión industrial, es igualmente imprescindible ahora.

Desde la ciudadanía vasca esperamos que, partiendo de sus diferentes opciones y propuestas, todos los partidos debatan y construyan soluciones en las líneas anteriormente señaladas. Una legislatura más, no quedará otra: El Parlamento Vasco resultante tras el 25S, como viene sucediendo desde hace ya 3 décadas, no contará con mayoría absoluta. Nuestros representantes estarán “condenados” una vez más a entenderse, sin duda un buen punto de partida para hacer Política, con mayúsculas, aunque al principio cueste.

A veces, cuando nos enfrascamos en debates político-económicos o simples chascarrillos con colegas de otras CCAA, tengo la sensación de que en Euskadi estamos mejor que España, y así parece corroborarlo el Índice de Desarrollo Humano (IDH) que, con 0,915 puntos, nos sitúa en los puestos de cabeza a nivel mundial.

¿Y esto por qué? Sin duda hay condicionantes históricos y específicos, pero hay algo fundamental que ha contribuido positivamente y que puede darnos pistas de qué mantener acá y fomentar en otras latitudes: el blindaje de políticas sociales para garantizar el derecho a una educación y una sanidad públicas, universales y de calidad, y un sistema de garantía de ingresos mínimos reconocido como derecho subjetivo (el Presupuesto ha de asegurar su cobertura para todas las personas que cumplan los criterios), y que cuenta con el consenso de todos los grupos políticos. A pesar del impacto negativo de los recortes de los últimos años, seguimos manteniendo la inversión más alta en educación (9.175€/alumno) y salud (1.584€/habitante). Gracias a esto y al impacto positivo del sistema de prestaciones (con la Renta de Garantía de Ingresos a la cabeza), somos un país menos desigual económicamente (Índice de Gini de 27,1 vs. 34), y con un porcentaje significativamente inferior de personas en riesgo de pobreza y exclusión la tasa tasa AROPE del País Vasco es del 17,6 frente al 28,6 de la media española).