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Bruselas alerta de riesgos de quiebras generalizadas, más paro y mayores desigualdades por la crisis de la COVID

El vicepresidente económico de la Comisión Europea, Valdis Domvrobskis, y la vicepresidenta económica española, Nadia Calviño.

Andrés Gil

Corresponsal en Bruselas —
11 de febrero de 2021 11:00 h

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Bruselas mejora en un par de puntos, del 5,4% anunciado en noviembre al 5,6% de este jueves, las previsiones de crecimiento del PIB de España para 2021. Eso sí, el dato, que no cuantifica el hipotético impacto de los fondos de recuperación europeos, está aún lejos del anunciado por la vicepresidenta económica del Gobierno, Nadia Calviño, que calcula un crecimiento del 7% para España en el presente año. Los datos de la Comisión Europea, no obstante, dependen mucho de cómo se desarrolle la campaña de vacunación; de cómo se comporten las nuevas variantes y mutaciones del coronavirus, en tanto que pueden acarrear nuevas restricciones para preservar la salud de la ciudadanía; y de que empiecen a llegar los fondos europeos anticrisis, previstos para el verano –el Gobierno cuenta con 27.000 millones de Bruselas en los presupuestos de 2021–. Bruselas también prevé una mejora en sus previsiones para 2022, y este jueves ha anunciado un crecimiento del 5,3%, superior al 4,8% anunciado en noviembre.

El comisario de Finanzas, Paolo Gentiloni, ha reconocido este jueves que “España tuvo un cuarto trimestre relativamente positivo entre las economías europeas y continuó en números positivos, el 0,4%, y entendemos que va a haber un rebote fuerte en los próximos dos años”. El comisario italiano, además, explica: “No hemos incorporado los efectos de los fondos de recuperación. Aunque los planes españoles están muy avanzados, nuestros servicios están trabajando, centrados ahora en la reforma del mercado de trabajo y de las pensiones. Así que todavía no podemos dar una evaluación completa, estamos trabajando en ciertos detalles y ciertas cifras con España. Me he reunido con varios ministros españoles y está yendo por el buen camino”.

En todo caso, Bruselas alerta: “Existe el riesgo de que la crisis deje cicatrices más profundas en el tejido económico y social de la UE, especialmente a través de quiebras generalizadas y pérdida de puestos de trabajo. Esto también perjudicaría al sector financiero, aumentaría el desempleo de larga duración y agravaría las desigualdades”.

El Fondo Monetario Internacional (FMI), por su parte, ya rebajó en 1,3 puntos porcentuales el pronóstico de incremento del PIB español para 2021, dejándolo en un 5,9% –en la línea de Bruselas– frente al 7,2% –próximo a los cálculos del Gobierno– que había previsto el pasado octubre. 

En todo caso, las previsiones del Ejecutivo comunitario sitúan a España como el país que más va a crecer este año, después de haber sido el que más cayó en 2020. Después de España (5,6% en 2021), se sitúan Francia (5,5%), Croacia (5,3%) y Eslovenia (4,7%).



La incertidumbre es tan grande y las previsiones son tan complicadas de hacer que, precisamente el Ejecutivo comunitario previó una caída del PIB español en 2020 del 12,4%, cuando los datos del INE comunicados a finales de enero cifraban la caída en el 11%, en la línea de lo recogido en el cuadro macroeconómico del Gobierno. Eso sí, ese 11% de caída fue el mayor entre los 27 países de la UE, seguido de Grecia (-10%), Malta (-9%) y Croacia (-8,9%), los países más dependientes del turismo de la UE.

El rebote que tuvo la economía española en el tercer trimestre, con un crecimiento del 16,4%, y en el cuarto trimestre, del 0,4%, no han servido para paliar el enorme agujero que dejó en el PIB español los meses de encierro y paralización casi total de la actividad económica, aunque sí sirvieron para poner en evidencia las previsiones de noviembre de Bruselas. En aquel momento, el ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá, ya advirtió de que las previsiones estaban “desfasadas” al no recoger los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) y del PIB del tercer trimestre, mucho mejores de los previstos.

