Blas Herrero, el empresario cercano a Juan Carlos I que dio la campanada con Kiss FM y quiere comprar la SER y El País
En la vida, “el 80% es suerte y el resto, dedicación al trabajo”. Son palabras del empresario Blas Herrero en 2007, en una entrevista concedida a El Mundo poco después de materializar el negocio de su vida, el cobro de una indemnización de más de 200 millones de euros que recibió tras un largo litigio con Antena 3 y Telefónica como compensación por el extraordinario éxito de audiencia cosechado a principios de siglo por la emisora de radio que fundó, Kiss FM.
A sus 71 años, este asturiano nacido un Primero de Mayo y con cuartel general en Pozuelo de Alarcón (Madrid), ha presentado junto a un grupo de inversores españoles no identificados una oferta para adquirir los medios de comunicación del Grupo Prisa. Aspira a hacerse, entre otros medios, con El País y la Cadena SER, el periódico y la emisora de radio con más audiencia de España, además de otras cabeceras como el económico Cinco Días, el deportivo As, Los 40 Principales y Cadena Dial.
Herrero forma parte de esa estirpe de empresarios españoles hechos a sí mismos, de origen humilde y sin estudios universitarios (lo suyo no eran las aulas, como ha reconocido en alguna ocasión), que empezaron a labrar su fortuna en los 80, en aquellos años locos de la 'beautiful people' en los que, con suerte, olfato para los negocios y los contactos adecuados, España era “el país del mundo donde más rápido podía uno hacerse rico”, en expresión del entonces ministro Carlos Solchaga.
“Si no sueñas, nunca llegas”
En el caso de Herrero, su trayectoria arranca en el modesto negocio lácteo que había iniciado en los años 40 su familia. Su padre trabajaba durante el día como repartidor de leche fresca a domicilio y, de noche, como celador en una residencia sanitaria de Oviedo, y su madre cuidaba de las vacas y acompañaba a su marido en el reparto.
Llegó Blas para expandir el negocio, que con los años fue creciendo gracias al apoyo financiero de su suegro, un constructor de Siero. “Mis padres empezaron a repartir leche con un carro y un caballo y luego con una pequeña furgoneta cargada de cántaras que yo mismo conduje hasta los 22 años. Pero siempre soñé con tener una gran fábrica de leche. Y cuando lo conseguí creé una sociedad con más de 30 empresas: un concesionario de coches, una inmobiliaria, una empresa de exportación de leche en polvo... Si no sueñas, nunca llegas”, explicaría en esa entrevista concedida en 2007, sentado (metafóricamente hablando) sobre esa montaña de más de 200 millones.
Su incursión en los medios había comenzado casi veinte años antes. Tras crear en 1988 con la empresa pública Lactaria Española (LESA) la sociedad mixta Lácteas Reunidas Asturianas para el tratamiento y envasado de leche con la popular marca Ram, Herrero creó en 1989 Radio Blanca y logró la concesión, en agosto de ese año, de siete emisoras nacionales de FM comercial y dos autonómicas.
El empresario, que se presentó al concurso con cinco sociedades distintas, fue apodado en aquellos años con el sobrenombre del “Sarasola asturiano”, en referencia al fallecido intermediario colombiano del felipismo Enrique Sarasola Lertxundi (padre del hotelero que fue generoso anfitrión de Isabel Díaz Ayuso). El apodo se debe a su cercanía a dirigentes del PSOE asturiano de entonces, de lo que en algunos medios se bautizó como la Operación Arco Iris: un plan para crear una gran cadena afín al partido atribuido a dirigentes socialistas encabezados por Alfonso Guerra y el ex director general de RTVE José María Calviño, padre de la actual vicepresidenta Nadia Calviño.
Herrero, que posteriormente también trabó amistad con personalidades de la derecha muy vinculadas a su tierra como el exvicepresidente del Gobierno Francisco Álvarez Cascos, integró dos años después de la creación de Radio Blanca sus emisoras en Onda Cero, donde llegó a ocupar el cargo de vicepresidente, hasta que Telefónica adquirió en 1999 la cadena que había fundado la ONCE.
