“España no ha aplicado las lecciones de Fukushima al regulador nuclear”
Nieves Sánchez Guitián (Las Palmas de Gran Canaria, 1965) quiere ser consejera del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) para “abrir las ventanas” y traer “transparencia” a la cúpula del organismo, del que es funcionaria desde 1991. Esta geóloga, hija de marino mercante, se postula en un momento clave, con la prórroga de las nucleares en el alero y sin una decisión sobre el almacén temporal centralizado (ATC) de residuos radiactivos de alta actividad, mientras el pleno del regulador debería ver sustituidos en los próximos meses a tres de sus cinco miembros, incluyendo al presidente, Fernando Marti.
Directora de la Escuela Nacional de Protección Civil del Ministerio del Interior de 2004 a 2009, fue una de las inspectoras que detectó en 2011 que la central nuclear de Ascó había perdido 233 residuos radiactivos, lo que se saldó con una sanción de 1,1 millones de euros y en una condena de la Audiencia Nacional a la planta por “negligencia”. Ahora, dice que quiere dar voz a los técnicos a los que representa al frente de la Asociación Profesional de Técnicos en Seguridad Nuclear y Protección Radiológica (ASTECSN), que preside desde su creación en 2015, muy crítica con la actual cúpula del regulador nuclear, controlada por consejeros nombrados por el PP.
Militante del PSOE, pertenece a la Ejecutiva del partido en Madrid, aunque “siempre con perfil bajo”. En su foto de perfil de Twitter, aparece junto al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Recibe a eldiario.es en una fría mañana en su casa en Madrid.
¿Se ha puesto en contacto con usted el Gobierno o el PSOE de cara a la renovación del CSN?
Deben estar trabajando en ello. No tengo ni idea de cómo lo están gestionando, si repartirán cuotas o con qué tipo de perfil contarán. No tengo información. Yo sigo con mi hoja de ruta, defendiendo en lo que creo ante mis compañeros, que me han elegido para intentar romper esquemas, cambiar cosas y lograr un nuevo consejo. Si me llaman, aquí estoy.
¿Qué representatividad tiene ASTECSN en el organismo?
En 2015, de las trece personas que componen la junta de personal del CSN, obtuvimos tres representantes; hay cuatro de CSIF, cuatro de CCOO y dos de UGT.
Desde que se creó, su asociación ha sido muy crítica con el pleno del CSN. ¿Cree que está capturado por las eléctricas?
Ya hace muchos años se empezó a hablar de desregulación, también en otros sectores: pasó en la crisis y la conclusión fue que no se puede desregular desde un Banco de España, porque se le vacía de sentido. En el sector nuclear, los regulados, que están ya privatizados aunque en sus inicios el Estado pudiera tener algo que ver con ellos, tienen más propensión a la contaminación económica, a la variable económica. Y el sistema necesita un regulador que anteponga el principio de precaución sobre cualquier otro. La desregulación ha llevado a malos derroteros en un contexto de envejecimiento de las plantas nucleares. Mientras, el presidente [Marti, primer secretario de Estado de Energía con Mariano Rajoy] insiste públicamente en que no es necesaria más regulación.
El ATC es un buen ejemplo de esto. Esa posición desreguladora fue la que primó para que no se pusieran unos criterios reguladores claros previos al proceso de elección de Villar de Cañas. Si esos criterios hubieran existido y a Enresa le hubieran dejado claro lo que el regulador iba a exigir, no estaríamos donde estamos. Es muy importante que esa transparencia se aplique en los procesos y ante los ciudadanos, para que la sociedad confíe en la energía nuclear.
Por eso, defendemos plenos públicos, donde estos criterios se puedan hablar, discutir, valorar, crear jurisprudencia. Que, si se aprueban unos criterios por adelantado, los ciudadanos puedan conocerlos antes y discutirlos, incluso en un proceso de alegaciones. Abrir las ventanas, ventilar las instituciones públicas, que se conozca la posición del pleno. Tradicionalmente la desregulación, que no es solo de este pleno, ha venido con el PP, y tampoco es que el PSOE haya tenido una personalidad diferente, aunque [Cristina] Narbona evidentemente fue una consejera muy distinta. La captura del regulador implica al final que nadie busque indicadores de independencia, no someterse a examen continuo porque no se hace nada públicamente y la transparencia no existe. Yo estoy en una posición completamente antagónica.
