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La banca afronta la amenaza de la morosidad con 48.000 millones de activos tóxicos en sus balances

Apartamentos de Sareb en Madrid.

Diego Larrouy / Cristina G. Bolinches

26 de diciembre de 2021 21:47 h

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La pregunta que sobrevuela sobre el sector bancario español de cara al próximo año es si habrá o no un aumento de la morosidad, cuando se levanten las moratorias y las medidas de apoyo del Gobierno. Las entidades se han desprendido en los últimos años de la importante losa de inmuebles y créditos impagados procedentes de la anterior crisis para regocijo de los fondos de inversión, pero un reciente informe de la consultora Axis Corporate advierte de que la banca española todavía tiene en sus balances 48.000 millones de euros en este tipo de activos y su tasa de NPL —activos improductivos, préstamos que arrastran varios impagos— es mayor que la media de la zona euro.

En concreto, en España hay actualmente 80.000 millones en activos tóxicos en el sector financiero, incluyendo los 32.000 millones que se encuentran en la cartera de la Sareb, el banco malo que absorbió la carga de la banca tras la crisis de 2008. Axis señala que este volumen se puede ver aumentado este próximo año, en la medida en que la retirada de estímulos económicos suponga un aumento del desempleo y, con ello, de impagos. “Se prevé un aumento considerable de los impagos”, señala la consultora en su informe anual.

“Los bancos deberán continuar con la estrategia adoptada en años pasados y seguir con los esfuerzos para reducir volumen de NPL, obligándoles, indudablemente, a ventas de carteras”, reza el informe. Axis calcula que desde la pasada crisis financiera la banca ha logrado desprenderse de 156.000 millones de euros de este tipo de activos que suponen un quebradero de cabeza para su gestión, en favor de los fondos de inversión que han adquirido miles de viviendas a precios reducidos y créditos impagados. Santander ha sido la más activa en las ventas, con 39.000 millones desde 2015, seguida por CaixaBank (24.700 millones) y Sabadell (24.600 millones).

Pese a esos avances, Axis advierte que España sigue por encima de sus socios europeos. La ratio de NPL —porcentaje de créditos con impagos sobre el total— se sitúa en el 4,5%, en mínimos desde la pasada crisis. Sin embargo, supera sensiblemente a la media de la zona euro, que es del 2,9%. Esto puede llevar a nuevas ventas durante 2022 ante el esperado aumento por culpa de la situación económica. Según detalla el informe, Santander es el banco con mayor volumen de activos tóxicos en su cartera (12.500 millones), seguido por CaixaBank (8.600 millones, a los que debe sumar 6.000 millones de Bankia), BBVA (7.200 millones) y Sabadell (4.600 millones).

La banca, sin embargo, se encuentra más optimista respecto a la evolución de la calidad de su cartera por la pandemia. Durante el año 2020 hicieron provisiones milmillonarias para afrontar posibles pérdidas por impagos. Ahora, año y medio después del estallido de la pandemia, los mensajes públicos de los ejecutivos del sector apuntan a cierto optimismo. “Todos tenemos la expectativa de que ese incremento se va a producir, pero creemos que va a ser moderado”, aseguró, por ejemplo, César González Bueno, consejero delegado de Sabadell, en un encuentro del sector financiero organizado por KPMG y Expansión. “El crecimiento [de la morosidad] se producirá pero no será llamativo ni relevante”, subrayó. Un discurso compartido por otros directivos.