En julio de 2001 llegaría el acuerdo que le haría multimillonario, cuando pactó asociar 70 emisoras de Radio Blanca a Onda Cero (ya propiedad de Telefónica) bajo una nueva marca, Kiss FM. Onda Cero (que fue adquirida poco después por Antena 3) se comprometió a gestionar la publicidad, garantizando que los ingresos no fueran inferiores a 18 euros por oyente, cantidad que iría aumentando progresivamente hasta 2011.
El éxito arrollador de la radiofórmula musical 'soft' de Kiss FM hizo que a finales de 2003 la nueva emisora ya hubiera alcanzado los 1,3 millones de oyentes. Pero Onda Cero incumplió su parte y en 2004 un laudo arbitral le obligó a pasar por caja. El pago no se hizo efectivo hasta 2007, poco antes de la anterior crisis económica, tras desestimar la justicia los recursos contra ese arbitraje. Telefónica tuvo que asumir un 47,5% de la indemnización; Antena 3, otro 30% y el grupo Planeta (que había comprado a Telefónica el 25% de Antena 3 en 2003) el restante 17,5%. Años después, trascendería que el comisario Villarejo (perejil de todas las salsas empresariales) espió al árbitro que dictó ese laudo de 2004 por orden del grupo de la familia Lara, según publicó El Confidencial.
Tras el cobro de esa millonaria suma, Herrero diversificó su fortuna con desigual suerte a través de una sociedad de capital riesgo, Kiss Capital Group, y con inversiones en distintos negocios como el inmobiliario, hotelero o audiovisual. Actualmente tiene también una sicav que administra junto a su esposa e hijos, BH Valores, que el año pasado acumulaba inversiones valoradas en cerca de 10,5 millones, casi todas fuera de España.
Coleccionista de arte, deportista y asiduo lector, presume de orígenes judíos y fue tesorero de una extinta asociación de amistad entre España e Israel, e íntimo amigo del fallecido empresario hotelero Max Mazin, cofundador de la patronal CEOE y patriarca de esta comunidad en España. Es padre de dos hijos (Rosa y Blas) que se sientan en el consejo de administración de la inmobiliaria Renta Corporación, en la que Herrero entró en junio de 2008, en los últimos estertores del boom inmobiliario. Actualmente ambos vástagos se reparten algo más del 8% de las acciones de esta empresa.
La última cena del rey
Herrero fue uno de los pocos empresarios que, junto a numerosos políticos de la Transición, acudieron a la última cena de Juan Carlos I como monarca en el extinto restaurante madrileño Currito en junio de 2014. También ha hecho sus pinitos en el sector financiero. Fue uno de los socios fundadores del Banco de Dakar, del que es consejero, y que pilota el ex del Santander Alfredo Saénz. Esta entidad fue impulsada en 2014 por dos personas también muy cercanas al rey emérito, Alberto Cortina y su primo Alberto Alcocer.
Ahora, en plena crisis del coronavirus, la posible compra de los medios de Prisa, cuyo presidente es Javier Monzón, otro ejecutivo al que siempre se ha relacionado con el círculo de confianza del emérito, sería la guinda a la trayectoria empresarial del asturiano. En el sector circulaba desde hace tiempo que quería ampliar su ámbito de influencia en el negocio de los medios. En agosto pasado, se especuló en algunos círculos sobre un supuesto interés por adquirir el diario El Mundo. Él lo negaba esos días. “Que yo sepa, ni siquiera está en venta”, decía entonces.
Herrero, que también se ha ofrecido a participar en el rescate de la ingeniería Duro Felguera, una de las empresas históricas del Principado y con graves problemas financieros, quiere ahora echar el lazo al negocio más emblemático de Prisa. Ha planteado esa oferta en un momento en el que la compañía, pese al duro golpe de la crisis del coronavirus y el desplome del mercado publicitario, ha logrado refinanciar su deuda, ha pacificado su revuelto accionariado y ha acordado la venta de su negocio más rentable, la editorial Santillana. Prisa ha convocado un consejo de administración para este viernes para estudiar la oferta, que suscita el rechazo de algunos accionistas por el bajo precio ofrecido.
Su propuesta, que “no ha sido solicitada”, según el grupo mediático, hizo que este jueves la cotización de Prisa se disparase un 21%. No hay confirmación oficial del importe ofrecido, pero se baraja una cifra de hasta 200 millones, que coincide con la cantidad que se embolsó Herrero en la operación de su vida.
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