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El Banco Santander gana la batalla por mantener a su hombre de confianza al frente de Prisa. Javier Monzón seguirá como presidente no ejecutivo del principal grupo español de comunicación. La votación en la Junta General de Accionistas celebrada este lunes lo ha confirmado con un 62,28% de votos a favor al hombre de Ana Patricia Botín en Prisa. Monzón es también presidente de Openbank, filial de banca digital de la mayor entidad financiera de España. El consejero delegado de Prisa, Manuel Mirat, ha defendido la independencia de la compañía y ha señalado una “posible venta de Santillana” como vía para reducir el endeudamiento de la compañía.
La Junta, que se ha celebrado de manera telemática por el coronavirus, ha contado con una participación del 81,6% del accionariado. Solo contó con la intervención de un accionista que ha preguntado por los problemas para vender la filial portuguesa Media Capital.
De momento, ha terminado la contienda entre los principales accionistas. La guerra accionarial por el control de Prisa se desató con la designación de Javier Moreno como nuevo director del diario El País en sustitución de Soledad Gallego-Díaz, cuyo contrato terminó hace pocas semanas. Se visualizaba así una contienda larvada que se dirime entre los accionistas de uno de los principales grupos de comunicación en España. Por un lado, está el mayor propietario y vicepresidente no ejecutivo de la empresa, el armenio Joseph Oughourlian, que a través del fondo Amber Capital controla el 29,8% del capital de la compañía, frente a Ana Patricia Botín, presidenta del Santander, la entidad financiera que suma un 4,1% de las acciones de Prisa. A pesar de que Oughourlian tiene bajo su poder un tercio de la compañía, fue el hombre de Botín en la compañía, Javier Monzón, junto al consejero delegado de Prisa los que alentaron a Javier Moreno como director de El País, la principal cabecera del grupo, sin que el propietario de Amber fuera informado.
Telefónica ha optado por no abrir una guerra con el resto de los accionistas y ha votado a favor de que Monzón siga como máximo directivo no ejecutivo del conglomerado de medios. Tiene un 9% en Prisa. La posición poco intervencionista del presidente de la multinacional de telecomunicaciones, José María Álvarez-Pallete, poco tiene que ver con la forma de gestión de su antecesor, César Alierta, que no dudó en moverse para descabalgar a Monzón de la presidencia de Indra con la ayuda del Gobierno de Mariano Rajoy. Fuentes del mercado aseguran que Álvarez-Pallete hubiera preferido poner al frente de Prisa a un profesional con experiencia en los medios, desligado de otras empresas del Ibex, y que se dedicara a buscar la rentabilidad de la compañía.
Así, Monzón ha contado con el respaldo del Santander, que cuenta con el 4,1% del accionariado, al que habría que sumar el 7,6% de la familia Polanco, herederos del fundador, y el empresario mexicano de transportes Roberto Alcántara, que ha cedido el derecho de voto de su 5% a los Polanco. Tanto Alcántara como la familia fundadora han recibido financiación del Santander en las últimas ampliaciones de capital para no ver diluida su participación.
Además, el hombre de Ana Patricia Botín también habría sumado el 5% del multimillonario Carlos Slim, que entró en la compañía por consejo del expresidente Felipe González, con el que tiene una fuerte amistad y les unen intereses en Latinoamérica; Monzón también habría contado con el 4% del también empresario mexicano, Carlos Fernández González, que fuera consejero del Santander; con el 9% del banco HSBC, una entidad que aparece en la Lista Falciani sobre blanqueo; y con el respaldo del jeque qatarí Abdullah Al-Thani, que posee el 5,1%.
Pese a las desconfianzas que genera Monzón en una parte del accionariado, la presión del Santander y las informaciones interesadas de que detrás de su salida hay una operación orquestada por el Gobierno de Pedro Sánchez han desbaratado el cambio que pretendía el máximo accionista de la compañía. Amber, que finalmente ha optado por abstenerse en la votación, solo ha tenido a su lado otro grupo de fondos: Melqart Asset Management, con un 3,6%, Vanguard (1,6%) y Polygon(1%). La suma del fondo de Oughourlian más el resto no llega al 38%. Monzón solo ha obtenido el 1,2% de los votos en contra.
