Las Kellys enseñan hasta la faja a Rajoy para denunciar sus condiciones laborales: “Ya no puede decir que no las conoce”
Las Kellys han entrado a La Moncloa este jueves con fuerza y se han saltado los protocolos para mostrarle a Mariano Rajoy cómo es el trabajo diario de las camareras de piso en los hoteles. La reunión a la que se comprometió el presidente del Gobierno, tras una petición de una senadora de Nueva Canarias, estaba marcada para 40 minutos “y hemos estado dos horas”, decía entre risas la presidenta la presidenta de la asociación que agrupa a estas limpiadoras, Miriam Barros. “Pero es que una compañera se ha levantado la camiseta y le ha mostrado a Rajoy cómo tenemos que ir fajadas a trabajar”, ha añadido. El balance que obtienen las cinco trabajadoras que se han encontrado con Rajoy ha sido positivo: “Le hemos impactado, ahora no puede decir que no sabe cómo es la situación que vivimos las camareras de piso”.
La rueda de prensa que han dado las cinco protagonistas, de diferentes regiones de España, junto a la senadora canaria María José López Santana, ha estado marcada por las risas, las lágrimas y las reivindicaciones que lleva difundiendo desde los orígenes del movimiento en 2014, con la creación de un grupo de Facebook. Ahora, cinco camareras de pisos han podido comunicar en La Moncloa al presidente del Gobierno cuáles son sus reivindicaciones. Principalmente: la denuncia de la externalización de la limpieza de habitaciones en los hoteles, que las empuja a peores condiciones laborales en subcontratas; la sobrecarga de trabajo que acaba con su salud; la falta de reconocimiento de las enfermedades profesionales ligadas a sus tareas diarias y la petición de la jubilación anticipadas.
“¿Ahora con qué cara va a votar en contra de nuestras mejoras laborales?”, decía una de las trabajadoras que ha podido hablar con el presidente. Rajoy recibe ahora a las Kellys después de que el PP haya rechazado varias iniciativas para mejorar sus condiciones. Uno de sus puntos de mira está en la proposición del PSOE para mejorar las condiciones de los trabajadores subcontratados. Para las Kellys, la propuesta se queda corta y defienden la prohibición de la externalización de servicios estructurales, como es la limpieza de las habitaciones, en el artículo 41.2 del Estatuto de los Trabajadores. Aseguran que Rajoy se ha comprometido a estudiar la medida.
“Esperemos que no se quede en la foto de moda”
Un grupo de camareras de pisos de varias regiones entraba en la sala de prensa del Senado más de media hora antes que sus compañeras que se han reunido con Rajoy. Hacían fotos a la sala y también selfies para dejar constancia de su presencia en este acontecimiento. “Hemos hecho un sacrificio grandísimo para venir hasta aquí, dejando a nuestros familiares y habiendo sacado un dinero para venir... Pero esperamos que al vernos a todas aquí, se haga en realidad un cambio y que nos escuche”, defiende Shirley Siles Vargas, de las Kellys de Baleares. A su lado, su compañera Antonina Ricaurte asiente y comparte “la gran ilusión” que también supone para ellas este viaje. “Esperemos que no se quede en la foto de moda”, apunta.
Los temores de que Rajoy utilice su reunión con motivos electoralistas y para cuadrar números para sacar adelante sus Presupuestos son compartidos por los sindicatos UGT y CCOO, que han denunciado que el presidente instrumentaliza la precariedad de las camareras de piso con fines políticos. Las organizaciones de trabajadores piden que, si hay propuestas reales de mejoras laborales para estas profesionales, las lleve a la mesa de calidad en el empleo en el sector de hostelería-turismo.
Las Kellys han sido muy críticas con los sindicatos mayoritarios y le han pedido a Rajoy que haga llegar sus demandas a esta mesa tripartita a la que no tienen acceso, por no ser una organización sindical con representación. “Le hemos dicho que en esa mesa están los mismos que nos han traído hasta aquí: la patronal, el sindicato, las instituciones”, denuncia Ángela, vicepresidenta de la asociación.
“Rajoy nos ha dicho que nadie le había hablado así”
La delegación que ha conseguido hablar con el presidente se ha mostrado “satisfecha” del encuentro, aunque no han conseguido arrancarle a Rajoy ningún compromiso concreto, más allá de que seguirá de cerca su situación, que trasladará a los agentes sociales y a las instituciones la información que le han comunicado y que tendrán en común una interlocutora: la senadora María José López Santana.
Las limpiadoras se han mostrado orgullosas de haber trasladado su rutina, sus problemas reales sin intermediarios, al presidente del Gobierno. “Nos ha dicho que nadie le había hablado así nunca, a excepción de María José”, ha contado Barros, que ha pedido al presidente que escuche a “más colectivos sociales, además de las Kellys”.
“Aguantamos medicadas y por la hipoteca”
Shirley Siles Vargas explica la rutina diaria de una camarera de piso: “Desayunas con el antiinflamatorio; a media mañana, algunas se toman un Redbull, para aguantar; a la hora de comer, si te da tiempo a comer, te tomas otro antiinflamatorio... Aguantamos medicadas porque es enorme la carga de trabajo que sufrimos. Y aguantas porque nadie te paga la hipoteca”. Antonina Ricaurte cuenta que ya lleva dos operaciones en el hombro: “Sigo trabajando y aún así me duele. La mutua me dice que no es una enfermedad profesional, que le podría pasar a cualquier persona... Como si no tuviera relación con el trabajo”.
Dentro de la Moncloa, una de las representantes ha mostrado a Rajoy su mano, afectada por una discapacidad debido a su labor, aunque su mutua no lo ha reconocido. “Es vergonzoso cómo nos están tratando los hoteleros, que al menos paguen si nos sobrecargan de trabajo, pero se lo cargan a la Seguridad Social”, ha afirmado María del Pilar Cazorla.
Los riesgos que asumen las camareras que denuncian las condiciones en los hoteles son muchos, aseguran las Kellys. Antonina Ricaurte perdió su puesto fijo en un hotel y ahora está trabajando como eventual, “con el miedo a llegar un día y que te den la carta de despido”. Siles Vargas cuenta que su impulso para denunciar la precariedad de las camareras parte de un momento, “en el que te da cuenta de que, si sigues aguantando, te vas a morir así. A lo mejor no las mejoras no las disfrutamos nosotras, pero para las que vengan”.