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A los refugiados no se les puede meter bajo la alfombra

Paula San Pedro

Responsable de Incidencia Política de Acción Humanitaria en Oxfam Intermón —

El presidente Mariano Rajoy ha comparecido esta semana para rendir cuentas de la reunión del Consejo Europeo del 9 y 10 de marzo. Muchos eran los temas que estaban en la agenda aunque fundamentalmente pivotaban sobre un asunto: el futuro de la Unión Europea.

60 años más tarde de su fundación, estamos ante una Europa rota que no solo corre a dos velocidades sino que ejemplifica a la perfección el antagonismo de los valores sobre los que se creó: la democracia, los derechos humanos y la libertad. De seguir por esta senda, el futuro del viejo continente no será un lugar acogedor para nadie.

Lamentablemente las referencias que Rajoy ha hecho sobre la agenda de migración daban pasos agigantados en este sentido. Estas son algunas de las lindezas que ha dicho:

La migración es un problema: todos los adjetivos que ha empleado en torno a este asunto han sido negativos. Concretamente ha hablado de “desafío”, no de oportunidad.  Ha mencionado que este fenómeno requiere de “paciencia estratégica”, –quizás espera que con buenas dosis de estoicismo hasta los refugiados y migrantes agoten sus esperanzas de venir a Europa–, “inteligencia” –quizá para buscar fórmulas varias para endosarle el problema a terceros países– y finalmente “generosidad”. No solidaridad, ni responsabilidad.

La migración como sinónimo de seguridad y terrorismo: en su discurso ha construido un binomio inquebrantable entre migración y seguridad/terrorismo, como si fuesen primos hermanos. Vinculando la migración con la agenda de seguridad y de lucha contra el terrorismo, Rajoy no hace más que criminalizar a los migrantes y refugiados y alimenta los discursos racistas.

Que otros lo controlen: marcos de asociación, acuerdos con terceros países, colaboración con países como Libia son las principales estrategias que ha mencionado sobre la acción europea en la agenda migratoria. Dicho de otro modo; la externalización de fronteras y la securitización para que otros se encarguen de controlar –frenar, denigrar, extorsionar– los flujos migratorios. Este es claramente el futuro, y el presente, de la estrategia migratoria de la UE. Siguiendo el ejemplo de España. Ha avisado de que aunque Europa tenga el foco puesto en Libia, le preocupa  la ruta del Mediterráneo Occidental. No será de extrañar un acuerdo UE- Marruecos en los próximos meses. Veremos.

España encabezando la reubicación: varios diputados han cuestionado la acción del Gobierno ante la vergonzante cifra de 1.141 personas refugiadas llegadas a España en 18 meses, lo que corresponde a un 6.5% de la cuota comprometida. Raudo y veloz ha justificado lo injustificable, que aunque España hace lo posible es el sexto país que más acogido. Debe ser error del directo porque el puesto que ocupa España es justamente el quinto POR LA COLA, quitando a los cuatro países que se han negado a acoger a través de este sistema.

España como país de acogida: el presidente ha instado a que se mire más allá de estas cifras de reubicación y que se tenga en cuenta el aumento en las solicitudes de asilo. 42.000 en los dos últimos años, lo que representa un aumento de un 167%, ha dicho. Para mí esto es un signo de que el mundo es cada vez más inestable e inseguro donde cada vez más gente busca refugio. Pero estas cifras no son indicativas de las buenas prácticas de España.

Cosas que el presidente Rajoy olvidó mencionar:

En 2016, se dejaron sin resolver 20.000 solicitudes de asilo. De los expedientes resueltos solo se concedió el estatuto de refugiado al 35%, el 65% restante recibió protección subsidiaria (que ofrece menos garantías y protección al solicitante). No se concedió ni un solo visado por razones humanitarias.

España lleva desde octubre, es decir, desde hace cuatro meses sin reasentar a ningún refugiado desde los países limítrofes a Siria, mientras el conflicto entra en su séptimo año. Hasta la fecha sólo han llegado 289 sirios, frente a los cerca de cuatro millones de refugiados registrados.

La ayuda humanitaria española, clave para paliar las necesidades humanitarias, ha caído desde 2010 en casi un 79%. El mayor recorte presupuestario de los PGE, a pesar de que la demanda humanitaria no deja de aumentar.

  1. La venta de armas españolas a Arabia Saudí puede tener como consecuencia su posible uso en el conflicto de Yemen, lo que podría contribuir a facilitar o cometer graves violaciones del Derecho Internacional y del Derecho Internacional Humanitario. Además de un potencial contrato con Navantia para la venta de cinco corbetas a Arabia Saudí, de confirmarse sería una operación ilegal de acuerdo con la legislación nacional, europea e internacional.

Señor Rajoy, no espere que se pueda meter a los refugiados debajo de la alfombra. No van a desaparecer por mucho que insista en ello.

Pero en cambio sí puede hacer, y mucho, para que Europa siga siendo una “historia de éxito”. Para empezar ponga  en práctica los valores europeos de los que tanto alardean en Bruselas.

El presidente Mariano Rajoy ha comparecido esta semana para rendir cuentas de la reunión del Consejo Europeo del 9 y 10 de marzo. Muchos eran los temas que estaban en la agenda aunque fundamentalmente pivotaban sobre un asunto: el futuro de la Unión Europea.

60 años más tarde de su fundación, estamos ante una Europa rota que no solo corre a dos velocidades sino que ejemplifica a la perfección el antagonismo de los valores sobre los que se creó: la democracia, los derechos humanos y la libertad. De seguir por esta senda, el futuro del viejo continente no será un lugar acogedor para nadie.