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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

El BCE acaba con la era de tipos bajos para frenar la inflación

Hace 39 grados en Francfort. Es un calor extraordinario en la ciudad que alberga el Banco Central Europeo. Y en la célebre avenida comercial Zeil, pintada ya en los mapas del siglo XIV, los comercios siguen expulsando aire frío a los viandantes que se intentan proteger del calor asfixiante, sabiendo que ese aire fresco es un lujo con fecha de caducidad, porque en cualquier momento puede llegar un corte de gas ruso, o los precios pueden alcanzar cotas que no pueda pagar ningún comercio. Fráncfort, como toda Alemania, se ha calentado y se ha refrescado, durante décadas, gracias a los buenos precios de los suministros energéticos rusos. Pero eso se acaba, por las buenas o las malas, pero se acaba.

Este miércoles Bruselas ha presentado una propuesta para meter un tajo obligatorio del 15% al consumo de gas en toda Europa, de forma lineal, en el caso de que Rusia corte el gas, lo que afectaría sobre todo a Alemania. Y este jueves el Banco Central Europeo inaugurará una nueva época: subirá los tipos por primera vez en 11 años.

En principio, se espera que esa cifra sea de 0,25 puntos, pero en las últimas horas circulan informaciones que elevan esa subida hasta el medio punto porcentual. Además, se espera que el BCE detalle ese nuevo instrumento para espantar el fantasma de la prima de riesgo en países más endeudados, como Italia, Grecia, España o Francia. Y todo, después de que Eurostat confirmara el martes que la inflación en la zona euro alcanzó un nuevo récord en junio, al llegar al 8,6%.

El BCE quiere pinchar la burbuja de la inflación, aunque la inflación no es cosa solo de un exceso de demanda, sino de un contexto de guerra en Europa y de crisis energética. Pero el BCE busca con su subida una regulación de otro tiempo: subir los tipos recorta el consumo, dificulta la capacidad de endeudamiento e incentiva el ahorro. Pero eso poco tiene que ver con el flujo energético de Gazprom, por ejemplo, o con un mercado marginalista energético que, como reconoce la propia presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha dejado de tener sentido ya.

Este jueves el Banco Central Europeo también deberá concretar el instrumento para embridar las primas de riesgo en los países que lo necesiten anunciado en una reunión de urgencia hace un mes en Fráncfort, un mecanismo para responder, si bien no han dado pistas de sus características ni de si tendrá o no condicionalidades –como lo tuvo el OMT (Outright Monetary Transactions) diseñado por Mario Draghi, que vinculaba la actuación del BCE a recurrir al estigmatizado fondo anticrisis de la UE llamado MEDE–.

Ese nuevo instrumento antifragmentación debe tener unas sólidas bases legales para no colisionar con el siempre celoso tribunal de Karlsruhe –el Constitucional alemán–, al tiempo que debe ser flexible para poder gastar más en unas jurisdicciones que en otras –en España, Italia, Francia y Grecia, por ejemplo–.

La banca española, gran beneficiada por la subida de tipos

La subida de tipos va a tener un efecto contrario para los hogares endeudados y para los bancos. Los primeros verán cómo sube el pago de intereses de sus préstamos, especialmente aquellos que están hipotecados. De hecho, llevan meses comprobando esta situación ya que el euríbor ya se encuentra en unos niveles muy superiores a los que había al arranque del año. Este miércoles esta tasa de referencia para los préstamos en Europa ha alcanzado el 1,164%, su nivel más alto desde 2012. Hace unos meses, este índice cotizaba en negativo.

Para las entidades, sin embargo, la subida de tipos llega como una palanca para el crecimiento tras más de un lustro con las tasas por debajo de cero. La agencia Moody's remarcó este miércoles en un informe que “unos tipos de interés más altos van a beneficiar con fuerza los ingresos por intereses y el conjunto de la rentabilidad” de los bancos. Sin embargo, remarcaba dos mensajes que han ido tomando forma en el mercado desde que se predijera una subida de tipos de interés. El primero es que el efecto puede ser “gradual”. Es decir, que no se aprecie de manera inmediata para los bancos, ya que dependerá del ritmo de actualización de estos préstamos. El segundo, y más importante, es que el efecto “variará entre países”.

Son tres los países en los que se espera un mayor rédito para la banca con la subida de los tipos de interés: España, Italia y Portugal. La Europa del sur es la que ha sido señalada como la región en la que sus bancos van a salir más beneficiados. Así lo han indicado esta misma semana distintas casas de análisis como Moody's o Fitch, quienes han apuntado a estos bancos como los más interesados en que la subida de tipos llegue finalmente a los anuncios de la reunión de este jueves.

Moody's señaló que se espera que los bancos españoles, junto con los italianos y portugueses, se vean más beneficiados que los del norte de Europa. La principal razón que señala esta casa de análisis es que se trata de mercados donde hay un gran porcentaje de las hipotecas concedidas que están a tipo variable y, por tanto, van a tener mayores ingresos para los bancos con la subida de los tipos de interés. Para el resto de Europa, sin embargo, el efecto va a ser “gradual y moderado”.

Fitch, por su parte, señaló que de entre esos tres países, son los bancos españoles los que se van a ver más beneficiados con el cambio de la política de tipos de interés. La agencia justificó este análisis apuntando a que, pese a que España no recuperará hasta el año que viene el nivel prepandemia de PIB, este curso va a encabezar la mejora de la economía, al menos en el sur de Europa. Esto “proporciona mejores oportunidades de negocio para los bancos domésticos”, indicó. Fitch argumentó, además, que la demanda de hipotecas está siendo resiliente en el país. A ello se suma que los bancos españoles llegan a esta situación con un ahorro importante de costes, tras los miles de despidos y de cierres del año pasado, y tendrá un importante aumento de los ingresos.

Un impuesto para compensar el beneficio extraordinario

Esta situación de la banca española es la que ha llevado al Gobierno a apuntar a este sector como uno de los que debe aportar más a las arcas públicas, junto a las eléctricas. El Ejecutivo anunció un impuesto extraordinario por los beneficios añadidos que va a tener el sector con la subida de tipos de interés, algo en lo que las casas de análisis coinciden en señalar que será el país con mayores réditos de este cambio de política monetaria. Tal es así que otras agencias como Standard And Poor's consideran que el impuesto será “manejable” y apenas supondrá el 12% del beneficio de los bancos.

Aunque la subida de tipos efectiva por el Banco Central Europeo no se produzca hasta este jueves, lo cierto es que los efectos ya se han ido apreciando en el sector. Los bancos han cambiado su política comercial y han vuelto a apostar por las hipotecas variables tras años en los que las fijas han sido un colchón ante los tipos negativos que había en Europa. Además, ya se aprecia un aumento de los precios de estos préstamos. Este jueves, la Asociación Hipotecaria Española, compuesta por el conjunto de la banca, señaló que el tipo medio de las hipotecas que se firmaron en España fue del 1,79% en junio, lo que supone el mayor nivel desde febrero de 2020, justo antes de la pandemia.

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