Este viernes será el primero en casi dos décadas que Pablo Isla no estará obligado a ir a Arteixo, la sede de Inditex. Llegó a la dueña de Zara en 2005 como consejero delegado y se va como presidente ejecutivo, cargo que ocupa desde 2011. No será un adiós sin recompensa.
Isla deja Inditex llevándose 23 millones de euros. No los recibe por el trabajo realizado en estos años -por el que ya ha percibido más de 100 millones, entre diferentes conceptos, incluido un plan de pensiones-, sino como indemnización y porque no podrá trabajar para la competencia hasta mediados de 2024. Pero puede y seguirá trabajando, aunque sea en otro sector. “No me voy a retirar pero no puedo decir nada más”, aseguró a los medios hace un par de semanas, en su última rueda de prensa como presidente.
Esos 23 millones también suponen reavivar una práctica habitual entre las grandes cotizadas, la de abonar grandes sumas a sus altos directivos en caso de cese o marcha voluntaria. Cifras que suelen ser aún más altas cuando se jubilan y rescatan los planes de pensiones que les construyen las compañías.
Es cierto que las salidas de grandes directivos del Ibex, como ha ocurrido con las retribuciones y las jubilaciones, se ha atenuado durante los años de pandemia, aunque las ha habido. Así sucedió con Indra y Fernando Abril-Martorell. En mayo de 2021 fue cesado como presidente ejecutivo de la firma de tecnología y defensa. Se llevó cerca de seis millones. De ellos, 3,1 fueron en concepto de indemnización, 2,3 por “no competencia”, además de un finiquito de 750.000 euros.
La banca concentra los relevos
En estos años ha habido otras salidas que no se han desglosado, como la de Rami Aboukhair. Considerado mano derecha de Ana Botín, fue consejero delegado de Banco Santander en España y responsable del negocio de tarjetas del grupo. Dejó la compañía a finales de 2021 y su indemnización estaría dentro de los 37 millones de euros que la entidad abonó el pasado año, como prestaciones por cese de contrato, a un total de 38 directivos.
También hay sumas que se han pagado a directivos cuya relación contractual ha sido, cuanto menos, efímera y que han acabado en los tribunales. Es el caso, también en el Santander, de Andrea Orcel. El banquero italiano recurrió a los tribunales su fichaje fallido en 2018. A principios de este año, el juzgado de primera instancia número 46 de Madrid situó en 51,4 millones (16 millones menos de lo contemplado inicialmente) la indemnización que debe pagarle la entidad financiera, al entender que la oferta laboral era válida. De esa cifra, más de 18 millones son en acciones del banco.
Santander no está solo en la banca a la hora de tener que tirar de balance para pagar a directivos. En gran medida, porque el proceso de consolidación que vive el sector financiero ha agitado las cúpulas y provocado ceses.
En Bankia, su integración con Caixabank conllevó la salida de José Sevilla, que había ejercido como consejero delegado. Al ser una entidad rescatada y participada por el Estado, el pago por su adiós fue significativamente menor: dos anualidades de sueldo. En total, un millón de euros. Sevilla no se ha jubilado, esta misma semana la junta de accionistas del banco de inversión Renta 4 ha dado vía libre a su nombramiento como consejero. Tampoco se ha jubilado Jordi Gual, que fue presidente no ejecutivo de Caixabank antes de la integración y que se mantiene activo en el grupo como presidente de la aseguradora VidaCaixa.
Quien sí se ha retirado de actividad diaria en la banca es Jaime Guardiola, aunque busca presidir el 'lobby' del empresariado catalán Cercle d’ Economía. El ex consejero delegado de Sabadell rescató el pasado año su sistema de ahorro. En total, casi 23 millones de euros ligados a su jubilación.
Los 23 millones de Guardiola por su jubilación y los otros tantos que cobrará Pablo Isla por dejar de trabajar en Inditex y no irse con la competencia están lejos de las cifras que se llegaron a alcanzar en la banca. En 2002, el Banco Santander pagó la cifra récord hasta el momento en España: los 108 millones de euros que cobró Ángel Corcóstegui entre plan de pensiones e indemnización. Por detrás de él, su sucesor, Alfredo Sáenz, que una década después cesó en el cargo y percibió 88 millones. También, Francisco González, con más de 100 millones de euros al dejar la presidencia de BBVA en 2018.
Tras cada crisis, una recuperación
Tras la crisis financiera que se inició en 2008, los pagos millonarios por dejar voluntariamente una empresa, sin jubilarse, se ralentizaron y volvieron a acelerar en los años previos a la pandemia.
En 2019 salió de Endesa Borja Prado. Solo por su adiós como presidente cobró más de 14 millones de euros. De ellos, 9,6 millones en concepto de indemnización y 3,2 por no competencia en otra eléctrica. Actualmente, Prado es el presidente del grupo audiovisual Mediaset.
Ese mismo año, Íñigo Meirás, hoy consejero delegado de Logista, dejó ese mismo puesto en Ferrovial. Percibió 11,3 millones como compensación por dejar en el cargo. Y una jubilación aún más alta en cuantía, la del secretario del consejo de administración de Repsol que, en el año previo a la COVID-19, se llevó más de 19 millones por su retirada.
Ahora, en plena tormenta económica por las consecuencias de la guerra en Ucrania y la incertidumbre de qué pasará en el futuro, la mayor cotizada española cambia de dirección.
El adiós de Isla llega con el relevo en la presidencia, que queda en manos de Marta Ortega. En este caso, la multinacional ya ha desvelado su sueldo. Cobrará un millón de euros y no tendrá otras remuneraciones adicionales ni incentivos. En concreto 900.000 euros por ser presidenta no ejecutiva y 100.000 por su puesto en el consejo de administración. Sobre el papel, quien mandará en la empresa será el consejero delegado, Óscar García Maceiras. Ganará, según ha indicado Inditex a la CNMV, 2,5 millones al año, además de un bonus de hasta 3,75 millones y el plan de pensiones.
De momento, su retribución está lejos de la percibida por Isla en estos años. Coincidencia o no, en el día de su despedida vio como Inditex dejaba de ser la compañía española con más valor en bolsa. Este jueves ha sido superada por Iberdrola. La eléctrica vale 63.861 millones de euros, frente a los 61.647 de la dueña de Zara. Solo desde que Rusia invadió Ucrania, el 24 de febrero, lo que le obligó a cerrar sus tiendas en ambos países, Inditex ha perdido más del 19% de su valor en el parqué, está en cotización más baja desde 2014.