El Banco de España ha elevado la previsión de crecimiento económico al 1,9% en 2024 por el mayor alivio de la inflación y de los tipos de interés del BCE a los bolsillos de las familias y a las empresas. La institución mejora su proyección tres décimas desde el 1,6% que calculó en diciembre y la deja pegada a la del Gobierno (2%). En el actual primer trimestre, espera un incremento de la actividad del 0,4% respecto al último trimestre de 2023, cuando el avance fue del 0,6%.
Principalmente, el Banco de España justifica esta revisión al alza en tres factores. El primero, la sorpresa positiva del crecimiento del PIB del final de 2023. El segundo, los menores precios de la energía. El tercero, la extensión parcial de las medidas de choque por parte del Ejecutivo de coalición, que el equipo de expertos “no anticipó” en su anterior ejercicio de estimaciones.
“Estos mismos factores —exceptuando el primero— son, a su vez, los principales determinantes de la revisión a la baja de la inflación general promedio que se proyecta para 2024, de 0,6 puntos porcentuales, hasta el 2,7%. Todo ello en un contexto en el que se prevé que el proceso de moderación de la inflación siga avanzando en los próximos años, para alcanzar el 1,9% en 2025 y el 1,7% en 2026”, explica el Banco de España en el informe que ha presentado este martes.
La previsión de avance del PIB (Producto Interior Bruto) en 2025 de mantiene en el 1,9%. De esta manera, España liderará a las principales economías europeas tanto este año como el que viene, al igual que ocurrió en 2023 y en 2022.
“En línea con estas perspectivas, los mercados financieros internacionales descuentan que los bancos centrales de las principales economías avanzadas no tardarán en reducir sus tipos de interés oficiales, lo que se traduce en unas condiciones financieras más favorables”, apunta el informe del Banco de España. En su reunión de la semana pasada, el BCE no cedió a la bajada de la inflación, y dejó el 'precio' del dinero de referencia en el 4,5%. Pero su presidenta, Christine Lagarde, abrió la puerta a iniciar los recortes de tipos en junio.
Alivio para los bolsillos de la gente
Así, los hogares y las empresas empiezan a sentir el primer alivio en las condiciones de financiación (a través del euríbor, por ejemplo) desde que, en julio de 2022, el BCE emprendiera el ciclo de austeridad monetaria más agresivo de su historia, aumentando los tipos de interés desde el 0% al 4,5% en que los dejó en septiembre, hasta hoy. Una estrategia que busca ahogar a la economía para controlar la inflación y que corre el riesgo de conseguirlo.
“La debilidad de la actividad económica y la moderación de la inflación en la eurozona en los últimos trimestres —más acusada de lo previsto— podrían apuntar a una transmisión de la política monetaria algo más intensa de lo esperado, pero también a efectos más duraderos —por ejemplo, a través de un deterioro de la competitividad internacional— de la crisis energética, a la que los socios del euro han estado más expuestos que otras regiones mundiales”, observa el Banco de España.
Nuestro país es una excepción destacada en la eurozona. Entre otras razones, por el repunte del sector exterior —gracias al turismo y a las exportaciones de otro de tipo de servicios relacionados con la consultoría o la información—, al esfuerzo en el gasto público y al despliegue del Plan de Recuperación y a la resistencia del consumo de los hogares —en este caso gracias a la transformación estructural del mercado laboral, a los incrementos del SMI y a la revalorización de las pensiones—.
Con el avance de la actividad económica del 1,9% este año, la tasa de paro bajará al 11,6%, desde el 12,1% de 2023, según el mismo ejercicio de proyecciones del Banco de España. El desempleo se quedaría por encima del 11% tanto en 2025 como en 2026, pese a que el PIB seguirá creciendo a un ritmo cercano al 2% —“por el aumento de la población activa por la incorporación de población inmigrante al mercado laboral— y pese a que los distintos sectores continuarán creando puestos de trabajo. Según la institución, el empleo, en horas totales, aumentará un 1,8% en este 2024.
Riesgos
“Los riesgos en torno al escenario central presentado en este informe [de proyecciones] se encuentran orientados la baja en lo que respecta a la actividad y equilibrados en relación con la inflación”, incide el Banco de España. “Además de la incertidumbre procedente de las tensiones geopolíticas y de la cuantificación del impacto macroeconómico del endurecimiento acumulado de la política monetaria, cabe resaltar, en el ámbito nacional, los riesgos que para el escenario central de las actuales previsiones supone la reactivación de las reglas fiscales a escala europea”, añade.
“En particular, el cumplimiento de dichas reglas requerirá el diseño y la implementación de un plan de consolidación fiscal a medio plazo que permita una corrección del déficit público estructural más acusada que la contemplada en estas proyecciones. Si bien el impacto económico de dicho plan de ajuste es incierto —y dependerá críticamente de cómo se diseñe—, su implementación acarrearía, previsiblemente, un menor grado de dinamismo de la actividad a lo largo del horizonte de proyección que el contemplado en este ejercicio de previsiones”, prosigue la institución.
En su actulización de las proyecciones de crecimiento del PIB, el Banco de España asume “un ajuste del consumo [gasto] público”, como se observa en el gráfico extraído del informe, en el que se resumen el resto de factores que ha tenido en cuenta la institución. Una de las grandes debilidades de la economía española es la inversión de los sectores privados (sobre todo la construcción), que precisamente ha ido compensando el sector público.
El nuevo corsé fiscal
El descenso del déficit (el diferencial entre ingresos y gastos públicos) en 2023 [el objetivo del Gobierno es que cierre el ejercicio en el 3,9% del PIB] habría sido el resultado de un crecimiento elevado de los ingresos (del 8,5% hasta noviembre) y de un menor avance de los gastos (del 6,5%). “Los primeros se vieron impulsados, fundamentalmente, por las mayores bases imponibles de los impuestos directos derivadas de los aumentos nominales observados en los excedentes empresariales [los beneficios], los salarios y las prestaciones sociales”, detalla el Banco de España.
Por su parte, los gastos se vieron afectados al alza por la revalorización de las pensiones y por el dinamismo del consumo público; un efecto que fue compensado, en parte, por el menor coste que supusieron, con respecto al año anterior, las medidas de apoyo ante la crisis inflacionista.
De cara a 2024, el Gobierno ha extendido de forma parcial algunas de estas medidas, como la rebaja del IVA de los alimentos, las reducciones de impuestos energéticos o la subvención al transporte de viajeros . “En conjunto, se estima que esta extensión tendría un coste presupuestario de en torno a 0,6 puntos del PIB en 2024. Este coste es inferior al que estas medidas tuvieron en 2023 —1,2 puntos del PIB— y en 2022 —1,5 puntos del PIB—. No obstante, para asegurar el cumplimiento de la recomendación europea para 2024 [un déficit del 3% y que el crecimiento nominal del gasto primario neto financiado a nivel nacional no supere el 2,6%], podría resultar necesario implementar medidas compensatorias adicionales de ajuste del gasto o de incremento de los ingresos”, recalca la institución.