Este miércoles se han conocido los datos de morosidad elaborados por el Banco de España hasta el cierre del mes de octubre. La ratio de morosidad que contempla el supervisor bancario es del 4,36% —frente al 4,35% hasta septiembre—. En niveles absolutos roza los 53.000 millones, tras aumentar un 0,25% en un mes. Pese a romper con una racha de cuatro meses continuados de descenso, el Banco de España apunta que los datos son inferiores a los alcanzados en determinados momentos de la pandemia y siguen muy por debajo del récord, que se alcanzó en diciembre de 2013 con el 13,6% de morosidad

Durante los dos años de la pandemia, el actor más vendedor de activos tóxicos ha sido la Sareb, el banco malo. Suma, entre 2020 y 2021, 3.300 millones de euros en ventas. Sin embargo José Masip, socio de Servicios Financieros y Real Estate de Axis Corporate, apunta que no se espera que sea el principal vendedor este año. “Su estrategia es no perder el dinero, buscan maximizar activos. Le quedan cinco años de mandato y no están en ese escenario”, explica Masip, señalando que la venta de carteras suelen ir con descuento y no es lo que buscan los gestores del banco malo. El analista señala a Santander y a CaixaBank, por los activos procedentes de Bankia, como los actores que más se moverán en 2022.

Los fondos con más apetito comprador

Si la banca suelta cartera, hay quien la recoge. En ese lado están los fondos y las firmas de inversión que apuestan por este tipo de activos. Firmas que, en los dos últimos años, por la pandemia, han pisado el freno en la compra de productos dudosos o tóxicos. En un año “normal”, apunta Masip la venta de carteras estaría entre 15.000 y 20.000 millones de euros. Esta última cifra es, precisamente, la que prevé que se pueda alcanzar el próximo año.

En cambio, entre 2020 y 2021, en el conjunto de estos casi dos años, las operaciones de venta de cartera que han tenido como compradores a los fondos están por debajo de esa cifra, en los 13.548 millones de euros, según los datos recopilados por esta consultora. En este último año, las mayores operaciones han tenido como protagonista a la firma Procobro, especializada en servicios de recuperación de deudas, que ha adquirido carteras por valor de 3.300 millones de euros. Solo Sareb le vendió este verano crédito promotor calculado en 1.700 millones de euros. La siguen CPP Investment Board, el fondo de pensiones canadiense (con 1.672 millones de euros); y el gigante de la inversión KKR (1.250 millones).

En cambio, si se ve la fotografía completa, a lo largo de los últimos seis ejercicios, de los casi 156.000 millones de activos tóxicos vendidos por la banca, tres grandes firmas se han repartido buena parte del pastel. La primera es Blackstone con compras valoradas en más de 32.000 millones de euros. El fondo que compró en 2014 más de 1.800 pisos de la Empresa Municipal de la Vivienda y Suelo (EMVS) de Madrid, por debajo del precio tasado, casi 130 millones de euros, sigue siendo el primer gran comprador de la banca. Blackstone es socio principal de 'Project Quasar', junto con el Santander, a la que este último traspasó la cartera de activos dudosos del Banco Popular tras su adquisición en 2017, por volumen de 30.000 millones de euros.

Sin embargo, el gigante norteamericano también está empezando a vender algunas partes de su cartera, porque, tras estos seis años, le ha llegado el momento de rotar activos. Por ejemplo, ultima la venta de cerca de 800 pisos a Axa, que actualmente gestiona en alquiler a través de su socimi Testa, según adelantó la pasada semana el medio especializado en inmobiliario Brainsre News.

Por detrás de Blackstone, por volumen de activos comprados, otros dos gigantes de la inversión. Cerberus y Lone Star Funds. El primero, que se quedó con cartera de Catalunya Caixa y Sabadell, supera los 26.000 millones de euros. Mientras, Lone Star (que asumió activos de CaixaBank y Bankia) alcanza los 17.070 millones, según los datos recopilados por Axis.  

“Las previsiones para los próximos meses es ver transacciones de menor volumen que las vividas los años posteriores a la crisis inmobiliaria y, en cuanto a tipología de producto se refiere, se verá un cambio respecto a la anterior crisis, en la que el negocio giraba en torno al negocio promotor por portfolios compuestos por SMEs [pequeñas y medianas empresas], compañías relacionadas con el ocio y 'unsecured' [sin garantías]”, augura la consultora.

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