El BCE sube otro medio punto los tipos de interés hasta el 2,5%, un máximo desde 2008, y avisa de más aumentos

Daniel Yebra

15 de diciembre de 2022 14:15 h

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El Banco Central Europeo (BCE) ha decidido este jueves subir otro medio punto los tipos de interés oficiales, hasta el 2,5%, un máximo desde 2008. La institución ejecuta el cuarto incremento consecutivo de los tipos de interés en la eurozona, desde el 0% en el que se situaban antes del verano, y tras dos históricos aumentos de 0,75 puntos seguidos, en septiembre y en octubre. El inicial fue de 0,5 enteros en julio.

El BCE da continuidad a su estrategia de asfixiar la economía con el encarecimiento de la financiación (hipotecas y préstamos) para luchar contra la inflación y anclar las expectativas a medio plazo cerca del objetivo de la institución del 2%. La principal consecuencia para las familias es la escalada del Euribor, el índice respecto al que se calculan las cuotas de las hipotecas. Y, además, respecto al que se actualizan las contratadas a tipo variable (en España son dos tercios del total).

La estrategia de la institución que preside Christine Lagarde asume el riesgo de provocar una recesión larga y profunda. Y tanto ella como otras voces del BCE han admitido que no sirve para intervenir en los precios de la energía (condicionados por la invasión rusa de Ucrania y las decisiones de las dictaduras de Oriente Medio). En el mismo sentido, ha anunciado que reducirá su balance en 15.000 millones de euros al mes desde marzo para restringir la liquidez con la que durante años ha inundado los mercados financieros para favorecer la recuperación económica.

Ahora, el frenazo de la actividad que ya es evidente en la eurozona, sobre todo en los países del centro del Viejo Continente más dependientes del gas ruso, y la moderación de la inflación, precisamente por la caída de los precios de los carburantes y del gas y las medidas de los gobiernos, han favorecido una menor agresividad del BCE con los tipos en la reunión de su consejo de gobierno este jueves. Pero la estrategia de ahogar la demanda (ya históricamente dañada por la inflación sin subidas de salarios) se mantiene, como ha insistido Lagarde en rueda de prensa.

“No estamos pivotando”, ha aseverado en distintas ocasiones. Es decir, “las subidas de tipos continuarán”, y no hay que entender el menor ritmo de este jueves respecto a octubre o septiembre como un punto de inflexión.

En esta reunión del consejo de gobierno del BCE, que conforman el comité ejecutivo (Lagarde, el vicepresidente Luis de Guindos o la alemana Isabel Schnabel) y los gobernadores de los bancos centrales de cada país de la eurozona con derecho a voto en turno rotatorio, no le ha tocado expresar su opinión al dirigente del Banco de España, Pablo Hernández de Cos. Su posición es más moderada que la de los gobernadores del Bundesbank, del banco central de Bélgica o del de Eslovenia, que sí han votado.

De hecho, el BCE explica en su comunicación que “la inflación de los alimentos y las presiones subyacentes sobre los precios en toda la economía se han fortalecido y persistirán durante algún tiempo”. Y advierte de que “en medio de una incertidumbre excepcional, los expertos del Eurosistema han revisado significativamente al alza sus proyecciones de inflación. Ahora ven que la inflación promedio alcanzará el 8,4% en 2022, antes de disminuir al 6,3% en 2023”. “Luego, se prevé que la inflación promedie el 3,4% en 2024 y un 2,3% en 2025”, añade.

“El BCE debe reconsiderar su injusta estrategia de aumento de tipos, que sobrecarga aún más a los hogares y las empresas que ya están luchando con la crisis de los costes de la energía”, lamenta Uuriintuya Batsaikhan, economista de Positive Money Europe.

“Para colmo de males, los bancos obtendrán más dinero de la facilidad de depósito del BCE. Es inaceptable que los entidades financieras obtengan ganancias inesperadas sin riesgo de los depósitos en el banco central mientras el resto de la población atraviesa una crisis de inflación”, denuncia.

Recesión 'técnica' en la eurozona

“La economía de la eurozona puede contraerse en el trimestre actual y el próximo [lo que se denomina recesión técnica], debido a la crisis energética, la elevada incertidumbre, el debilitamiento de la actividad económica mundial y las condiciones de financiación más estrictas”, prosigue el BCE en su comunicado.

“Según las últimas proyecciones de los expertos del Eurosistema, una recesión sería relativamente breve y poco profunda. No obstante, se espera que el crecimiento sea moderado el próximo año y se ha revisado significativamente a la baja en comparación con las proyecciones anteriores”, concluye. Según estas estimaciones, “la economía crecerá un 3,4% en 2022, un 0,5% en 2023, un 1,9% en 2024 y un 1,8% en 2025”.

Así, el actual ciclo de subidas de los tipos de interés de referencia es el más agresivo de la historia de la institución, como se observa en el gráfico anterior. Y en buena parte se justifica en la necesidad de perseguir las decesiones de la Reserva Federal (Fed), cuyos aumentos (los tipos en Estados Unidos están ya en el 4,5%) convierten a loas activos financieros denominados en dólares en una aspiradora finaciera, debilitan por tanto el euro y encarecen como última consecuencia las importaciones de energía (el petróleo y el gas se compran en dólares en los mercados internacionales).

La Fed ya rebajó el ritmo de incrementos este mismo miércoles, también con 0,5 puntos, aunque el banco central norteamericano suma ya siete aumentos consecutivos, todos en 2022. “Mientras la Reserva Federal ya está debatiendo: ¿hasta dónde?, el BCE todavía está lidiando con: ¿a qué velocidad?”, considera Alessandro Tentori, experto de AXA IM.

Rubén Segura-Cayuela, economista de Bank of America, resume la posición de la institución euopea en que irá “más lenta” pero hasta el mismo lugar. Esta meta para los tipos de interéss sería el 3,5%, según distintos expertos y las expectativas que se manejan en los mercados financieros.