La banca ha cerrado hace unos días un intenso primer semestre del año que ha estado protagonizado por los recortes de plantilla y de oficinas. A los ya anunciados en las últimas semanas del año pasado (Santander, Ibercaja y Sabadell), se unieron otros dos grandes procesos (BBVA y CaixaBank). El último de ellos se ha cerrado hace apenas unos días, tras varias jornadas maratonianas y dos huelgas de la plantilla. Aunque para que estos procesos tengan el efecto deseado en los bancos, el ahorro de costes, primero tendrán que asumir una factura millonaria, tanto por las indemnizaciones de las bajas como el coste del cierre de oficinas.
Los datos aportados por las propias entidades financieras sumarían un coste total de estos ERE —dejando fuera el de Sabadell que no fue un despido colectivo al uso— que supera los 4.100 millones de euros. Es por ello que, pese a que lo que se busca es reducir los costes para mejorar la rentabilidad, algunas de las entidades tardarán incluso más de tres años en amortizar el gasto, que en el caso de Santander e Ibercaja, ya quedó registrado en los resultados de 2020 y en BBVA y CaixaBank aparecerá en los del segundo trimestre de este año, que se conocerán en las próximas semanas.
En total, el sector bancario ha acordado con los sindicatos 15.489 despidos que se han comenzado a producir desde el arranque del año y que llegarán hasta finales de 2021. Es el dato más alto desde 2013 y el segundo más elevado desde que, tras la pasada crisis financiera, comenzara la desaparición de decenas de entidades financieras. Con ello, desde el año 2008, se han destruido 120.000 puestos de trabajo en el sector bancario español. Con ello, es previsible que al cierre de este año España se haya convertido en el país europeo que más trabajadores ha despedido desde el colapso del sistema financiero internacional en 2008, superando a Alemania.
Cuatro de cada diez despidos que se producirán durante este año serán en CaixaBank, que tras la absorción de Bankia ha realizado el mayor ERE de la historia de la banca española. Y eso pese a que finalmente la cifra fue sensiblemente inferior al que se planteó inicialmente. CaixaBank despedirá a 6.432 trabajadores durante los próximos meses, frente a los casi 8.300 que anunció inicialmente. Este ajuste llega dos años después del anterior que realizó la entidad y meses después de haber absorbido el banco rescatado Bankia, dando entrad al Estado a su accionariado y su consejo de administración. No fue fácil este proceso que, tras un mes de periodo formal de negociación tuvo que ampliar durante casi otro mes las conversaciones con los sindicatos, ante el complejo acuerdo. Incluso durante los últimos días se produjeron varias reuniones nocturnas con el fin de desbloquear la situación.
Debido a las grandes cifras del recorte de empleo y de oficinas, CaixaBank asumirá casi la mitad del coste de los ERE bancarios de este año. Serán 1.900 millones de euros de coste, según informó CaixaBank en un comunicado ante la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). Con esta operación, la nueva CaixaBank aspira a lograr 770 millones de euros anuales de ahorros, el objetivo que se marcó durante la absorción de Bankia. Con ello, serán casi dos años y medio hasta que se amortice el coste.
El siguiente mayor gasto en el sector bancario ha sido el de Banco Santander. El grupo que preside Ana Botín acordó un ERE en las últimas semanas del año pasado que afecta a 3.572 empleados y la reubicación de 1.500 trabajadores en otras sociedades del grupo. En un inicio la cifra eran 4.000 trabajadores despedidos. Este proceso ya está prácticamente culminado y las salidas se han ido produciendo a lo largo de este año. En este caso, el Banco Santander no hizo una comunicación a la CNMV informando del coste, aunque en sus cuentas de 2020 sí reflejó una estimación que da una idea del gasto. En concreto, aseguró que tuvo unos costes de reestructuración, “principalmente en España”, que le restaron 1.114 millones al beneficio.
Cabe recordar que tanto Santander, tras haber absorbido a la colapsada Popular, como CaixaBank venían de hacer sendos ERE hace apenas dos años, en 2019. Entonces ambos ya sumaron un coste de 1.500 millones de euros para despedir a más de 5.200 trabajadores y cerrar más de 2.300 sucursales en toda España.
Este año ha traído consigo el primer ERE de la historia de BBVA, que hasta ahora había apostado por salidas de miles de trabajadores mediante bajas incentivadas negociadas individualmente. Tras un mes de negociaciones y dos huelgas en el banco, además de algunos paros parciales, el banco y los sindicatos acordaron que hubiera 2.935 despidos, frente a los 3.800 que plantearon inicialmente desde la entidad que preside Carlos Torres. BBVA gastará 960 millones de euros, de los que 720 millones corresponden a los despidos y el resto al cierre de oficinas. Con ello, confía en obtener 65 millones de euros de ahorros y a partir del año que viene 250 millones anuales, según informó a la CNMV. De nuevo, serán varios años los necesarios para amortizar este gasto, que no se alcanzará hasta 2024.
El menos mediático de los ERE ha sido el que ha realizado Ibercaja. La entidad aragonesa acordó con los sindicatos un despido colectivo que ha afectado a 750 empleados. En este caso, el coste ha rondado los 151 millones de euros, según informó el banco en la presentación de resultados de 2020. El caso de Sabadell, que acordó la salida de 1.800 empleados de mayor edad, no se trató de un despido colectivo en sentido estricto y no se trasladó un coste del proceso. A lo largo de este verano se espera que se concluya la fusión de Unicaja y Liberbank, que se prevé que acabe en otro despido colectivo, aunque no se han avanzado cifras concretas del posible recorte.
3.200 cierres de oficinas
Los más de 4.100 millones en los que se estima el coste de los ERE de la banca incluyen no solo el despido de más de 15.000 trabajadores sino también el cierre de miles de oficinas. España es el país que más sucursales bancarias ha cerrado desde la pasada crisis, con más de 23.000. Esa cifra se va aumentar ampliamente durante este ejercicio. Con los ERE anunciados que se están ejecutando durante este curso (Santander, BBVA, CaixaBank e Ibercaja) serán, por ahora, más de 3.240 cierres de oficinas, a las que se sumará el cierre habitual que están ejecutando prácticamente todas las entidades financieras, con o sin ERE de por medio.
Con ello, 2021 quedará como el año con más despidos desde 2013, pero también con más cierres de oficinas. Aquel año, justo después del colapso de las cajas de ahorros que acabó en el millonario rescate con dinero público y la desaparición de decenas de entidades, provocó el cierre de 4.429 sucursales. El curso después del estallido de la pandemia está dejando cifras de recortes de oficinas y plantilla como no se había visto desde la pasada crisis financiera. Solo con los recortes que se están realizando estos meses, el número de sucursales cerradas se ha más que duplicado frente al dato del año pasado.
Cuando todavía el sector está dirigiendo estos despidos multitudinarios y grandes cierres de oficinas, con un coste milmillonario para la banca española en busca de la rentabilidad, el proceso no se dará por cerrado este año. Además de lo que ocurra en Unicaja, hay entidades que ya han advertido que a finales de 2021 o comienzos de 2022 acometerán nuevos recortes. Es el caso de Sabadell, que en su plan estratégico contempla más ajustes de costes que, previsiblemente, afectarán a las oficinas y al número de empleados.