La UE fía en buena medida su capacidad energética en un futuro descarbonizado al hidrógeno. España quiere liderar ese sector, para el que ha diseñado una infraestructura con la que pretende proporcionar al continente el 10% del consumo de ese vector energético para 2030. Pero la posibilidad de que el hidrógeno rosa, el que se elabora a partir de energía nuclear, se quedara fuera del plan, puso en riesgo la viabilidad del plan por las resistencias de Francia, según informó Reuters la semana pasada. La Comisión Europea ha echado un capote ahora a los intereses franceses y ha colado en el etiquetado ‘verde’ o sostenible el hidrógeno procedente de la nuclear.
El gobierno comunitario ha publicado este lunes su propuesta para establecer las condiciones por las que el hidrógeno o los productos que de él se derivan pueden considerarse “combustibles renovables de origen no biológico”. La Comisión ha optado por presentar dos actos delegados, que tienen que ser avalados por el Consejo Europeo y la Eurocámara en un plazo de dos meses, pero no pueden hacerse cambios.
“Como principio, los combustibles líquidos y gaseosos de origen no biológico que se producen a partir de electricidad se consideran renovables únicamente cuando la electricidad es renovable”, señala el documento. Ahora bien, abre la puerta a que se considere sostenible el hidrógeno procedente de otras fuentes que tengan bajas emisiones. Y es ahí donde se allana el camino de la energía atómica, tal y como reclamaban Francia o Suecia.
Así, la UE considerará hidrógeno renovable el que proceda en un 90% de energías limpias y bajo en carbono aquel que, procediendo de fuentes no renovables, produzca menos del 70% de emisiones de gases de efecto invernadero que el gas natural en todo su ciclo de vida. La UE ya calificó como ‘verdes’ la energía nuclear y el gas en otro acto delegado que salió adelante el año pasado gracias al apoyo de la derecha y la extrema derecha en el Parlamento Europeo.
La propuesta excluye de la obligación de incrementar la cuota de renovables en aquellas regiones en las que “la intensidad de emisión de electricidad es inferior a 18 gCO2eq/MJ”, en un movimiento a medida de la tecnología nuclear. “En esos casos, procede considerar la electricidad extraída de la red como totalmente renovable siempre que las propiedades renovables de la electricidad se demuestren” mediante acuerdos de compraventa a largo plazo (conocidos en el sector como PPAs).
Como explica un experto en la regulación del sector, la propuesta publicada este lunes es un “gol de Francia respecto a la nuclear, al haberse introducido zonas de baja intensidad de emisiones” y un cálculo “a medida” de los intereses de generación franceses.
La propuesta despeja las incertidumbres sobre el futuro del hidroducto Barcelona-Marsella (BarMar), sobre el que Francia había sembrado dudas por la exclusión del hidrógeno rosa, apenas unas semanas después de que Pedro Sánchez, Emmanuelle Macron y António Costa escenificasen en diciembre su apuesta por esta infraestructura, que Alemania considera clave para abastecer de energía a su industria.
Fuentes del Ministerio para la Transición Ecológica indican que están todavía “estudiando” la propuesta que acaba de dar a conocer la Comisión.