Los 40 millones de petrodólares que llevaron la Supercopa a Arabia Saudí
Un partido de ida y uno de vuelta en agosto, en plena pretemporada. Así era la Supercopa de España hasta 2019. La jugaban el campeón de liga y el de copa, o el subcampeón de esta última si había habido un doblete. El título no figuraba entre las prioridades de la temporada y apenas generaba atención mediática en un país que se encontraba de vacaciones estivales. La Real Federación Española de Fútbol —organizadora del torneo— decidió repensarlo, incluyendo a otros dos equipos y quizá, sondear su desplazamiento fuera de España. Fue ahí cuando entró en juego Gerard Piqué, defensa del FC Barcelona y empresario de gestión deportiva, que medió para que el torneo finalmente recalara en Arabia Saudí.
Se trata de un jugoso contrato económico por el cual el reino árabe prácticamente se garantiza durante seis años que Real Madrid y FC Barcelona jueguen partidos oficiales en su territorio. Las distintas informaciones han cifrado en 40 millones de euros la cuantía de este contrato por temporada, del que finalmente se beneficia también Piqué. Unos audios privados entre el futbolista y el presidente de la RFEF, Luis Rubiales, y publicados esta semana por 'El Confidencial', han aportado nuevos detalles sobre cómo se gestó esta operación y el papel del central del FC Barcelona. Ambas partes han denunciado que se trata de audios robados. La Federación lo atribuye a un “hackeo” sufrido el pasado otoño y que fue denunciado ante la Policía Nacional, según ha asegurado su director de comunicación, Pablo García Cuervo, en distintas entrevistas tras desvelarse las conversaciones.
Los 40 millones de euros fueron abonados por Sela, una empresa pública saudí que se dedica a organizar eventos deportivos en el país árabe. En su haber también figura la celebración de la Supercoppa italiana de fútbol, competiciones de boxeo o de lucha libre. Ese dinero se reparte entre la Federación y los clubes participantes —en los audios se escucha una conversación entre Piqué y Rubiales sobre el posible reparto de los fondos—, que reciben distintos premios, primando la participación del Barça y el Real Madrid, los dos clubes más laureados del país y con mayor proyección internacional.
Según se desprende de esta conversación, en torno a la mitad va a la Federación y el resto se distribuye entre los cuatro participantes. Además, la empresa de Piqué, Kosmos, recibe un 10% de ese contrato: 4 millones de euros cada uno de los seis años de vigencia del acuerdo, en concepto de comisión por la intermediación en el mismo.
Kosmos es el gran proyecto empresarial de Piqué. La compañía se dedica a la gestión de competiciones deportivas y de derechos audiovisuales. Entre otras cuestiones, el futbolista y empresario figura como el creador del nuevo formato de la Copa Davis de tenis, que se disputa cada año en Madrid. O como propietario del Andorra FC, un club que pese a estar radicado en ese principado milita en la Primera RFEF, tercer nivel del fútbol español. Esta competición está organizada, precisamente, por el organismo que preside Rubiales.
La web de la compañía Kosmos aparece a nombre de la sociedad Kosmos Global Holding S.L., cuyas últimas cuentas en el Registro Mercantil corresponden al ejercicio 2018, con unos ingresos de poco más de 150.000 euros y 1,8 millones en pérdidas. Otra sociedad, Kosmos Team SL (antigua Kosmos Football, tras cambiarse el nombre hace un mes), sí tiene unas cuentas más actualizadas, correspondientes al ejercicio 2020. En ese ejercicio, esta empresa obtuvo 4 millones de euros redondos en ingresos y 2,6 millones de beneficio, con solo 2 empleados en plantilla. El padre del jugador, Joan Piqué, aparece como apoderado de la sociedad desde 2019. Las cuentas están firmadas por Ferran Vilaseca, presidente del Andorra FC y responsable del área Legal de Kosmos, según su LinkedIn.
“Todo es legal”
La publicación de los audios y nuevos detalles sobre el contrato entre la RFEF y Sela han abierto una nueva polémica en el fútbol español. En la noche de este lunes salieron al paso tanto Piqué como la Federación. El futbolista compareció ante la prensa a través de su canal de Twitch más allá de la medianoche, tras el partido que su equipo perdió en el Camp Nou frente al Cádiz. El central catalán incidió en repetidas ocasiones en que “todo es legal” y que no hay nada que esconder en este contrato. Piqué negó también que se produjera ningún conflicto de intereses, pese a que, a la vez que presidente de Kosmos, es jugador de uno de los equipos que compite en torneos que organiza la RFEF. “Oficialmente cobramos la comisión de Sela, una empresa del Gobierno de Arabia Saudí. En ningún caso cobramos de la RFEF, no tenemos ningún trato comercial”, ahondó.
En la misma línea se ha posicionado la RFEF, por boca de su portavoz, García Cuervo, quien ha concedido distintas entrevistas radiofónicas y televisivas tras desvelarse el asunto. “Tengo la seguridad y la certeza de que se ha actuado bien”, señaló en una de esas intervenciones, en Radio Marca. “Es legal, es ejemplar y son 20 millones para el fútbol popular español”, añadió. El argumento ya había sido utilizado por el presidente Rubiales en su defensa de este torneo en Arabia Saudí, así como el impulso que tendría para el fútbol femenino en el país, conocido por sus amplias restricciones deportivas y sociales hacia las mujeres así como las continuadas denuncias por el incumplimiento de los Derechos Humanos.
