El presidente de la Comisión Europea (CE), Jean-Claude Juncker, ha asegurado hoy al Parlamento Europeo, a propósito del llamado caso 'LuxLeaks¡, que durante su época de primer ministro de Luxemburgo no tuvo conocimiento de ilegalidad alguna. “No tengo conocimiento de ninguna práctica ilegal en Luxemburgo”, señaló Juncker, quien sí reconoció que “quizá sí hubo un exceso de ingeniería fiscal en Luxemburgo, como en otros países”.
El presidente de la CE compareció hoy en el último momento ante el pleno del PE para dar explicaciones sobre el caso bautizado por los medios como LuxLeaks sobre los acuerdos secretos de Luxemburgo con centenares de multinacionales para minimizar su factura fiscal.
Los grandes grupos políticos habían aceptado modificar la agenda para un debate sobre evasión fiscal sin la presencia de Juncker, a pesar de que el caso se relaciona con el líder del Ejecutivo comunitario, ya que los hechos se retrotraen a la época en la que él era primer ministro luxemburgués.
En un primer momento los comisarios europeos de Competencia, Margrethe Vestager, y de Asuntos Económicos, Pierre Moscovici, iban a representar a la CE en el debate extraordinario sobre evasión fiscal a la luz del caso LuxLeaks.
“Ante las dudas surgidas y aunque no se me haya pedido, he considerado adecuado intervenir aquí hoy”, afirmó Juncker.
El presidente de la CE también apareció por sorpresa en la conferencia de prensa diaria del organismo para asegurar que “no hay ningún conflicto de intereses” por ese caso, que se desarrolló cuando él era primer ministro de Luxemburgo, y su actual cargo, teniendo en cuenta que la Comisión está investigando algunos de estos acuerdos (en particular los concluidos con Fiat y Amazon). “No entiendo por qué se habla de Juncker contra Juncker”, ha apuntado.
Juncker ha sostenido que siempre ha sido “muy sensible a la competencia fiscal injusta” y que, desde 2010, su Gobierno empezó a adoptar medidas para corregir la situación siguiendo los dictámenes del grupo de trabajo sobre fiscalidad del Ecofin. “Es erróneo decir que Luxemburgo no adoptó ninguna medida”, ha dicho.
“No hay nada en mi pasado que indique que mi ambición era organizar la evasión fiscal en Europa”, ha asegurado el presidente de la Comisión. “Si, debido a la interacción entre legislaciones nacionales diferentes, (estos acuerdos) condujeron a una situación de no pagar impuestos (por parte de las multinacionales), entonces lo lamentaría”, ha asegurado.
“No soy el arquitecto del modelo luxemburgués porque ese modelo no existe”, ha insistido. Ha explicado que en Luxemburgo el Gobierno no puede dar instrucciones a la administración fiscal, que es autónoma. “Soy responsable políticamente de lo que ocurrió”, ha admitido. Pero ha agregado que ya no puede dimitir como primer ministro de Luxemburgo y que sigue considerándose “adecuado” para dirigir la Comisión.
El presidente de la Comisión ha reiterado su compromiso de luchar contra el fraude y la evasión fiscal y ha anunciado dos iniciativas concretas. En primer lugar, Bruselas reactivará los trabajos para crear una base común del impuesto de sociedades por considerar que con ella “desaparecerán buena parte de las posibilidades de ingeniería fiscal”.
El Ejecutivo comunitario propondrá además una directiva sobre intercambio automático de información sobre acuerdos fiscales que obligará a los Estados miembros informar de manera inmediata al resto de socios sobre cualquier decisión fiscal anticipada sobre multinacionales que aprueben.
Los acuerdos secretos fiscales entre Luxemburgo y casi 340 multinacionales -entre ellos Pepsi, IKEA, AIG, Coach o Deutsche Bank- fueron revelados por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ).