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El Banco de España descarta la recesión y avisa de más inflación en 2024 si el Gobierno retira las medidas de choque

Pablo Hernández de Cos, gobernador del Banco de España.

Daniel Yebra

20 de diciembre de 2022 13:00 h

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El Banco de España descarta la recesión en España en su escenario central, ni técnica (dos trimestres consecutivos de caída de la actividad), ni mucho menos más profunda. La institución eleva la previsión de crecimiento del PIB (Producto Interior Bruto) al 4,6% en 2022 y la reduce una décima para 2023, al 1,3%. Esta expectativa está por debajo del 2,1% del Gobierno. En 2024, el ritmo de crecimiento de la actividad acelerará al 2,7%, según su Informe trimestral de la economía española publicado este martes.

Respecto a los precios, el Banco de España recorta la inflación del próximo año siete décimas, al 4,9%, por las caídas de la energía (petróleo, gas, electricidad...) y las medidas del Ejecutivo. Sin embargo, todavía la ve en el 3,6% en 2024, siete décimas por encima de la estimación de octubre, al considerar que el Gobierno retirará precisamente estas medidas de choque. Y eso cortará momentaneamente la tendencia desinflacionista de los últimos trimestres de 2023.

Medidas como el tope al gas, los descuentos en el transporte, bajadas de impuestos o las diferentes ayudas en las empresas o a las familias, que en conjunto han apoyado la reducción del IPC (Índice de precios de consumo) interanual cuatro puntos, desde el 10,8% de julio al 6,8% de noviembre, según los datos del INE. Solo en este último mes, las medidas del Ejecutivo “habrían reducido en dos puntos la tasa de inflación”, ha destacado Ángel Gavilán, director general de Economía y Estadística, este mismo martes.

La revisión positiva de una décima para el crecimiento de la actividad económica en este 2022 es “fundamentalmente como consecuencia de un avance más intenso de lo proyectado en octubre para la segunda mitad del año”, reconoce la institución. Para este cuarto trimestre, proyecta una incremento del PIB intermestral del 0,1%. De cara al primer trimestre de 2023, “la atonía de la actividad será similar, décima arriba o décima abajo, aunque hay que tener en cuenta la elevada incertidumbre que existe”.

En su informe, también destaca, por una parte, la fortaleza y la menor precariedad en el mercado laboral, que sirve de impulso para el consumo de los hogares. Por otro lado, la recuperación del turismo.

O que el endurecimiento de las condiciones de financiación por las subidas de los tipos de interés del Banco Central Europeo (BCE) todavía no se están trasladando a la demanda y la oferta de préstamos o hipotecas. A medio plazo, sí es un motivo de preocupación tanto para la capacidad de inversión de las empresas como de consumo de las familias, “aunque no vemos una situación como la de la crisis financiera posterior a 2008”.

Así, explica que “el crecimiento previsto para 2023 se revisa ligeramente a la baja debido, sobre todo, al empeoramiento del contexto exterior. También se revisa a la baja, en dos décimas, el crecimiento medio del PIB en 2024, hasta el 2,7%, por la extensión en 2023 de una parte de las medidas en vigor durante 2022 para reducir el impacto de la crisis energética, cuya retirada al comienzo de 2024 da lugar a un pequeño impacto negativo sobre la actividad en dicho ejercicio”.

En síntesis, en los próximos meses, “se espera que las dinámicas de la actividad económica española sigan caracterizas por una considerable debilidad”. Pero si es probable una recesión técnica en el conjunto de la eurozona, no lo es tanto en España, “aunque ningún escenario se puede descartar del todo dado que las presiones inflacionistas continúan siendo elevadas, prosigue el endurecimiento de las condiciones financieras, persisten unos niveles de confianza relativamente reducidos y la actividad económica global presenta un escaso dinamismo”, observa el Banco de España.

Y, a partir de la primavera de 2023, “la actividad recobrará un dinamismo creciente, cuando se verá impulsada por una conjunción de factores”, añade. Estos incluyen “el alivio gradual de las tensiones en los mercados de la energía y de las presiones inflacionistas, el despliegue continuado de los fondos europeos y la resolución paulatina de las distorsiones en las cadenas de aprovisionamiento global”.

Récord de recaudación

El Banco de España también se detiene en que “los ingresos públicos siguen mostrando un fuerte dinamismo y apuntan a que el déficit de las Administraciones Públicas en el conjunto de 2022 podría ser menor que el contemplado en el Plan Presupuestario”. Mientras el Gobierno proyectó un desequlibrio entre ingresos y gastos sería de un 5%, el Banco de España lo lleval al 4,2%, y confía que seguirá reduciéndose el próximo año.

Otras claves positivas se obtienen en el sector exterior. “El turismo internacional habría proseguido su senda de recuperación durante el cuarto trimestre, si bien la velocidad de convergencia de la actividad turística hacia los niveles previos a la pandemia habría sido algo menor que la observada en los trimestres previos”, incide el Banco de España.

“Con todo, la aportación de la demanda exterior neta al crecimiento del PIB habría aumentado en los últimos meses del año, si bien esta seguiría siendo ligeramente negativa, debido a la relativa fortaleza de las importaciones españolas —a lo largo de 2022 y también en el tramo final del año— en un entorno de mayor dinamismo de nuestra economía en comparación con el resto de la Unión Europea (UE), especialmente en el caso de las ramas industriales con mayor contenido importado”, prosigue el informe de la institución.

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