Después de un crecimiento espectacular en el tercer trimestre de 2020, tras una caída aún más espectacular en el segundo trimestre, la Unión Europea se ha desplomado al cierre de 2020 por las nuevas olas del coronavirus en el tramo final del año. Así lo constatan las primeras aproximaciones de Eurostat, al oficina estadística de la UE. De acuerdo con una primera estimación del crecimiento anual para 2020 realizada por Eurostat, el PIB cayó un 6,8% en la zona del euro y un 6,4% en el conjunto de la UE.

En este contexto, las previsiones económicas de invierno de 2021 de la Comisión Europea proyectan que la economía de la zona del euro crecerá un 3,8% tanto en 2021 como en 2022, y que la economía de la UE crecerá un 3,7% en 2021 y un 3,9% en 2022. Los datos para España son muy superiores a la media: 5,6% en 2021 y 5,3% en 2022.

Bruselas espera que las economías de la zona del euro y de la UE alcancen sus niveles de producción anteriores a la crisis antes de lo previsto en las previsiones de otoño de 2020, en noviembre, en gran parte debido al impulso de crecimiento más fuerte de lo esperado en aquel entonces para la segunda mitad de 2021 y en 2022. No obstante, no espera que eso ocurra antes del segundo semestre de 2022, y será diferente en cada país, ha reconocido Gentiloni.

Después de un fuerte crecimiento en el tercer trimestre de 2020, la actividad económica se contrajo nuevamente en el cuarto trimestre, a consecuencia de que segunda ola de la pandemia desencadenó nuevas restricciones. Con esas medidas aún vigentes, Bruselas espera que las economías de la UE y de la zona del euro se contraigan en el primer trimestre de 2021; que el crecimiento económico se reanude en la primavera y que cobre impulso en el verano a medida que avanzan los programas de vacunación y las medidas de contención disminuyan gradualmente. El Ejecutivo comunitario también prevé una mejora de las perspectivas de la economía mundial para respaldar la recuperación.

En todo caso, Bruselas constata que el impacto económico de la pandemia sigue siendo desigual en los Estados miembros, por lo que la velocidad de la recuperación puede diverger significativamente.

En este sentido, los riesgos que rodean el pronóstico “siguen siendo altos”, dice Bruselas, al estar “principalmente relacionados con la evolución de la pandemia y el éxito de las campañas de vacunación”.

Así, los “riesgos positivos” están relacionados con la posibilidad de que el proceso de vacunación conduzca a una flexibilización de las medidas de contención más rápida de lo esperado y, por lo tanto, a una recuperación más temprana y más fuerte. Además, los fondos de recuperación, el llamado Next Generation EU, “podría impulsar un crecimiento más fuerte de lo proyectado, ya que la financiación prevista, en su mayor parte, aún no se ha incorporado a esta previsión”.

En términos de riesgos negativos, dice Bruselas, “la pandemia podría resultar más persistente o grave en el corto plazo de lo que se supone en este pronóstico, o podría haber retrasos en el despliegue de los programas de vacunación. Esto podría retrasar la relajación de las medidas de contención, lo que a su vez afectaría a la fuerza de la recuperación esperada. También existe el riesgo de que la crisis deje cicatrices más profundas en el tejido económico y social de la UE, especialmente a través de quiebras generalizadas y pérdida de puestos de trabajo. Esto también perjudicaría al sector financiero, aumentaría el desempleo de larga duración y agravaría las desigualdades”.

