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Un pequeño coste para Apple, un gran avance hacia unos impuestos más justos

Ana Sagaseta Almazán, miembro de la Plataforma por una Fiscalidad Justa de Madrid y del equipo de Campañas y Ciudadanía de Oxfam Intermon

La cruda realidad es que el modelo económico es tremendamente injusto. Este modelo beneficia  de forma desproporcionada al 1% de la población mundial en detrimento del resto, provocando situaciones increíbles. Sólo 62 personas en el mundo concentran tanta riqueza como la mitad más pobre del planeta: 3.600 millones de personas, como afirmaba el informe “Una economía al servicio del  1%”, de Oxfam Internacional.

Y así el sistema fiscal, en lugar de funcionar como una herramienta de lucha contra la desigualdad, actúa como uno de los motores que impulsa y mantiene este modelo injusto. Un claro ejemplo de ello es el caso de España, donde el 85% de lo recaudado en 2015 provino de las familias, mientras que las grandes empresas sólo aportaron un 4% del total.  De igual modo, el fraude fiscal fue cometido en un 72 % por las grandes empresas y fortunas (y creciendo!). Además, sabemos que las empresas del IBEX – 35 siguen aumentando su presencia en paraísos fiscales, con 81 nuevas filiales abiertas en el 2014: un incremento del 10% respecto al año anterior.

Con estos datos, es inevitable caer en el pesimismo y pensar que poco se puede hacer al respecto, viniéndonos a la cabeza la imagen de una batalla perdida. Sin embargo,  la escenificación más apropiada sería la de David contra Goliat.  Un ejemplo es la noticia que conocíamos el pasado 29 de agosto: la Comisión Europea obligaba a la multinacional Apple a pagar 13 mil millones de euros como penalización por impuestos no pagados. Y nos atrevemos a afirmar que esta decisión es en parte el resultado de años de lucha de las organizaciones sociales, como bien explica Owen Jones en un artículo reciente. 

Afortunadamente, ya existe un creciente grupo de activistas interesados en defender la justicia fiscal.  Una iniciativa en este sentido es la reciente Plataforma por la Justicia Fiscal de Madrid, que agrupa a organizaciones ciudadanas, sindicatos, movimientos sociales, ONGs y otros actores. 

Estas son las noticias que tenemos que difundir y celebrar: nos motivan a seguir con la lucha, a continuar creyendo que la labor del activismo es mucho más que una loable actitud. El activismo no es algo utópico, sino que se trata de un medio para aunar fuerzas y ejercer presión para cambiar las cosas. Para poder ir poco a poco modificando este sistema odioso  y global al que parece que hemos llegado por imposición divina, sin posibilidad de revocarlo.

Pero logros como estos nos demuestran que no es así: que las injusticias tienen fecha de caducidad y ésta la marcamos nosotros.

Este texto forma parte de la jornada de acción europea por unos impuestos más justos Tax Justice Blogging Day. Es posible seguir las publicaciones en blogs de distintos países y apoyar la acción compartiendo su contenido en redes sociales con la etiqueta #taxjustice. 

La cruda realidad es que el modelo económico es tremendamente injusto. Este modelo beneficia  de forma desproporcionada al 1% de la población mundial en detrimento del resto, provocando situaciones increíbles. Sólo 62 personas en el mundo concentran tanta riqueza como la mitad más pobre del planeta: 3.600 millones de personas, como afirmaba el informe “Una economía al servicio del  1%”, de Oxfam Internacional.

Y así el sistema fiscal, en lugar de funcionar como una herramienta de lucha contra la desigualdad, actúa como uno de los motores que impulsa y mantiene este modelo injusto. Un claro ejemplo de ello es el caso de España, donde el 85% de lo recaudado en 2015 provino de las familias, mientras que las grandes empresas sólo aportaron un 4% del total.  De igual modo, el fraude fiscal fue cometido en un 72 % por las grandes empresas y fortunas (y creciendo!). Además, sabemos que las empresas del IBEX – 35 siguen aumentando su presencia en paraísos fiscales, con 81 nuevas filiales abiertas en el 2014: un incremento del 10% respecto al año anterior.