¿Ricos más ricos y pobres más pobres? Nuestra sociedad está llena de brechas que incrementan las diferencias entre unos y otros. (Des)igualdad es un canal de información sobre la desigualdad. Un espacio colectivo de reflexión, análisis y testimonio directo sobre sus causas, soluciones y cómo se manifiesta en la vida de las personas. Escriben Teresa Cavero y Jaime Atienza, entre otros.
La fístula obstétrica: una lesión con la que viven más de 50.000 mujeres en Madagascar
- El pasado mes de junio Navé, una mujer de 39 años, volvía a sonreír. Una operación realizada en Tulear (Madagascar) dentro de una campaña de la UNFPA en 2016, de la mano de la ONG Agua de Coco, ponía fin a una lesión que sufría desde hacía 20 años: la fístula obstétrica.
Navé, nacida en Beloha, dentro de la región sureña de Androy, es madre de nueve hijos, aunque uno de ellos murió durante su primer parto, que fue complicado y peligroso. Tan peligroso que fue precisamente el que le provocó la fístula obstétrica a los 19 años, una lesión que afecta cada año a muchas mujeres (entre 50.000 y 100.000) en todo el mundo, según la Organización Mundial de la Salud. Según este mismo organismo, dos millones de mujeres viven con esta lesión sin recibir tratamiento en África y Asia.
La fístula obstétrica es la formación de un orificio entre el canal del parto y la vejiga o el recto, originado por una obstrucción prolongada en el parto, cuando no se tiene acceso a una operación de cesárea de emergencia. La fístula es la causante de un 6% de la mortalidad materna, sobre todo en los países más empobrecidos del mundo en los que las mujeres no tienen acceso a un parto seguro. En Madagascar unas 4.000 mujeres y niñas son diagnosticadas de fístula cada año, que se suman a las 50.000 que viven con ella en la gran isla africana.
Son varias las causantes de esta dolencia que tiene nombre de mujer: matrimonios y embarazos precoces, partos no asistidos por personal cualificado, partos con complicaciones y, cómo no, la pobreza, que agudiza estas causas por la dificultad de acceder a unos recursos que podrían poner un remedio de forma relativamente sencilla en el 85-90% de los casos.
La fístula, que puede ser mortal, provoca graves problemas de salud como la incontinencia urinaria, infecciones cutáneas, úlceras o incluso problemas renales y sexuales, lo que tiene también graves consecuencias psicológicas para las mujeres que la padecen. El dolor, la vergüenza, la falta de autoestima y el rechazo social en su entorno familiar, de trabajo y en general, provocan una marginación que, una vez más, se suma a las múltiples discriminaciones que sufren las mujeres en muchas sociedades, en las que además no tienen acceso a la sanidad como derecho humano.
La prevención de la fístula obstétrica pasa principalmente por dos caminos. Por un lado es necesaria una mayor inversión en sanidad en un país como Madagascar que en 2014 invertía solamente un 3% del PIB, según datos de la OMS. Esto mejoraría el acceso de la población y serviría para prevenir muchos problemas de salud fácilmente evitables. En los últimos años, el gobierno malgache, está tomando algunas medidas. La primera campaña nacional organizada por el Ministerio de Salud Pública en colaboración con la UNFPA en Madagascar fue en 2011, tras la cual se han realizado más que han conseguido intervenir a miles de mujeres en más de 20 regiones de Madagascar, así como la formación al persona sanitario en torno su tratamiento. Es una medida, pero aún no es suficiente para asegurar el correcto tratamiento de la lesión y la prevención a través de un seguimiento del embarazo y la asistencia en los partos para que sean más seguros.
Por otro lado, el papel de la sensibilización es clave: “Prevenir la fístula exige un gran trabajo de sensibilización a todas las niñas menores, en la escuela, en las familias, etc. Además de concienciar a las jóvenes embarazadas de la importancia de hacer un seguimiento, de que den a luz en hospitales (y no en su casa) y del seguimiento también después del embarazo”, asegura Beatrice Seghesio, responsable salud y nutrición y del seguimiento a mujeres víctimas de la fístula de Agua de Coco Madagascar.
El reto es que cada vez más mujeres recuperen la sonrisa a través de la mejora de la salud materno-infantil que azota principalmente los países empobrecidos, reduciendo la mortalidad, mejorando su bienestar y cumpliendo así varios de los Objetivos de Desarrollo Sostenible que marcó Naciones Unidas en 2016.
- El pasado mes de junio Navé, una mujer de 39 años, volvía a sonreír. Una operación realizada en Tulear (Madagascar) dentro de una campaña de la UNFPA en 2016, de la mano de la ONG Agua de Coco, ponía fin a una lesión que sufría desde hacía 20 años: la fístula obstétrica.
Navé, nacida en Beloha, dentro de la región sureña de Androy, es madre de nueve hijos, aunque uno de ellos murió durante su primer parto, que fue complicado y peligroso. Tan peligroso que fue precisamente el que le provocó la fístula obstétrica a los 19 años, una lesión que afecta cada año a muchas mujeres (entre 50.000 y 100.000) en todo el mundo, según la Organización Mundial de la Salud. Según este mismo organismo, dos millones de mujeres viven con esta lesión sin recibir tratamiento en África y Asia.