España, con menos restricciones que en la UE

El crecimiento del PIB en España repuntó con fuerza en el tercer trimestre de 2020 (crecimiento del 16,4%), tras la contracción sin precedentes del primer semestre del año (-17,8%). “La recuperación estuvo impulsada principalmente por la demanda interna, con un fuerte aumento tanto del consumo privado como de la inversión”, explica la Comisión Europea: “Las exportaciones netas también contribuyeron positivamente al crecimiento del PIB. Las medidas de contención, que comenzaron a reintroducirse en agosto, han continuado y se han endurecido aún más, aunque de forma menos severa que en otros grandes países europeos. Las actividades de movilidad e interacción social disminuyeron, debilitando la actividad económica en los últimos meses del año. No obstante, el crecimiento del PIB en el cuarto trimestre se mantuvo en terreno positivo, en el 0,4%, aunque la demanda interna redujo fuertemente su ritmo de crecimiento. Como resultado, el PIB disminuyó un 11% en el conjunto de 2020”.

Las perspectivas a corto plazo para 2021 “se ven empañadas por el aumento de las tasas de infección en las primeras semanas del año y las medidas más restrictivas puestas en marcha por la mayoría de las regiones españolas”, relata el Ejecutivo comunitario: “Como resultado, se espera que el consumo y la inversión privados caigan en el primer trimestre antes de recuperarse ligeramente en el segundo. A medida que avanza el proceso de vacunación y se eliminan progresivamente las restricciones, la actividad económica debería recuperarse con fuerza”.

Como resultado, Bruselas espera “que la tasa de ahorro de los hogares disminuya y la inversión se recupere, impulsada por mejores expectativas sobre la economía y una menor incertidumbre. En general, se prevé que el PIB crezca un 5,6% en 2021. En 2022, se espera que la recuperación del turismo cobre impulso, con la mayoría de los obstáculos a la actividad eliminados por completo, mientras que el crecimiento de la demanda interna probablemente se moderará una vez que se reabsorba la demanda reprimida. Esto daría lugar a una tasa de crecimiento aún robusta del 5,3%”.

Las medidas del Gobierno para proteger puestos de trabajo, como los ERTE, y las destinadas a proporcionar liquidez a las empresas tomadas en la primera etapa de la pandemia se extendieron varias veces y Bruselas espera “que permanezcan vigentes hasta mediados de 2021”. Estas medidas de apoyo público han sido posibles gracias a que la Comisión Europea activó la cláusula de escape que deja congelado el Pacto de Estabilidad y Crecimiento. “En primavera tomaremos la decisión sobre la cláusula de escape para dar claridad a los países para sus presupuestos”, ha explicado Gentiloni: “Nuestras dificultades económicas no desaparecerán el 31 de diciembre de 2021. Decidiremos en las próximas semanas”. Inicialmente, la cláusula está activada durante todo el presente año, y se prevé una prórroga aún por decidir.

Según la Comisión Europea, las medidas del Ejecutivo “continuarán ayudando a mitigar la pérdida de puestos de trabajo y amortiguar el daño de la crisis a la capacidad productiva”, si bien alerta del riesgo “de un aumento de las insolvencias empresariales, concentradas principalmente en los sectores más afectados por las restricciones de actividad, que se materialice a medida que se reduzcan las medidas públicas de apoyo”. En consecuencia, “esto podría provocar un aumento del desempleo y reducir la capacidad productiva”.

Por el lado positivo, Bruselas reconoce que el pronóstico hecho público este jueves no incorpora el impacto del Plan de Recuperación y Resiliencia, “que se espera que proporcione un impulso significativo a la demanda interna y al crecimiento a lo largo del tiempo una vez se ponga en marcha”.

En relación con la inflación, Bruselas entiende que “tras disminuir en el segundo semestre de 2020, se prevé que aumente hasta el 0,8% en 2021, impulsada por el fortalecimiento gradual del precio de los servicios al consumidor y la reversión de la caída del precio del petróleo en el segundo trimestre de 2020 . En 2022, se espera que la inflación general aumente aún más hasta el 1,1%”.

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