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La alimentación saca pecho en la cumbre de la CEOE y pide fomentar el consumo nacional

Los representantes del sector agroalimentario se han reunido hoy en la cumbre de la CEOE. Es de los que menos tocados salen de la pandemia: las empresas han mantenido la producción y solo se han visto afectadas por el cierre de la hostelería. Así que el tono de la reunión no ha sido tan duro como el del turismo o la automoción, que cuenta con fabricar este año unos 700.000 coches menos de lo previsto.

Los empresarios de la alimentación han repetido los mantras del resto de jornadas —flexibilización de los ERTEs, seguridad jurídica, no subir los impuestos—, han sacado pecho por el buen funcionamiento de la cadena durante el confinamiento y han pedido que se fomente el consumo de producto nacional, principalmente de vino y de pescado (entre los ponentes estaba el presidente de las bodegas Matarromera y el secretario general de Cepesca). También que se invierta en infraestructuras: tanto digitales como físicas, para poder vender mejor 'online' y acercar a productor y consumidor.

“Nos preocupa el Brexit y cómo va a afectar a la industria de alimentación y bebidas. También la relación con Estados Unidos y las tasas agroalimentarias. Necesitamos una buena gestión de los acuerdos de comercio”, ha reconocido Tomás Pascual, presidente del Grupo Pascual. Pascual también ha incidido en la necesidad de la colaboración público-privada y ha advertido del efecto de posibles medidas fiscales. “Cuidado con los incrementos de impuestos: eso impacta directamente en la renta de los ciudadanos. Y necesitamos que la gente se anime a consumir”.

Tomás Fuertes, presidente del Grupo Fuertes (entre cuyas marcas se encuentra El Pozo) ha animado a la gente a emprender. “Hay que resaltar la figura del empresario. Ser empresario es muy sencillo, está al alcance de todas las personas. No hacen falta los estudios de un médico o un ingeniero: las puertas están abiertas. Animo a que aparezcan vocaciones empresariales que tiren del carro”. Carlos Moro, presidente de Matarromera, ha insistido en la necesidad de “completar la red de telecomunicación” y carreteras. “Hay que apoyar todos los nuevos sistemas de comercio. La omnicanalidad está más presente que nunca: comercio electrónico, 'marketplaces', comercio a través del turismo... Todo eso tiene un gran potencial”.

En líneas similares se ha expresado el presidente de Campofrío, Paulo Soares, cuya intervención ha sido constructiva. Además del fomento de la compra online, ha pedido apoyar la educación, la investigación de mercado para que España gane competitividad y “un salto” en la formación. También ha destacado la buena colaboración entre proveedores y clientes durante la crisis.

Los más políticos

El presidente de Ebro Foods Antonio Hernánez, uno de los mayores productores de arroz del mundo, ha sido probablemente el más político en su intervención, cargando contra el Ingreso Mínimo Vital recién aprobado por el Gobierno.

“El Gobierno debería hacer un apolítica fiscal inteligente, no exclusivamente distributiva. Cuando se habla de renta básica, todos estamos de acuerdo en que no se puede permitir que nadie pase hambre. Pero las políticas de renta básica permanente consiguen adoctrinar a gente que se acostumbra en la ociosidad y no en la generación de valor”, ha dicho. “La dignidad de la persona necesita un trabajo y no un subsidio, que crea dependencia y falta de libertad”. Para terminar, Hernández ha pedido a los políticos que “escuchen” a los empresarios. “Decimos las cosas de verdad y con lealtad, no por interés”.

El presidente de Asaja, la organización del campo adscrita a la CEOE, ha recuperado la polémica de hace unos días entre Agricultura y Trabajo y ha dicho que “no se puede alarmar diciendo que todavía tenemos esclavitud: es una irresponsabilidad, mentira y demagogia”, ha dicho. “Lo que queremos es que nos dejen en paz. Que nos dejen trabajar y que hagan lo que tienen que hacer, defendiendo el sector agrario”. También ha señalado que el campo ha tenido “problemas” con la mano de obra local y que ha conseguido “a trancas y barrancas” que las cosechas se recojan. La realidad es que el llamamiento a la desesperada que hicieron organizaciones como Asaja, diciendo que no había mano de obra suficiente, ha provocado que este año haya más temporeros durmiendo en la calle que nunca.