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Botín se casa con todos

El presidente del Banco Santander, Emilio Botín

Belén Carreño

La puerta giratoria entre política y empresas es más antigua que, probablemente, la patente de la revolving door que data de 1881 (Alemania). Los sectores regulados son, sin duda, los que más querencia muestran al fichaje de políticos que se distancian del frenesí político en las sillas de los consejos de eléctricas, gasistas o teleoperadoras. La puerta giratoria lo es de izquierda a derecha y viceversa, porque las empresas tienen una vida media mucho más allá de la legislatura de turno.

Esto bien lo sabe el principal banquero de España, Emilio Botín, que de forma sistemática escoge para dirigir su banco a una larga lista de políticos de entre los partidos más votados. Botín logra sentar en su consejo de administración un multicolor microhemiciclo, en el que las siglas se esconde tras la poderosa marca Santander.

Así, en la cúpula directiva actual se sientan 16 consejeros, incluidos el patriarca Botín y sus hijos Ana Patricia y Javier. De los trece restantes, prácticamente la mitad han sido ministros o secretarios de Estado con gobiernos del PP, PSOE o UCD. Tras la última remodelación, dos de las tres vicepresidencias de la entidad están copadas por exaltos cargos del Gobierno. Matías Rodríguez Inciarte, ministro de la presidencia con Leopoldo Calvo Sotelo (UCD) y Guillermo de la Dehesa, Secretario de Estado de Economía en el Gobierno de Felipe González.

Como vocales, Botín ha elegido un grupo de consejeros con fuertes lazos políticos. Es el caso de Abel Matutes, ministro de Asuntos Exteriores con José María Aznar que compartió colegio de ministros con otra de sus colegas actuales, Isabel Tocino, que defendió la cartera de Agricultura con el Partido Popular.

El participante más añejo es Juan Miguel Villar Mir, recién nombrado en la última remodelación. Este constructor, propietario del grupo OHL, fue ministro de Hacienda y vicepresidente de los breves gobiernos de Juan Carlos I y de Carlos Arias Navarro.

En los recientes cambios del consejo, que se saldaron con la salida del consejero delegado, Alfredo Sáenz, frenando así la posibilidad de que el Banco de España lo inhabilitara por su condena, ha salido también Antonio Basagoisti, padre del político homónimo del Partido Popular vasco.

El banquero cántabro se ha rodeado además de perfiles más “tecnócratas”, pero que también han sido designados políticamente. Los dos extranjeros del Consejo, el británico Lord Burns y el chileno Vittorio Corbo, han ejercidos altos cargos financieros en sus respectivos países. Corbo fue gobernador del Banco Central de Chile con Ricardo Lagos y Lord Burns, alto cargo del Tesoro entre 1991 y 1998 y miembro de la Cámara de los lores.

También Luis Ángel Rojo, uno de los gobernadores del Banco de España, formó parte del consejo de la entidad. Como lo hizo en el cargo de vicesecretario del consejo, Jaime Pérez Renovales, que fue director de gabinete de Rodrigo Rato durante su desempeño al frente de la cartera de Economía.

El propio Rodrigo Rato estuvo en la nómina del banco al regreso del FMI, aunque lo hizo en su consejo internacional, que asesora puntualmente al banco en su internalización. Por aquella labor, Rato se embolsó 200.000 euros anuales. Rato tuvo además a su cuñado, Luis Alberto Salazar-Simpson, como consejero de la entidad durante muchos años en el pasado.

Pese a que el color político dominante de estos Ejecutivos es el conservador, a Botín se le consideró ideológicamente próximo a su color corporativo, es decir, rojo, en los tiempos de José Luis Rodríguez Zapatero. El presidente de la entidad se desgastó en numerosas alabanzas durante su mandato. Precisamente, una de las últimas decisiones del Gobierno en funciones de Zapatero fue el polémico indulto a Sáenz.

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