El Banco Central Europeo (BCE) no da tregua. Este jueves, ha decidido subir otros 0,25 puntos los tipos de interés oficiales hasta el 4,25%, el techo de 2008. El consejo de gobierno de la institución monetaria ha ejecutado el noveno aumento consecutivo desde el 0% de hace un año, y no descarta ni más incrementos ni que haya sido el último incremento. El euríbor supera el 4%, como consecuencia de esta agresiva estrategia para luchar contra la inflación, que asume el riesgo de ahogar a familias y a empresas y de provocar una recesión y, por tanto, de destruir empleo en toda la eurozona, como está ocurriendo ya en Alemania.
España surge como una excepción, ya que lidera el crecimiento económico y las previsiones para el conjunto de 2023 y 2024, pero las señales de debilidad se están extendiendo por todo el Viejo Continente. Con datos especialmente preocupantes, como la caída hasta mínimos históricos de la demanda de préstamos por parte de las empresas de la eurozona en el segundo trimestre, que adelanta un desplome de la inversión incluso pese al despliegue del planes de recuperación, financiados con los fondos europeos 'Next Generation EU'.
“La inflación sigue descendiendo, pero aún se espera que permanezca demasiado alta durante demasiado tiempo”, arranca el comunicado del BCE de este jueves. “Los acontecimientos desde la última reunión respaldan la expectativa de que la inflación seguirá cayendo durante el resto del año, pero se mantendrá por encima del objetivo [el 2%] durante un período prolongado”, continúa.
Para el BCE la prioridad es la inflación. Aunque la institución tampoco está distinguiendo entre los distintos países que comparten el euro, y sigue aplicando la misma política de austeridad monetaria tanto contra la inflación del 6,8% de Alemania, del 7,8% de Austria o del 6,7% de Italia como para el 1,6% de España y Bélgica, según los datos interanuales y armonizados de junio de Eurostat.
“Las futuras decisiones del consejo de gobierno garantizarán que los tipos de interés oficiales del BCE se fijen en niveles lo suficientemente restrictivos durante el tiempo que sea necesario para lograr que la inflación vuelva oportunamente al objetivo a medio plazo del 2%”, incide la institución que preside Christine Lagarde en su comunicado.
En la rueda de prensa posterior a la decisión de este jueves, preguntada sobre si han finalizado los aumentos de los tipos de interés, Lagarde ha repetido el enfoque de los últimos meses: “Dependerá de los datos”, y de cómo se vaya digiriendo el retraso con el que la política monetaria se traslada a la economía. Asimismo, ha recalcado su preocupación por la inflación subyacente, que excluye de su cálculo los precios de la energía, y que se mantiene en niveles altos.
En referencia a España, ha reconocido que la situación es distinta al resto de la eurozona, pero “la política monetaria es la misma”, ha dicho. En cambio, Carlos Martin Urriza, economista y diputado de Sumar, considera que podría anunciar facilidades para refinanciarse a “hipotecados en países donde la inflación esté controlada”.
La gran diferencia en nuestro país frente a Alemania, Italia o Francia es precisamente la moderación más rápida de las subidas de precios gracias a medidas como el tope al gas (o excepción ibérica) y al abaratamiento del petróleo en los mercados internacionales. La bajada de la inflación y la fortaleza del mercado laboral están aliviando la pérdida de poder adquisitivo de las familias y están sosteniendo el consumo. Por otra parte, están aumentando la competitividad del sector turístico y de las empresas exportadoras, que afrontan costes menores, también por los salarios más bajos.
La banca, la ganadora y, al mismo tiempo, el gran riesgo
Las principales perdedoras del endurecimiento de la política monetaria del BCE son las familias europeas. Sobre todo, las más vulnerables por el riesgo de recesión. Pero también las hipotecadas a tipo de interés variable, que dependen de las actualizaciones de sus cuotas según el euríbor, o las que necesitan actualmente un préstamo, ya que no han parado de encarecerse en general desde hace más de un año.
Además, mientras la agresividad del BCE tiene especial impacto en el mercado hipotecario de España, donde las familias con hipotecas a tipos de interés variable, que se actualizan según el euríbor, alcanzan el 75% del total, en Alemania la mayoría (un 80%) de hogares endeudados lo están a tipo fijo, que no se revisan anualmente.
Por supuesto, los ganadores son los bancos. Entre los españoles, Santander, Bankinter, Sabadell y Unicaja han presentado ya sus resultados el primer semestre, con fuertes incrementos de sus márgenes de intereses, lo que ganan por prestar dinero, y manteniendo las comisiones. “El margen de intereses aumentó un 15% [en el primer semestre de 2023, frente al mismo periodo del año pasado] por el crecimiento de la actividad y la sensibilidad positiva del balance a la subida de tipos de interés en Europa”, admite Santander en sus cuentas.
“Los ingresos del negocio bancario (margen de intereses + comisiones netas) son un 19,4% más en términos interanuales, y en este mismo período [primer semestre] el margen de intereses crece un 29,2%”, explica Sabadell en su informe de resultados. “El reprecio de la cartera de préstamos [...] más que compensó los mayores costes de financiación”, comenta Unicaja. El crecimiento para Bankinter ha sido del 60,5%. Mientras, el Banco de España insiste en visibilizar las ayudas vigentes para los hipotecado.
Y la paradoja es que el Fondo Monetario Internacional (FMI) avisó esta semana del riesgo de que se repitan los sustos bancarios de marzo, debido a que los balances de las entidades financieras son vulnerables a los últimos movimientos de los bancos centrales. Y están expuestos al contagio.
“El sistema bancario estadounidense es sólido y resistente”, afirmó justamente la Reserva Federal (Fed) este miércoles, tras elevar los tipos de interés en la primera economía del mundo hasta su nivel más alto en 22 años, en el rango entre el 5,25% y el 5,5%. “Es probable que las condiciones crediticias más estrictas para los hogares y las empresas pesen sobre la actividad económica, la contratación y la inflación. El alcance de estos efectos sigue siendo incierto”, admite la institución norteamericana.
Los bancos centrales están luchando contra la inflación en dos frentes: con las subidas de los tipos de interés oficiales (su herramienta más visible por su impacto en el encarecimiento de las hipotecas y del resto de préstamos) y con la extinción de las compras de bonos de deuda pública (de los estados) y corporativa (de las empresas no financieras) en los mercados, que es otra forma de aumentar los costes de la financiación. Este jueves, el BCE ha mantenido sin cambios este segundo proceso del endurecimiento monetario.
Más allá de la subida de los tipos de interés, la otra decisión relevante fue “fijar la retribución de las reservas mínimas [de los bancos en el propio BCE] en el 0% [desde el 3,5%]”, que, según explica la institución, “preservará la eficacia de la política monetaria [...]. Al mismo tiempo, mejorará la eficiencia de la política monetaria al reducir la cantidad total de interés que debe pagarse” sobre el dinero de las entidades financieras 'aparcado' en el banco central.