La realidad de las cifras no habría refrendado la continuidad de Monzón. Desde su llegada a la presidencia no ejecutiva de Prisa, en diciembre de 2018, la acción de la compañía de medios solo ha caído: ha pasado de 1,75 euros a 0,49 euros por acción (un descenso del 72%) en la cotización de este lunes. Aunque una parte de esta caída se debe al impacto del coronavirus, justo antes del gran encierro la acción de Prisa estaba en 1,33 euros (-24%). En 2019, Prisa perdió 182 millones de euros, mientras que en el primer trimestre de 2020, los número rojos mejoraron pero llegaron a los 26,1 millones.
A pesar de estos datos, Monzón ha señalado que se presentaba ante la Junta de Accionistas “con los deberes hechos”, mientras que el consejero delegado, Manuel Mirat, ha apuntado que Prisa “cerró en 2019 un ejercicio positivo, con un sólido comportamiento en los mercados donde operamos”. Mirat ha especificado que el grupo tiende a la digitalización y a seguir un modelo de suscripción para luego señalar una “posible venta de Santillana” como vía para reducir el endeudamiento de la compañía. La deuda de la compañía a 31 de diciembre de 2019 era de 1.061 millones de euros.
El consejero delegado ha destacado la labor de Javier Moreno y su vuelta como nuevo director de El País para posteriormente defender la independencia de la compañía y denunciar los “múltiples intentos de ataque” pese al ejercicio de periodismo con rigor que realizan los profesionales del Grupo: “Nosotros no representamos a ningún poder ni a ningún grupo de interés. Ejercemos el periodismo en su más noble, clásica y comprometida acepción, aunque muchas veces no seamos comprendidos, e incluso seamos atacados. En la historia de esta casa ha habido muchos intentos de ese estilo y siempre han prevalecido la consistencia y la fuerza de nuestros fundamentos. Y así continuamos”.
El objetivo del nombramiento de Javier Moreno era blindar una línea editorial marcada por una parte de los propietarios de El País, incluso en el caso de que Monzón no hubiera sobrevivido a la Junta General de Accionistas, según fuentes de Prisa. En el control de la línea editorial tiene mucho peso el expresidente Felipe González, que en reiteradas ocasiones ha mostrado en los consejos editoriales de Prisa en los que participa cada semana su oposición al Gobierno de coalición entre PSOE y Unidas Podemos y tras haber sido claramente partidario de desbancar a Pedro Sánchez del liderazgo del PSOE para alcanzar un Ejecutivo de concentración entre el PP y los socialistas.
El expresidente de Prisa Juan Luis Cebrián ha utilizado sus artículos de opinión para reflejar una postura contraria al inversor armenio. En el artículo que este mismo lunes ha publicado el diario de Prisa, Salvar al capitalismo de los capitalistas, Cebrián pide al Gobierno que legisle contra los fondos por su entrada en “sectores de extraordinaria importancia en el desarrollo social”, donde incluye desde residencias de ancianos a vivienda protegida pero también a medios de comunicación, para terminar el artículo solicitando que la Administración Pública entre en la compañía pero “sin injerencias en la línea editorial”.
Por otro lado, en la Junta de Accionistas se han renovado los consejeros independientes Javier de Jaime (con el 99% de los votos) y Sonia Dulá (con el 63,9% de los votos –se la considera una prolongación de Monzón en la comisión de Nombramientos–), además de los consejeros dominicales Joseph Oughourlian, Amber Capital UK (representada por Fernando Martínez), Manuel Polanco y Khalid Thani Abdullah Al Thani. En el caso de Javier Gómez-Navarro, íntimo amigo de Monzón y exministro de Turismo y Comercio con Felipe González, ha decidido no renovar su mandato por “otros compromisos profesionales”. Su puesto en el Consejo de Administración de Prisa será amortizado, con lo que el número de componentes pasa de 13 a 12. El mandato de los consejeros se recorta de cuatro a tres años.
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