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Joan Groizard, director del IDAE: “Probablemente España pueda adelantar a 2040 o 2045 el objetivo de un sistema eléctrico 100% renovable”

Joan Groizard, director general del IDAE.

Antonio M. Vélez

El mallorquín Joan Groizard (Palma, 1989) dirige el Instituto para la Diversificación y el Ahorro Energético (IDAE) desde septiembre, tras la dimisión de su antecesor, Joan Herrera. Grado y máster en Ingeniería de Energía y Medio Ambiente por la Universidad de Cambridge, inició su carrera política en Equo y lleva vinculado al IDAE, organismo dependiente del Ministerio para la Transición Ecológica, desde 2018, cuando fue nombrado director del área de Renovables. Antes, fue director general de Cambio Climático del Govern Balear y, en el sector privado, ha trabajado como ingeniero de energías renovables en la promoción y operación de proyectos eólicos y fotovoltaicos en Reino Unido y Francia.

Groizard, que atendió a eldiario.es el pasado sábado, tras un evento en la zona verde de la COP25, confía en que esta conferencia dé como resultado “políticas más ambiciosas” de lucha contra el cambio climático y reivindica la labor del IDAE como “punto de encuentro y debate” sobre la energía e impulsor de nuevas tecnologías.

¿Qué podemos esperar de esta COP?

Es verdad que no es una COP como fue la de París o la de Copenhague, que empezó con mucha ambición y expectativa y luego fue un fracaso. Sí es una COP crítica en el sentido de que el año que viene entra en vigor el Acuerdo de París y ya es la recta final, los últimos detalles y matices del reglamento que se tiene que poner en marcha.

Una de las expectativas era poder demostrar un incremento de la ambición en los objetivos del conjunto de los países. De momento, y aunque la COP no ha terminado, ha habido un poco de todo y sentimientos encontrados. No ha sido todo lo positivo en cuanto a grandes anuncios de las partes; y Estados Unidos sabemos por dónde va, aunque ha habido una participación muy significativa por parte de la presidenta de la Cámara de Representantes y ese país no es sólo su presidente, es también sus empresas, sus Estados, el propio Congreso.

Por otro lado, la manifestación del viernes en Madrid yo creo que es muy representativa: cada vez hay más movimientos y más gente implicada, muchísima juventud implicada. Y espero que esto en el corto plazo se traduzca de forma muy directa en políticas más ambiciosas y en objetivos más ambiciosos.

¿Qué puede aportar el IDAE al proceso de transición energética después de unos años difíciles para el organismo?

Han sido años difíciles para el organismo e incluso para el debate y para todo el sector energético en España. A veces se nos olvida, a mí me pasa, que hace año y medio el debate de política energética no era si el autoconsumo compartido es hasta 500 metros del punto de generación o un poquito más; era sobre si dejábamos cerrar o no las centrales de carbón. Ahora el debate es otro: cómo acompañamos a las personas implicadas en el cierre de esas plantas para que tengan oportunidades, o cómo nos aseguramos de que las renovables tienen impactos sociales positivos. En ese contexto, jugamos un papel clave por la parte más técnica, de asesoramiento en el Plan de Energía y Clima, que tiene todo un trabajo técnico detrás.

El IDAE es, entre otras cosas, ese gabinete técnico, entre comillas, para que las políticas sean respaldadas por datos. Pero también hace un trabajo de punto de encuentro para el debate energético. Hace una década, alguien podía ser experto energético en todos sus aspectos; hoy solo se puede ser experto en una cosa muy, muy concreta. El debate energético se ha socializado tanto, se ha ampliado tanto en lo tecnológico, en lo social, en lo político, que creo que nadie puede presumir de representar todos los aspectos. Nosotros queremos ser punto de encuentro y de debate para todo ese conocimiento y aprovechar, provocar e incluso reforzar el debate, porque esas soluciones solamente se alcanzarán hablando entre todos.

La tercera pata es clave, lo que puede hacer el IDAE como impulsor directo de políticas. Los primeros parques eólicos en España salieron porque IDAE invirtió, porque participó en ello. A día de hoy, la energía eólica no necesita impulso, pero hay soluciones como el almacenamiento o la gestión de la demanda y otras ya no técnicas, sino sociales, de participación social en la energía, que todavía no están despegando en nuestro país y que necesitan un impulso. IDAE puede aportar financiación e inversión como un socio más, ser un 'partner' o simplemente ofrecer el seguimiento y ayuda como un actor más para eliminar las trabas, los impedimentos que se vayan encontrando, y contribuir con ese trabajo de impulso de la transición energética.

El IDAE acaba de de sacar un procedimiento para la contratación de un estudio de prospectiva de cara a la futura Estrategia Nacional de Autoconsumo. ¿Qué potencial aproximado puede tener para la próxima década?

El autoconsumo está despegando de forma significativa; en el último año vimos casi 300 megas de autoconsumo instalado, y ahora estamos expectantes para ver los datos al cierre de 2019. Se está hablando de un mínimo de 400 MW al año: entre un 10% y un 20% de la nueva generación renovable podría ser de autoconsumo. Queremos hacer política basada en pruebas y que los objetivos que nos marquemos en esa estrategia nacional partan de números propios, en base a los estudios y estimaciones del propio sector y de varias consultoras.

En ese estudio propio que queremos hacer queremos ver cuál es el potencial técnico e incluirá una encuesta de percepción. Que en España quepan hectáreas de placas solares en tejados industriales, que probablemente salga eso, no me sirve de nada si no sé cuál es la predisposición de los propios industriales y propietarios a instalarlas, si las necesitan… Se trata de matizar, digamos, o complementar ese estudio teórico, técnico o potencial con la parte de percepción que nos permita luego tener políticas diseñadas para ellos. Por tanto, hay un potencial importante, de unos 400 megas al año como mínimo, de entre el 10 y el 20% de la nueva generación renovable. Pero queremos ver cuáles son las barreras psicológicas y de toma de decisiones y cómo las solventamos.

Hace unos días se conocían datos sobre el descenso de la curva de costes de la tecnología de almacenamiento de energía. Hace diez años probablemente era impensable lo que ha pasado con la fotovoltaica. ¿Es posible avanzar o adelantar ese objetivo del 100% renovable en 2050?

El compromiso que tenemos es que, como mínimo, como muy tarde, en 2050 tendremos en España un sistema eléctrico 100% renovable y ser una economía neutral en emisiones. El Plan de Energía y Clima habla de que en 2030 tendremos un 74% de electricidad renovable y probablemente podríamos adelantarnos cinco o diez años a ese objetivo de 2050.

En la proyección que hemos hecho tenemos la obligación de ser conservadores, de ser prudentes, de no vivir demasiado de nuevas innovaciones y de basarnos en la tecnología, en las proyecciones y las expectativas a día de hoy. Sin duda alguna, es posible llegar a ese 2050 que muy probablemente, con innovación, con inversión o la aportación, por ejemplo, de actores sociales que lo que buscan es más la parte energética, la parte ambiental y no solamente el factor económico, seguramente podemos llegar antes. Probablemente sí. Tenemos que trabajar para que así sea, pero a nivel de números oficiales, por decirlo así, tenemos la obligación de ser todo lo cautos posible mientras trabajamos para adelantar y superarnos. Siempre hablamos de objetivos de “al menos”, el Plan de Energía y Clima recoge los objetivos y aspiraciones, pero es un mínimo que habría que superar.

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