Ciudadanos pidió en el Congreso que se retransmitan los plenos del CSN. ¿Está de acuerdo?pidió en el Congreso que se retransmitan los plenos
Por qué no. A veces hay temas burocráticos que no son tan interesantes para la ciudadanía y que pasan por el pleno. Pero la aprobación de un proyecto de I+D para, pongamos, analizar el efecto de la dosis en mamografías, o un proyecto sobre protección radiológica ambiental para mejorar las mediciones en la red que tenemos instalada, por ejemplo, podría ser interesante para determinados ciudadanos si esos expedientes fueran discutidos por personas preparadas poder ver en qué se fundamentan esas decisiones. Y por qué no, a la hora de discutir y marcar los criterios de un emplazamiento… Eso enriquece al país. Esos debates públicos son buenos y aportan credibilidad al regulador. No digo que haya sesiones de cuatro horas aburridas, pero sí puede haber sesiones interesantes y abiertas y con gente sentada si quiere escucharlo, como en un ayuntamiento.
“No hay regulación para el almacenamiento geológico”
El retraso del ATC ha llevado a construir almacenes individuales de residuos en todas las centrales nucleares. ¿Hay que construir el ATC o ir a un almacenamiento geológico profundo (AGP) para guardar esos residuos?
Hace falta un debate y una estrategia nacional. Es preciso saber todos los hitos y completar el ciclo, porque hasta que el residuo no está en esa gestión final no se puede decir que se haya cerrado ese ciclo, y desde el punto de vista ético parece muy razonable que lo intentemos cerrar. Mi posición reguladora es que se debe abrir un debate de cómo se va a hacer esa estrategia, que la ciudadana esté informada, haciéndole partícipe, explicándole que esto debe tener una solución final, definitiva. La ciudadanía lo comprenderá más y será más transparente el uso de la energía nuclear. Le haremos ver que esto es lento, que tiene unas fases y que se está trabajando en todo.
Antes se pensaba que era mejor ir poco a poco, no hablar del AGP, y quedarse solo en la primera fase, el ATC: después ya veremos qué hacemos. Sin embargo, no existe regulación para conseguir cerrar el ciclo y avanzar en el almacenamiento geológico. Si yo ahora voy a un terreno y quiero hacer unas prospecciones no puedo decir que es para un AGP, la ley no me lo permite. Y otro tema pendiente es una estrategia nacional de gestión de residuos con un debate público y participación ciudadana, donde todas las partes estén sentadas y puedan opinar. El regulador en esto tiene que crear confianza.
El hecho de que el expediente de Palomares se trate como secreto de Estado no es positivo para el uso de la energía nuclear. Ahí ahora mismo no hay un problema de seguridad nacional: hay una zona contaminada con unos valores radiológicos y un material que hay que eliminar, que hay que llevarse a algún sitio. En la medida en que eso no se trabaje con transparencia, exponiendo a la opinión pública los datos, expresando en qué criterios me fundamento para decir que se tiene que limpiar, que eso va a tener este uso condicionado y que una vez que se limpie se va a chequear y garantizar que eso se hace bien… si todo eso se hace con transparencia, será más fácil creer en la gestión de los residuos radiactivos.
Otro aspecto pendiente es si se prorrogan o no las licencias de las nucleares. ¿Es viable un cierre escalonado a los 40 años como el que planteó el PSOE?
Ahí hay consideraciones de todo tipo, políticas, económicas, no solo reguladoras. Hay que tener una perspectiva de otro tipo. Creo que los tiempos marcan muchas veces las decisiones, y en estas cuestiones son lentos. Las plantas se construyen para vivir mucho tiempo y las bases de diseño deben cambiar, lo cual no es fácil, en la medida en que se incrementa el conocimiento técnico y científico. Cuando se decide construir Garoña, a principios de los 60, el conocimiento geológico de la tectónica de placas era mínimo. Lo que sabemos hoy sobre el movimiento sísmico nos permite tener mucha más calidad reguladora. Los procesos aquí son lentos, complejos, requieren de un conocimiento científico, técnico, no es fácil determinar que todas las plantas que se construyen más o menos en unos años se cierren muy rápido. Desmantelar rápidamente puede tener también más complicaciones reguladoras, todo eso hay que valorarlo. Que yo sepa, no existe un informe ahora mismo de posicionamiento del regulador al respecto, y sería bueno que lo hubiera.