El caso ha llegado al seno del Gobierno, a través del presidente del Consejo Superior de Deportes (CSD), José Manuel Franco. El responsable de la política del Ejecutivo en el deporte consideró que “por lo que conocemos hasta ahora, lo más probable es que no haya nada ilegal”. Sin embargo, consideró que “desde el punto de vista estético y ético no parece muy razonable ni lógico que un futbolista en activo y que pertenece a un club que participa en las competiciones nacionales ejerza también de intermediario”.
Franco recordó que no asistió a Arabia Saudí —tampoco lo hizo el ministro de Cultura y Deporte, Miquel Iceta— porque “no me gustaba la idea de sacar este torneo de España y alejarlo de nuestros aficionados”.
La colaboración entre Rubiales y Piqué, pese a que se niega el conflicto de intereses porque no hay transacciones directas, siembra dudas sobre el fútbol español. El propio jugador del Barça reconoció en su rueda de prensa digital que hay una “penalización” si su equipo o el Madrid no llegan a la Supercopa. “La gente de Arabia Saudí se quieren asegurar de que participen”, aseguró. La ausencia de cualquiera de ellos supondría, según ha informado El Mundo, unos 10 millones de euros menos en el contrato. Además, el reparto de dinero no es igual para todos los equipos. En los audios se escucha a Piqué plantear ocho millones para Madrid y Barça y “dos y uno” para los otros. De esta forma, el Atlético de Madrid, vigente campeón de liga, habría cobrado significativamente menos que sus rivales.
Actualmente, el FC Barcelona es el segundo clasificado, aunque empatado con el tercero y el cuarto, por lo que peligra su presencia en la Supercopa porque fue eliminado de la Copa del Rey. A día de hoy, Betis y Valencia, finalistas de copa, y Real Madrid, a un paso del título de Liga, son los equipos que tienen prácticamente asegurada su participación en el torneo del año que viene. Los intereses económicos y el hecho de que el arbitraje depende de la RFEF —aunque LaLiga sea un órgano aparte— generan esos problemas “éticos y estéticos” de los que hablaba el responsable del CSD. “No tiene que ver un tema comercial con un tema en el campo”, intentó restar Piqué importancia al asunto arbitral.
Las controversias del torneo
Más allá de los audios y su origen, algo que ambas partes critican y achacan a una campaña contra Rubiales, el contenido de los mismos ha supuesto una nueva polémica para una decisión, la de llevar el torneo a Arabia Saudí, que causó ya un importante revuelo en 2019, cuando se anunció. No era la primera vez que el fútbol español intentaba su expansión fuera del país, ya que LaLiga —cuyo presidente, Javier Tebas, está públicamente enfrentado con Rubiales— ya había intentado que algún partido de la competición se jugara en Miami, algo que finalmente no fraguó. De los seis años del contrato entre la RFEF y Sela se han disputado dos (2020 y 2022) y anteriormente, la de 2018, se jugó en Marruecos.
Son varias las controversias que ha generado el traslado a Arabia Saudí. La primera es la más meramente deportiva. Durante una semana, los cuatro equipos participantes se trasladan a miles de kilómetros en pleno transcurso de las dos competiciones nacionales, la Liga y la Copa del Rey. Esto tiene un impacto en la afición, que no puede acudir a ver en directo cómo su equipo disputa uno de los tres títulos nacionales.
Durante la última edición, celebrada en enero, un jugador del Athletic de Bilbao, Raúl García, mostró este malestar que ha sido compartido por organizaciones de aficionados. “Para mí no tiene sentido irse allí a jugar. El fútbol ha cambiado porque ya no se piensa en el aficionado. Nos hemos olvidado de lo básico. Ahora valen los patrocinadores y generar. Nos hemos olvidado de disfrutar de la familia y de los horarios cómodos para todos”, aseguró en rueda de prensa antes de que su equipo eliminara al Atlético de Madrid en la semifinal del torneo.
Otra de las controversias, la de mayor calado social y político, se debe a la elección de Arabia Saudí, un país ampliamente denunciado por las infracciones de los Derechos Humanos. El de la Supercopa en Riad es un ejemplo más de un fenómeno conocido como 'sportwashing', que describe el uso que realizan regímenes autoritarios del fútbol y otros deportes para mejorar su imagen. Es el mismo fenómeno que ha llevado a la celebración del mundial de fútbol en Catar este otoño, tras una votación sobre la que surgieron numerosas sospechas. O la propiedad que otros regímenes tienen de clubes en Europa, como el Manchester City (EAU), PSG (Catar) o Newcastle (Arabia Saudí). Los conocidos como petrodólares han cambiado por completo el panorama del fútbol europeo como un vehículo político, al ser una herramienta de relaciones públicas.
La RFEF ha evitado en todo momento entrar en esta polémica y ha justificado esta elección en el impulso a “la transformación del país” y la “ayuda al desarrollo de la mujer en el fútbol”. “A nivel ético lo que estamos haciendo aquí es ayudando mucho al desarrollo de la mujer en el fútbol. El resto de cuestiones son cuestiones políticas que permanecen al margen del fútbol”, zanjó Rubiales durante la disputa de la pasada edición. García Cuervo daba este lunes, tras conocerse los audios, una justificación bastante más mundana a la elección de Arabia Saudí para disputar este torneo. “Es una exportación del fútbol español en Oriente Medio, un territorio que va a ser determinante para los votos del Mundial 2030”, aseguró. España pugna, en alianza con Portugal, por la organización del torneo de selecciones dentro de ocho años.
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