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Los anuncios de China y Tesla muestran una volatilidad de las criptomonedas que preocupa a los supervisores

Diego Larrouy

24 de mayo de 2021 22:48 h

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El estallido de las criptomonedas ha llegado finalmente en 2021. El activo que habitualmente se toma de referencia, el Bitcoin, no dejó de crecer desde el comienzo del año y llegó a duplicar su valor en las primeras semanas de este curso. Sin embargo, víctima de la propia volatilidad y de la especulación que han aupado a estos activos, en un solo mes ha perdido casi la mitad de su valor. Elon Musk, fundador de Tesla, y las nuevas restricciones en China han provocado un desplome de su valor, constatando las advertencias sobre los riesgos de inversión en estos activos que han lanzado distintos supervisores, también en España.

El valor de un Bitcoin llegó a su máximo valor en abril de este año, cuando superó los 63.000 dólares. En las últimas semanas se ha anotado un descenso prácticamente continuado hasta tocar la madrugada del domingo al lunes, los 34.486 dólares. Al contrario de lo que ocurre con la Bolsa, que cotiza de lunes a viernes, este tipo de activos no deja nunca de cotizar, por lo que el precio está cambiando en todo momento. Solo este domingo, el Bitcoin se apuntó una caída del 13%. Los fines de semana son especialmente volátiles para este tipo de activos, ya que menos operaciones provocan mayores cambios en el precio.

Una evolución a la baja también la han tenido otras criptomonedas que están actualmente en funcionamiento. La misma tónica siguió el ether, la segunda criptomoneda más utilizada, que bajó el domingo casi un 16 % y perdió el nivel de los 2.000 dólares.

Más allá de esta caída puntual del domingo, que puede estar provocada por el factor del fin de semana, la tendencia de las últimas semanas muestran una deriva a la baja en esta criptomoneda. Todo comenzó por el fundador de Tesla, Elon Musk. El multimillonario estadounidense se ha convertido, solo en lo que va de año, en el gran impulsor del precio de este tipo de activos y en el que ha provocado su desplome. Si en febrero anunció la inversión de 1.500 millones en bitcoin, y su precio se disparó; en mayo ha anunciado que Tesla no aceptará las criptomonedas para la compra de sus vehículos por su huella medioambiental, y su precio se desplomó.

En este caso, la decisión del fabricante de automóviles y baterías no ha sido la única que ha jugado a la contra de estas monedas. Los analistas apuntan a otra causa para explicar el desplome de los últimos días en el Bitcoin. China anunció en su momento una prohibición a sus instituciones financieras de ofrecer servicios de inversión en criptomonedas y el viernes tomó medidas enérgicas contra su minería e intercambio. Las autoridades del gigante asiático llevan tiempo solicitando una mayor regulación sobre este tipo de activos.

No ha sido la única autoridad nacional que ha expresado en los últimos días la necesidad de una mayor vigilancia sobre estas criptomonedas. El Departamento del Tesoro de EEUU, dirigido por Janet Yellen, defendió la semana pasada que estos activos, como el bitcoin, “facilitan” actividades ilegales como la evasión fiscal. Por ello, anunció que exigirá que transacciones de más de 10.000 dólares sean comunicadas a la hacienda estadounidense. Aunque reconoce que suponen “una pequeña parte de las actuales transacciones de negocios”, el comunicado del organismo advertía que “esta exigencia es necesaria para minimizar los incentivos y oportunidades para mover ingresos fuera del régimen de información”.

Sin embargo, como ocurre actualmente en el mercado de las criptodivisas es complicado poder hacer una foto fija que no cambie con el paso de las horas, fruto de la fuerte volatilidad de estos activos. Durante este lunes se anotó un rebote importante que alcanzó el 11%. “El mercado de las criptomonedas trata de rebotar después de su fuerte caída. El bitcoin se ha visto fuertemente golpeado durante el fin de semana después de la represión de China contra la minería (de las criptodivisas) y el comercio de esta criptomoneda como parte de los esfuerzos en curso para prevenir riesgos especulativos financieros”, explica Sergio Ávila, analista de IG, en un comentario.