En la IRRS [la misión a España que acaba de realizar el Organismo Internacional de Energía Atómica], una de las cosas en las que más se incide es en el desmantelamiento, junto con el almacenamiento y el tema del radón. Son variables que hay que regular. El CSN podría empezar ya a elaborar documentos sobre el desmantelamiento y a lo mejor apuntar hacia la necesidad de dar unos pasos que son suficientemente lentos como para que eso se tenga en cuenta en la decisión política, que tiene que estar enriquecida por una serie de cuestiones. Una de las patas es la reguladora.
Viajes de la dirección del CSN sin justificar
El informe de la OIEA solo habla de la necesidad de dotar de independencia económica al CSN, cuya politización ASTECSN ha criticado mucho.
Soy un poco malvada en esto y creo que la obsesión que tienen ahora en el CSN con la independencia financiera se debe más bien a las restricciones económicas impuestas en la Administración Pública, que por ejemplo limitan los viajes en ‘business’. Esta semana nos hemos enterado de un viaje a Bangladesh del presidente y la agenda no es pública. No sabemos qué va a hacer allí. También nos hemos enterado de otro viaje, parece ser que a un curso sobre liderazgo en México de la vicepresidenta (Rosario Velasco, del PSOE) con otra persona que paga el consejo. A nosotros nos aplican las normativas generales presupuestarias como a todo el mundo, el ejercicio económico tiene sus restricciones y sus problemas, pero no entiendo que la IRSS les haya ‘comprado’ este tema y no hablen de la otra independencia, para la que también hay indicadores que deberían tener en cuenta.
Por otro lado, la mayoría de las cosas que dice el informe del OIEA al consejo son sugerencias, mientras que al Gobierno se hacen recomendaciones, que tienen mayor relevancia. Y en algún tema tengo conocimiento de que lo inicial era una recomendación al CSN que el consejo pidió rebajar a sugerencias. Y se aceptó.
El OIEA recomienda al Gobierno que el Ministerio de Sanidad implante ya un plan de acción ante el gas radón. ¿Subestima España este problema?implante ya un plan de acción ante el gas radón
En este caso pasa lo de siempre: prima evitar la alarma social frente a una información transparente al ciudadano de los riesgos. Igual que con las inundaciones o el riesgo sísmico. Es bueno saber que vives en una zona con riesgo de radón. Ayuda a saber que debes ventilar tu vivienda o tenerlo en cuenta a la hora de reformarla o construirla. Es una información muy importante para todos. En esto, va todo muy lento porque, en mi opinión, falta un impulso desde el regulador. Es el que debe hacerlo, aunque es verdad que el Ministerio de Sanidad o Fomento están implicados. Pero el consejo debe coger las riendas cuando hay ya una directiva europea en vigor.
¿Cómo definiría el mandato del actual presidente del CSN?
Si quieres ser transparente y hacer sesiones públicas lo primero que necesitas es saber de qué estás hablando y tener conocimiento. Es un requisito básico. Luego además hay que querer que esto mejore. Este pleno ha tenido un nivel técnico bajo. No cumplían los requisitos para al menos atreverse con los temas a fondo. Su modus operandi se ha fundamentado en el autoritarismo, en mantener la cultura del miedo. Pedimos un procedimiento de gestión de discrepancias y el que se redactó es vergonzoso. Ni siquiera han querido asumir que el pleno tiene que decir algo ante una discrepancia, que para eso son cinco. Ellos mismos no han asumido que su propia misión como pleno, para lo que están, es esa. Si al final el que tiene que decidir es uno [el director técnico correspondiente], sobra el pleno. Hasta eso hemos llegado. No asumen sus obligaciones, porque no les interesa el tema, porque no quieren asumir responsabilidades o porque la materia les supera. Ha sido un pleno en el que el autoritarismo ha primado, con un comportamiento prepotente que no es acorde al conocimiento técnico y científico de la materia que se requiere. El resultado es un ambiente interno muy negativo.
