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La OIT advierte de que las medidas actuales para reducir la desigualdad entre hombres y mujeres son insuficientes

Imagen de archivo.

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Este 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, millones de mujeres están llamadas a la movilización para reivindicar sus derechos y combatir la desigualdad de género frente a los hombres. Este miércoles, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) les da un argumento más, que se puede sumar a los muchos que han recogido otras instituciones públicas y privadas. El organismo advierte de que las medidas actuales para reducir la desigualdad de género en el mercado laboral a nivel mundial “no son suficientes” y asegura que, de no cambiar de rumbo con nuevas iniciativas, “no se esperan cambios en los próximos años”.

No es la primera vez que la OIT dibuja un escenario desalentador sobre la desigualdad que enfrentan a diario las mujeres a nivel laboral. En un informe de 2016, sostuvo que, si no se actuaba, la brecha salarial de género tardaría más de 70 años en cerrarse por completo. Ahora, el organismo agranda el enfoque y aborda las diferentes brechas que afectan a las mujeres en el ámbito laboral: en la participación del mercado de trabajo, en el desempleo, el empleo informal, la pobreza laboral y desprotección social. Aunque no da una fecha concreta, alerta de que con las actuales políticas y medidas para combatirlas no se producirán mejorías significativas en el corto plazo, según sus proyecciones.

Estas conclusiones figuran en el informe 'Perspectivas Sociales y del Empleo en el Mundo: Avance global sobre las tendencias del empleo femenino 2018', publicado en la víspera del 8M. El documento incluye algunos datos sobre la desigualdad de género que se interpone en la vida laboral de las mujeres de todo el mundo. En cuanto a la brecha salarial, “en una muestra de países desarrollados, emergentes y en desarrollo, por ejemplo, se observa que las mujeres ganan, en promedio, el 20% menos que los hombres”, recoge el estudio.

Además, las mujeres no solo “tienen menos probabilidades que los hombres de participar en la fuerza del trabajo, sino que, cuando lo hacen, tienen también más probabilidades de estar desempleadas u ocupadas en empleos que están al margen de la legislación laboral”, reconoce la OIT. Respecto a las mayores opciones de caer en el desempleo que los hombres –la brecha de desempleo que podríamos llamar–, según las proyecciones del organismo hasta 2021, se refleja un “deterioro de la posición relativa de las mujeres en términos de desempleo observada en el último decenio”. Mientras que esta diferencia aumentará en los países en desarrollo y emergentes, para los países desarrollados la brecha se mantendrá más o menos estable.

El estudio también se detiene en el “empleo vulnerable”, que se consolida en todo el mundo. Este empleo se refiere a las personas que trabajan por cuenta propia o las que son empleados familiares auxiliares, con “más probabilidades que los de otras categorías laborales de estar en situación de empleo informal y vivir en la pobreza, y de tener un acceso limitado al sistema de protección social”, recuerda el informe. La OIT advierte de que las mujeres tienen “dos veces más de probabilidades” de ser trabajadoras auxiliares.

El techo de cristal también queda retratado: según las estimaciones más recientes, las mujeres representan menos de “una tercera parte de los cargos de dirección intermedia y superior en la mayoría de los países desarrollados, y menos del 5% de los cargos de dirección general de las empresas que cotizan en bolsa”. En España, hay 19 empresas del Ibex con una o ninguna mujer en su alta dirección.

La combinación de las brechas laborales también “provocan disparidades de protección social”. En este caso, la OIT subraya un ejemplo: la brecha en las pensiones. En España, es de un 37%. La menos participación en el mercado de trabajo, las diferencias en la remuneración respecto a los hombres y la mayor probabilidad de cumplir una carrera laboral con interrupciones, entre otros factores, explican que “se reduczan las tasas de cobertura de las mujeres y el nivel de su pensión, y en última instancia aumentan más el nivel de pobreza de las mujeres en la vejez respecto a los hombres”.

Todos los escenarios de desigualdad expuestos tienen poca solución con las recetas que conocemos en la actualidad, apunta la OIT, que recomienda incorporar nuevas medidas. Estas requerirán el esfuerzo “no solo de los gobiernos, los empleadores y los sindicatos”, apunta, sino que se deben incorporar “iniciativas que eliminen las exigencias desiguales que pesan sobre las mujeres”. Estas medidas integrales “específicamente para las mujeres” se encaminan, en los países en desarrollo y emergentes, hacia la transición del empleo informal hacia el formal y el impulso de la matriculación femenina, entre otras. Y, en general, el organismo considera que “hay mucho margen para mejorar el alcance y la efectividad de las políticas públicas de asistencia a la familia”, con servicios dirigidos a la infancia y el fomento de la corresponsabilidad.

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