Bruselas alerta de los riesgos de exclusión social y pobreza en España

Andrés Gil

Corresponsal en Bruselas —

“España está experimentando desequilibrios”. Así, tajante, lo dice la Comisión Europea en su análisis de invierno de la economía española. Bruselas reconoce que el “crecimiento económico sigue siendo sólido”, pero sigue alertando de la “vulnerabilidad” que suponen “las grandes cantidades de deuda externa e interna, tanto pública como privada”.

“El reequilibrio en el sector exterior ha continuado”, reconoce Bruselas en cuanto a la mejora de las exportaciones españolas, si bien llama la atención sobre el debilitamiento del “superávit por cuenta corriente se debilitó en 2018 por factores vinculados al entorno global”.

“Se necesitarán excedentes de cuenta corriente sostenidos durante un periodo prolongado de tiempo para llevar los debilidades a niveles razonables”; afirma el informe: “La reducción de la deuda en el sector privado también mejoró, gracias al sólido crecimiento nominal”.

Bruselas concede que el “índice de morosidad ha disminuido, que la deuda pública ha caído ligeramente, y que se prevé que la mejora de los déficits reducidos contribuirán a una mayor reducción gradual”.

“Aun así”, resume Bruselas, “se necesitarán más esfuerzos para llevar las finanzas públicas a un camino más sostenible. El desempleo ha continuado su declive, pero sigue siendo alto. La implementación de medidas políticas para aumentar el crecimiento potencial ha sido lenta. Sigue habiendo desafíos, en particular con respecto a la segmentación del mercado laboral, la investigación y la innovación, y la regulación empresarial, en particular en el sector servicios”.

Además de España, Bulgaria, Alemania, Francia, Croacia, Irlanda, Países Bajos, Portugal, Rumanía y Suecia están experimentando desequilibrios económicos. Por otro lado, Chipre, Grecia e Italia están experimentando “desequilibrios excesivos”, afirma la Comisión.

“La tasa de empleo sigue siendo baja”, insiste Bruselas, “en particular para las mujeres, que todavía están en desventaja con respecto a los hombres en el mercado laboral. El abandono escolar temprano sigue siendo alto, y persisten profundas desigualdades en cuanto a ingresos y oportunidades. El riesgo de la pobreza o la exclusión social siguen siendo altos, especialmente para los niños, y las medidas sociales (aparte de las pensiones) tienen un impacto débil en su reducción”.

“El desempleo sigue cayendo”, reconoce Bruselas, “pero sigue estando muy por encima de la media de la UE, especialmente entre los jóvenes. El aumento del salario mínimo en un 22,3% en 2019 podría ayudar a reducir la pobreza en el trabajo, pero también tener efectos adversos en las oportunidades de trabajo para trabajadores jóvenes y poco calificados”.

El uso “generalizado” de los contratos temporales “frena el potencial de crecimiento y la cohesión social de España”, reconoce Bruselas: “Pasar de un contrato temporal a uno permanente sigue siendo difícil. Las barreras a la movilidad laboral reducen las oportunidades para las personas que buscan empleo y dificultan su asignación eficiente en todo el país. Las carreras laborales fracturadas dan como resultado bajos derechos a la protección social y pesan sobre la sostenibilidad del sistema de pensiones. También dejan una gran cantidad de trabajadores fuera del mercado ante el rápido envejecimiento de la población y el bajo crecimiento de la productividad”.

“La proporción de personas en riesgo de pobreza o exclusión social disminuyó ligeramente en 2017”, afirma la Comisión Europea, “pero sigue siendo alta, especialmente entre los niños. Los trabajadores temporales, los trabajadores poco cualificados y los llegados de fuera de la UE se enfrentan a uno de los mayores riesgos de pobreza en la UE. El gasto público en prestaciones familiares, que es la mitad de la media de la UE, sigue estando orientado básicamente a las familias de bajos ingresos”.