El 18 de octubre habrá más medidas energéticas. Más concreción, que es lo que le pedían los líderes de la UE a la Comisión Europea en la última cumbre de Praga. El problema es que casi cada país tiene una receta, porque cada país tiene un mix energético distinto, también, con problemas diferentes de suministro y de proveedores. Pero lo cierto es que los 27 pidieron al Ejecutivo comunitario el viernes pasado que aterrice sus propuestas en textos legislativos. Y eso es lo que pasará el 18 de octubre, según ha adelantado la comisaria europea de Energía, Kadri Simson.
Ahora bien, ¿qué va a presentar la Comisión Europea exactamente? Simson no ha dado detalles tras la reunión informal de ministros de Energía de la UE en Praga de este miércoles. ¿Habrá un tope al precio del gas importado? No está claro. ¿Habrá un precio al gas destinado a electricidad como defiende la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, en la línea de la excepción ibérica? “Nuestras propuestas del 18 de octubre consistirán en medidas que tengan el máximo consenso. Y veremos durante el fin de semana cómo podemos limitar el gas para la generación de energía si hay una amplia mayoría de Estados miembro que apoyan esta medida”. Es decir, ni siquiera eso parece cerrado al 100%.
Lo que sí parece bastante cerrada es la idea de la plataforma conjunta de compras. “Vamos a presentar una propuesta para facilitar las compras conjuntas de gas”, ha dicho Simson, “esto permitirá a la UE utilizar nuestro poder de compra colectivo para limitar los precios y evitar que los Estados miembros compitan en el mercado y, al hacerlo, hagan subir los precios”. Esa plataforma podría arrancar en 2023, según el ministro checo de Energía, Josef Síkela, país que preside de forma rotatoria el Consejo de la UE.
Simson ha dicho al terminar la reunión: “Los pasos son enormes, impensables hace un año. Ahora hay que dar más pasos, hay que hacer más para afrontar esta crisis. Por eso vamos a presentar un paquete el 18 de octubre con más medidas. La iniciativa tendrán cuatro elementos para bajar precios y garantizar el suministro”. En este sentido, a lo que sí ha apuntado es al índice holandés TTF Dutch, que contamina el precio de la mayoría del gas importado por la UE: “El TTF ya no es representativo de la realidad del mercado energético de la UE e infla artificialmente los precios. Necesitamos desarrollar un índice de referencia alternativo, y la Comisión Europea está preparando una propuesta legislativa. Espero que el índice de referencia esté listo para la próxima temporada de almacenamiento. Pero nuestra ciudadanía y nuestras empresas no pueden esperar, y debemos abordar los precios ahora. La preferencia de la Comisión es hacerlo mediante negociaciones con nuestros socios internacionales. Pero tenemos que estar preparados si estas negociaciones no son lo suficientemente rápidas. Necesitamos un mecanismo temporal para limitar los precios. Como parte del próximo paquete, estableceremos cómo podría funcionar este mecanismo y cómo mitigar los riesgos que inevitablemente conlleva”.
¿Qué riesgos? “Cualquier intervención en el mercado del gas requiere una mayor reducción de la demanda de gas”, ha dicho Simson: “No se trata de algo agradable, sino de una necesidad para garantizar la seguridad del suministro en el contexto de una intervención en el mercado. Una opción es activar la alerta de la UE, que haría obligatorio el objetivo de reducción de la demanda del 15%. Pero puede ser necesario un enfoque diferente o medidas adicionales para garantizar que el nivel de ahorro sea suficiente. Cualquier medida que tomemos para bajar los precios no debe enviar señales equivocadas que impulsen el consumo en toda la UE; un consumo de gas natural que no estará disponible en volúmenes suficientes”.
Sven Giegold, secretario de Estado alemán para el Clima, un país refractario a poner topes al gas, ha dicho: “Hemos tenido muchas reuniones entre los Estados miembro, que hasta ahora tenían puntos de vista bastante divergentes sobre la salida de la crisis. Y ahora nos acercamos a un análisis común con soluciones comunes. Necesitamos implementar la compras conjuntas de gas; necesitamos hablar con los socios que suministran gas a Europa para ayudar a reducir los precios excesivamente altos; tenemos que coordinar aún más nuestras medidas de reducción de la demanda y confiamos en que es posible encontrar formas de reducir los precios y al mismo tiempo evitar el racionamiento y garantizar que las fuerzas del mercado sigan presentes para ayudarnos a limitar la demanda”.
La vicepresidenta de Transición Ecológica, Teresa Ribera, ha dicho por su parte: “Hemos avanzado enormemente en las líneas que la Unión Europea debe adoptar para poder responder de forma unida, solidaria y flexible en esta crisis energética. Queda mucho trabajo por hacer. Necesitamos una referencia mucho más clara y ajustada a la realidad de los precios del gas para poder responder en origen a la crisis que estamos viviendo”.
Fuentes de su equipo trasladaban “cautela y prudencia” tras la reunión, de la que salían “satisfechos” en tanto que la calificaban de “productiva” por haberse producido un “acercamiento de posiciones”. No obstante, reconocían que “todavía hay camino por recorrer”.
Según la comisaria europea de Energía, “el plan es incentivar la reducción de la demanda y garantizar la solidaridad entre los Estados miembro. También intervendremos en los precios del gas y facilitaremos la compra conjunta de gas. Todos sabemos que hay una urgencia por actuar. Pero tenemos que tener en cuenta que tenemos que actuar juntos y tiene que estar basado en un amplio consenso”.
El país que desentona en ese consenso general es Hungría. El ministro de Exteriores, Péter Szijjártó, asistente a la reunión, ha mostrado su oposición a cualquier medida restrictiva con Rusia: “Esperamos que la Comisión no haga ninguna propuesta, y esperamos que el Consejo no acepte ninguna propuesta que ponga en peligro la seguridad del suministro energético de cualquier Estado miembro. Lo que importa es que no haya propuestas que disminuyan el volumen de gas o cualquier otra fuente de energía a disposición del continente. Los rusos dejaron muy claro que en caso de que se introdujera el precio máximo del gas, reducirían las entregas de gas, lo que pondría en peligro la seguridad de los proveedores. Así que es obvio que no lo apoyaríamos”.