¿Existen en los aeropuertos españoles los 17 aviones abandonados que reconoce Aena, o esta cifra asciende a los 70 aparatos que calculan las empresas que aspiran a quedarse con el negocio de su desguace? Aunque resulte sorprendente, ambas cifras resultan compatibles y forman parte de un grave problema ecológico, no sólo en España, sino en todo el mundo, al que hasta la fecha ni las autoridades aeroportuarias, ni los fabricantes de aviones, ni las compañías aéreas han sabido o querido dar una solución de acuerdo con criterios de sostenibilidad medioambiental.
La Asociación Carbon Composites e.V. prevé que 8.500 grandes aviones comerciales, con una media de 20 toneladas de composites por unidad, se retirarán del servicio desde hoy hasta el año 2025. Las técnicas de obsolescencia programada aplicadas a las aeronaves, su fabricación intensiva en materiales compuestos (CCeV) para aligerar peso y las exigencias de reducción del gasto de combustible para lograr rentabilidad, vaticinan que el calculo de CCeV se verá superado por la realidad.
Esta descomunal operación de relevo tendrá como consecuencia la producción de 495.000 toneladas de chatarra compleja, que incluye cantidades ingentes de componentes tecnológicos y un volumen de 170.000 toneladas de fibra de carbono, que solo se puede reciclar con procedimientos específicos.
Pero la falta de sensibilidad ecológica de los responsables políticos, la ingeniería financiera que se han extendido a las fórmulas de adquisición de aparatos por las aerolíneas (que dificulta la identificación de sus propietarios reales) y la ausencia obligaciones y sistemas reglados de desguace, han provocado que nos encontremos con una práctica demasiado común en el final de la vida útil de las flotas: el abandono de aviones que convierte a muchos aeropuertos en basureros improvisados de chatarra y materiales compuestos.
Encadenamiento de quiebras
Encadenamiento de quiebras A lo largo de los últimos cinco años de crisis económica un número superior a 20 compañías aéreas han ido a la quiebra en España. En la lista se encuentran, entre otras, Air Madrid, Air Comet, Spanair, Futura, Quantum (anteriormente había quebrado como Aebal), Andalusair, Air Almería, Pronair, South Atlantic, Regional Wings, Vising Operaciones, Air Asturias, Lagunair, Air Catalunya, Prima Air, LTE, Bravo Arlines, Gadair, Hola Airlines, Air Class Airways o Girjet.
La flota de aviones comerciales en España con más de 50 plazas ha quedado reducida hoy a unos 350 aparatos, cuando en los días de gloria llegó a acumular unas 450 unidades. El brutal encadenamiento de quiebras de aerolíneas durante el último lustro y la vejez de los aparatos que operaban ha provocado que un 20% de este parque se haya visto involucrado en situaciones concursales, de ejecuciones por impago, tutelas judiciales, sin que sus activos voladores pudieran venderse para saldar deudas pendientes.
En el terreno práctico ese largo e intrincado laberinto legal se traducido en una larga colección de aeronaves que, en los estados y colocaciones más extrañas, permanecen aparcados indefinidamente en plataformas y en pistas secundarias de buena parte de los aeropuertos españoles, sufriendo un lamentable proceso de deterioro.
Aviones sin dueño
Aviones sin dueñoFuentes de Aena han informado a eldiario.es que los aviones oficialmente abandonados en los aeródromos de red pública española oscilan entre 15 y 18. Esta cifra es compatible con la de 70 aparatos indefinidamente aparcados en sus instalaciones que manejan fuentes del sector del reciclaje de materiales compuestos. La página web de la propia Aena nos da una pista sobre las causas que provocan la diferencia entre los registros oficiales de aviones abandonados y las estimaciones empresariales.
En un apartado dedicado a responder preguntas frecuentes, aena.es informa de que en España no existe ningún cementerio de aviones y que tampoco hay un censo de aviones abandonados. Reconoce, no obstante, que una serie de aparatos que llevan varios años sin moverse del mismo lugar en los aeropuertos de su red no pueden calificarse como ‘abandonados’ porque “pertenecen a distintas empresas, ya sean compañías aéreas, empresas de leasing, bancos, intervenciones judiciales, compañías de seguros, acreedores, etc”. Fuentes de Aena dijeron que mientras que el responsable de una aeronave aparcada en sus instalaciones “pague las tasas de estacionamiento” o, en su defecto, justifique el impago por estar inmersa en un procedimiento judicial, no se puede considerar que se trate de un avión abandonado.
Aena recuerda que está obligada a seguir un procedimiento específico (artículos 137 y siguientes de la ley de Navegación Aérea que se remonta a 1960) para proceder a retirar un avión de sus instalaciones. La norma establece que “ante el presunto abandono de una aeronave” puede darse la circunstancia que el titular sea conocido o desconocido. En ambos casos se intenta identificar y localizar al propietario mediante edictos. “Transcurrido un año desde la fecha de inicio del expediente sin que el propietario la reclame, se estima la presunción de abandono y entonces la aeronave puede ser vendida en pública subasta”.
Ante la laxitud de esta normativa parece que a los titulares de los aviones obsoletos les trae a cuenta desentenderse de sus aviones.
Aeropuertos vertedero
Aeropuertos vertederoDe acuerdo con testigos e informaciones de prensa, podemos afirmar que al menos en tres de los aeródromos más importantes de la red pública existen situaciones de aparatos manifiestamente abandonados que llevan años sin que se haya producido su retiro.
En Madrid-Barajas cualquier pasajero puede contemplar en las pistas auxiliares el estado de ruina de tres aparatos de hélice Beagle, de un anciano DC3, de cuatro aeronaves de negocios y de un aparato McDonnell Douglas de Spanair.
En El Prat de Barcelona están a la vista un aparato de la empresa Pronair, un McDonnell Douglas de Iberia y cuatro aviones de hélice de Seur.
En Valencia, cinco Airbus 300 de Iberia y un Jumbo pintado con los colores rosa de Pronair han constituido más de diez años el particular cementerio del aeropuerto de Manises. Ahora solo quedan dos A-300 y el Jumbo.
El aeropuerto de Sabadell, con una actividad operativa menguante, es de hecho un vertedero de aviones con más de 20 aparatos abandonados producto de la quiebra de empresas de escuelas de pilotos.