¿Hay desmotivación del personal del CSN?
La hay, pero no han querido que se plasme en una encuesta. En todos los organismos reguladores que conocemos se hacen encuestas de clima laboral que sirven para la crítica interna y ayudan a mejorar procesos y gestionar mejor el conocimiento. Pero no se ha hecho esa encuesta que debería ayudar a reflejar ese problema de liderazgo que tenemos. Y el funcionario tiende en general a estar en su zona de confort, piensa: “Me siguen pagando todos los meses, estoy a gusto”… también hay que tener en cuenta esa variable.
“En el CSN no ha habido un técnico en el consejo”
¿Le beneficia o le perjudica su vinculación con el PSOE en sus aspiraciones para ser consejera?
No lo sé. Llevo muchos años militando porque he creído siempre en las ideas feministas y en la igualdad. Se me asignó la tarea de llevar el año pasado Emprendimiento, Ciencia e Innovación en Madrid, y eso me ha permitido conocer a mucha gente interesante en un momento importantísimo, en el que se está pidiendo más contribución del talento femenino. Mi perspectiva geológica me ayuda a entender el radón o aspectos como la vulnerabilidad de las plantas frente a riesgos externos o el cambio climático, con una filosofía abierta, democrática, sin miedo, dispuesta a plantear todo lo que sé para los ciudadanos.
En mi decisión tuvo una contribución importante mi suegro, [el jurista Rafael Mendizábal, expresidente de la Audiencia Nacional y exmagistrado del Tribunal Constitucional y el Supremo], que nos animó a vencer la inseguridad que tenemos muchos técnicos, que hemos sacado nuestra oposición y estamos en un mundo científico-técnico, a gusto con nuestros análisis, saliendo a algún que otro congreso, leyendo documentación internacional, aportando en la I+D. Es un trabajo bonito, interesante. El problema es no hay mucha gente que además de todo esto quiera que el pleno funcione, que haya unos medios de comunicación a los que se les informe, que se rompa esa carcasa del sector nuclear y la ciudadanía pase a tener un papel activo en un nuevo modelo de participación. Yo he decidido salir de esa zona de confort y decir: aquí estoy de candidata. Ningún compañero se atreve a dar este paso. Podrían estar a gusto siendo consejeros, y hay gente que se lo puede merecer más que yo. Pero yo he decidido decirle a los partidos: este es mi currículum, quiero ser consejera.
Que haya una posición técnica en el pleno sería bueno, igual que los jueces en su poder judicial tienen unas cuotas. Que en los 38 años de vida del CSN no haya habido un solo técnico entre sus consejeros indica un doble problema: de los técnicos, que no han querido nunca pasar a ese protagonismo, y de los políticos, que han creado una barrera con ellos. No hay reuniones con los técnicos donde los consejeros tengan un liderazgo cercano: unos señores aprueban lo que les van pasando los directores técnicos con cuentagotas y al final hay cosas que se quedan en los cajones y por las que nadie protesta, como ha pasado con los suelos contaminados.
No olvidemos que lo que ocurrió en Fukushima fue un problema de cultura. Analizando esa cultura ves que hay un respeto, una divinidad hacia la jerarquía que incapacita para levantar la mano y decir de una forma crítica: cuidado, ahí hay un problema esto no está bien. Aquí también ocurre, por miedo, por influencia del franquismo, por cultura social o por cultura política. Falta cultura política de los ciudadanos para participar o tomar decisiones. Se ve a los políticos como apestados y existe una barrera social ahí, que también existe en el regulador entre el funcionariado y el de arriba. En la medida en que el político no ejerza un liderazgo cercano y el técnico no tenga una vía para comunicar sus inquietudes más allá de sus cálculos, eso no funciona.
¿Qué lecciones de Fukushima no se han aplicado en España?
Las lecciones de Fukushima se han aplicado a las instalaciones nucleares, pero no al regulador, que sigue teniendo unos parámetros similares a los que tenía antes o incluso han empeorado por ese autoritarismo. Seguimos sin analizar a fondo el problema cultural que hay dentro del regulador y sin analizar nuestros propios procesos, si nos están llevando por el camino adecuado o no. Esa es la gran asignatura pendiente en España: aplicar las lecciones de Fukushima al regulador.