Las apuestas deportivas mueven el 40% de los 17.000 millones de euros que se juegan en internet en España al año
En 2018 se jugaron en España más de 17.000 millones de euros en apuestas online. Las compañías de apuestas invirtieron esos 12 meses 170 millones en publicidad. El sector del juego por internet en España mueve mucho dinero. Cada vez más. En solo cinco años, el promedio de jugadores online en nuestro país se ha triplicado, pasando de casi 280.000 en 2013 a más de 830.000 en 2018. También la inversión que los operadores realizan cada año para publicitarse se ha triplicado en el último lustro.
Juegos de casino como póquer, black jack o ruleta, máquinas de azar, apuestas hípicas... El universo del juego online ofrece modalidades para todos los gustos, y casi todas ellas han crecido en los últimos años, en términos de volumen de dinero jugado. Pero hay una clara favorita que arrasa sobre todas las demás: la de las apuestas deportivas en directo. Llegaron a mover hasta 527 millones de euros en noviembre de 2018.
Son datos de la Dirección General de Ordenación del Juego (DGOJ) sobre el mercado del juego online entre enero de 2013 y marzo de 2019, analizados por eldiario.es. La DGOJ, dependiente del Ministerio de Hacienda, es el organismo encargado de la regulación, autorización, supervisión, control y sanción del juego en nuestro país, un campo que actualmente se encuentra en auge y que genera un enconado debate político y social, con las asociaciones de víctimas del juego denunciando los peligros de lo que ya consideran una epidemia entre los jóvenes.
Más jugadores, más publicidad
Los datos personales y una tarjeta o cuenta bancaria asociada es todo lo que una persona mayor de edad necesita para registrarse en cualquiera los 81 operadores de juego online habilitados en nuestro país. Con una simple apuesta, el nuevo usuario pasa a engrosar la lista de “usuarios activos” de ese mes.
¿Cómo llega la Dirección General que regula las apuestas a calcular esta cifra? A partir de los datos que los operadores están obligados a proporcionar, “sin considerar si un mismo usuario está dado de alta en más de un operador”. Así, si una misma persona tiene varias cuentas (por ejemplo, una en bet365.es, otra en williamhill.es y una tercera en 888casino.es) y realiza al menos una apuesta en cada una de ellas, se contabilizará como tres usuarios activos ese mes.
En 2018, el promedio de jugadores activos fue de 833.525 personas. El triple que hace cinco años. Y la tendencia permite aventurar que este año volverán a batirse los récords: sólo en los tres primeros meses de 2019 (a fecha de publicación de este reportaje los últimos datos disponibles de este año incluían hasta marzo) el promedio del número de jugadores activos fue de 909.513.
La cifra de jugadores activos no es la única que se ha triplicado en el último lustro: también lo ha hecho la del gasto que los operadores destinan en conceptos de publicidad, patrocinio, bonos y afiliados. La publicidad inunda las parrillas de programación de radios y televisiones y está presente también en webs y diarios digitales que utilizan caras de deportistas y personajes famosos como reclamo. Representa cada año entre el 50% y el 60% de la inversión total de los operadores en estas áreas: pasó de 67,6 millones de euros en 2013 a 169,8 en 2018.
“Hasta 150 euros de bono de bienvenida”; ¡Pruébanos gratis! Solo por registrarte te regalamos 10 euros“; ”20 euros gratis ¡por la cara!“. Los operadores de juego han encontrado en los bonos un buen reclamo para atraer nuevos usuarios: según los datos de la DJOG, las casas de apuestas han casi cuatriplicado su inversión en bonos en el último lustro. Si en 2013 fue de 30,5 millones de euros, cinco años después se disparó hasta los 116,2 millones de euros.
Las retransmisiones deportivas están repletas de llamadas a apostar con locuciones que en ocasiones llevan a cabo los mismos periodistas que informan de los partidos de fútbol.
El debate de la regulación
Aunque no se trata de un debate nuevo, la proliferación de las casas de apuestas, su especial impacto sobre los barrios más desfavorecidos, la reducción de la edad media del ludópata a 34 años, o la reacción de colectivos sociales y vecinales contra los locales de apuestas, entre otros factores, han situado al de la regulación del juego y su publicidad en el epicentro del debate político y social en nuestro país.
En este contexto, el acuerdo para los Presupuestos Generales de 2019 firmado en octubre del año pasado por PSOE y Unidas Podemos planteaba en su punto 13.1 “Aprobar una regulación de la publicidad del juego de azar y apuesta en línea de ámbito estatal similar a la de los productos del tabaco”.
