¿Ricos más ricos y pobres más pobres? Nuestra sociedad está llena de brechas que incrementan las diferencias entre unos y otros. (Des)igualdad es un canal de información sobre la desigualdad. Un espacio colectivo de reflexión, análisis y testimonio directo sobre sus causas, soluciones y cómo se manifiesta en la vida de las personas. Escriben Teresa Cavero y Jaime Atienza, entre otros.
¿Qué hay tras la reforma tributaria en Colombia?
Desde la crisis económica de 2008 las potencias económicas han tomado medidas para buscar la reactivación económica, a través de una combinación de políticas públicas que estimulen el consumo de los hogares y por esta vía hacer crecer la producción y empleo. En Colombia las decisiones del presidente Juan Manuel Santos y su ministro Mauricio Cárdenas van en contravía de esta dinámica mundial.
Durante un año seguido el Banco de la República incrementó las tasas de interés con el argumento de controlar la inflación, pero las consecuencias son una caída de 47% en la tasa de crecimiento del consumo de los hogares, en los primeros 9 meses de 2016. Ahora se aprueba una reforma tributaria bajo el chantaje de las agencias calificadoras de riesgo, para no perder el grado de inversión y seguir aumentando el endeudamiento externo del país. Si se aprueba, la desaceleración económica -ya pronunciada- será mayor.
Cálculos hechos por la Red de Justicia Tributaria, con un modelo de ingreso disponible, dan como resultado que la concentración de la riqueza, medida con el índice de GINI, aumentaría 1% en 2017, al pasar de 0,520 sin reforma a 0,525 con reforma. Este resultado ahondaría el hecho grave de que el 90% del ingreso de la nación se encuentra concentrada en la mitad más rica de la población.
Además, el 10% más pobre de la población incrementaría su participación en la tributación total del país de 3,7% a 4%, mientras el 10% más rico disminuiría su contribución de 51% a 49%, confirmando el carácter regresivo de una reforma cuyo nuevo recaudo se logrará únicamente con impuestos indirectos como el IVA al 19%. Es decir, lo que pretende el presidente Santos y su ministro Cárdenas es equiparar el IVA al nivel de los países ricos de la OCDE, pero con la desigualdad de Haití.
Mientras muchos colombianos están planificando sus labores de fin de año y quizás sus vacaciones, el Congreso de la República trabaja a toda máquina para aprobar esta reforma tributaria en tiempo record. ¿A algún país de la OCDE le parecerá buena idea dejar entrar a su club a un país que aprueba reformas tributarias regresivas y recesivas cada dos años, sin debates y en menos de 8 horas?
Desde la crisis económica de 2008 las potencias económicas han tomado medidas para buscar la reactivación económica, a través de una combinación de políticas públicas que estimulen el consumo de los hogares y por esta vía hacer crecer la producción y empleo. En Colombia las decisiones del presidente Juan Manuel Santos y su ministro Mauricio Cárdenas van en contravía de esta dinámica mundial.
Durante un año seguido el Banco de la República incrementó las tasas de interés con el argumento de controlar la inflación, pero las consecuencias son una caída de 47% en la tasa de crecimiento del consumo de los hogares, en los primeros 9 meses de 2016. Ahora se aprueba una reforma tributaria bajo el chantaje de las agencias calificadoras de riesgo, para no perder el grado de inversión y seguir aumentando el endeudamiento externo del país. Si se aprueba, la desaceleración económica -ya pronunciada- será mayor.