Javier Molina, analista de eToro, señalaba este lunes que “es probable pasar a una zona de cierta consolidación en ese gran rango de los 30-40.000 dólares. El inversor debe entender dónde invierte”. Simon Peters, también de eToro, añadía que “Bitcoin y Ethereum han subido desde los mínimos observados durante el fin de semana, ya que los compradores vuelven tras una venta generalizada que ha hecho que muchos criptoactivos reduzcan su valor a la mitad”. “En las últimas dos semanas se ha producido una fuerte corrección de los criptoactivos impulsada por una oleada de recogida de beneficios, los comentarios del consejero delegado de Tesla, Elon Musk, sobre el impacto medioambiental de la minería, y la represión de los criptoactivos en China”, explicaba sobre lo ocurrido en los últimos días.

Un informe de la consultora especializada en criptomonedas Chainanalysis, citado por el medio financiero Bloomberg, estima que hay unos 410.000 millones de dólares invertidos en bitcoin y de ellos, más de la mitad se hizo durante el último año. La consultora recuerda, además, que la mayor parte de los inversores en bitcoin de los últimos tiempos han entrado con un precio de la moneda superior a los 36.000 dólares, lo que hace que si baja de ese nivel, buena parte de los propietarios en este momento de este activo estén perdiendo una porción de lo invertido.

Estas fuertes caídas y subidas en la cotización de activos es lo que se conoce en el mercado como volatilidad y es más habitual encontrarla en aquellos productos más vinculados a la especulación, lo que eleva el riesgo para los inversores, especialmente para los que menos conocimientos tienen y que llegan atraídos por las subidas en los periodos al alza. Este es el punto que ha elevado la preocupación de los supervisores financieros tanto en EEUU, como se ha apuntado con el Tesoro, como en la Unión Europea.

Una burbuja mayor que la crisis de los tulipanes

El Banco Central Europeo apuntó recientemente en su informe de estabilidad financiera del mes de mayo que “el crecimiento del bitcoin ha eclipsado burbujas financieras previas como la de los tulipanes, en el siglo XVII”. El organismo que preside Christine Lagarde advertía que la volatilidad de los precios de esta criptomoneda la convierte en “arriesgada y especulativa”. Además, advertía de la importante huella medioambiental que tiene este tipo de activo y el potencial uso ilícito como dos de los puntos de preocupación sobre este auge. Pese a ello, limitaba el riesgo, por ahora, para la estabilidad financiera en Europa.

En España, tanto la CNMV como el Banco de España emitieron un comunicado conjunto en el que advertían sobre la expansión de las inversiones en este tipo de activos. Ambas instituciones subrayaron que son inversiones de riesgo alto puesto que los precios de las criptomonedas se forman en ausencia de mecanismos eficaces que impidan su manipulación, como los presentes en los mercados regulados de valores. En muchas ocasiones los precios se forman también sin información pública que los respalde, como, en principio, sí ocurre con otro tipo de inversiones más protegidas y reguladas. En definitiva, estos supervisores españoles consideraron que “su extrema volatilidad, complejidad y falta de transparencia las convierten en una apuesta de alto riesgo”.

No solo los supervisores han mostrado los riesgos de este negocio. Incluso empresas del sector han reconocido que la inversión en criptomonedas es, cuanto menos, arriesgada. Este año salió a Bolsa Coinbase, el gigante mundial de compraventa de este tipo de activos. En su documento de salida a Bolsa, esta compañía, en la que participa como accionista minoritario BBVA, hacía un análisis detallado de todos los riesgos que tiene el negocio de la inversión en criptomonedas. De hecho, la empresa estadounidense señalaba algo que se ha visto en las últimas semanas, como la posibilidad de que estas monedas digitales tengan “cambios de precio erráticos y abruptos”. Además, añadía que “nuestra plataforma puede ser explotada para facilitar la actividad ilegal, incluido el fraude, el lavado de dinero, los juegos de azar, la evasión de impuestos y las estafas”.