Diez meses después, la inmensa mayoría de los equipos de fútbol de Primera y Segunda División lucen en sus camisetas los logos de las distintas casas de juego y proliferan los sumarios judiciales que investigan amaños de partidos. La Operación Oikos supuso la detención de varios exjugadores acusados de integrar una red para manipular los resultados.
La última polémica tuvo lugar este mismo verano, cuando el exministro de Justicia, Rafael Catalá, regresó al grupo Codere (esta vez como asesor global de relaciones institucionales), donde ya fue secretario del consejo de administración hasta 2011, antes de entrar a formar parte del ejecutivo de Mariano Rajoy.
Desde la Federación Española de Jugadores de Azar Rehabilitados (FEJAR), aspiran a que la actividad del juego, tanto online como presencial, se considere como “un asunto de salud pública”. Para su director técnico, Juan Lamas, la publicidad del juego “favorece la inmersión de la población en esa actividad”. Y añade: “ahora mismo el debate no es sobre la ludopatía sino sobre el tipo de ocio y el modelo de entretenimiento que estamos trasladando a la población”.
Carlos Hernández, socio de Mercados Regulados del despacho RCD y ex director general de la DGOJ entre 2013 y 2016, defiende que “el juego es una actividad de ocio que debe ser regulada para garantizar que los efectos colaterales que pueda generar sobre la salud pública sean adecuadamente minimizados”.
Para ello, Hernández considera que el “instrumento regulatorio fundamental” es la publicidad, ya que permite “canalizar hacia el entorno legal la demanda y la oferta del juego online”. Por este motivo, valora el experto, “una equiparación del régimen jurídico de la publicidad del juego a la del tabaco implica en la práctica una prohibición de dicha actividad”, lo cual podría “generar un efecto contrario a lo que se pretende”.
17.000 millones de euros apostados en 2018
En el podio de los juegos que más han crecido en los últimos años se encuentran las apuestas deportivas, las máquinas de azar y la ruleta. Los españoles se jugaron en eventos deportivos el año pasado casi 5.000 millones de euros más que en 2013; las cantidades jugadas en las tragaperras se multiplicaron por nueve (algo más de 3.000 millones de euros más que en 2015, cuando empiezan a contabilizarse); y por cuatro en la ruleta.
Desde 2015 (cuando la DGOJ las empieza a contabilizar por separado) las apuestas deportivas en directo suponen cada año en torno al 30% del total del dinero apostado en la red. Son, con diferencia, la modalidad en la que más dinero arriesgan los jugadores. Sólo en el mes de noviembre del año pasado se apostaron más de 527 millones de euros en eventos deportivos en vivo, una cifra nunca antes alcanzada.
Lejos de circunscribirse al tradicional escenario de bares y cafeterías, las máquinas de azar —popularmente conocidas como tragaperras— también triunfan en internet. Son el segundo juego que más dinero mueve entre los usuarios españoles. La ruleta en vivo y las apuestas deportivas convencionales se disputan desde comienzos de 2017 el tercer puesto, seguidas de la ruleta en vivo y los diferentes tipos de póquer.
El peso del fútbol: las apuestas caen en verano
La tendencia general es clara: el juego online cada año atrae a más usuarios y mueve más dinero. Pero, además, las oscilaciones de los datos mensuales revelan otra tendencia: la estacionalidad del mercado del juego. No se apuesta igual en primavera-verano que en otoño-invierno.
Estas variaciones se aprecian especialmente bien si analizamos las cifras de las cantidades jugadas: las apuestas caen en junio-julio (cuando acaban las ligas nacionales) para remontar en agosto-septiembre (en que vuelven las competiciones) y alcanzar su pico máximo en el último trimestre. Al menos así lo han hecho desde 2013.
¿El motivo? Aunque no es posible establecer una correlación causa-efecto directa, fuentes de la Dirección General apuntan a un factor de gran influencia: esas apuestas deportivas, que mueven cada año en torno al 40% de todo el dinero que los españoles arriesgan en internet.
“Es necesario tener en cuenta el alto grado de dependencia de este producto con la celebración de los distintos eventos deportivos”, indican las mismas fuentes. “Así, el inicio de LaLiga, la celebración de un evento de especial relevancia como la Copa Mundial de Fútbol o los Juegos Olímpicos o la participación de algún equipo o deportista español en un torneo de singular importancia, tienen un reflejo directo en el comportamiento del mercado”.