Ni Buenos Aires ni Madrid: la mayor farmacéutica de Argentina tiene sede en Bilbao y factura 1.669 millones
Casi 1.700 millones de euros de facturación y activos, beneficios de 100 millones y unos 7.000 empleados. Son las grandes cifras de Roemmers, la mayor farmacéutica de Argentina, cuya sede fiscal está en España, a miles de kilómetros de su centro de operaciones en Buenos Aires.
Pero no en Madrid, epicentro en los últimos años de un creciente aterrizaje de grandes fortunas latinoamericanas, sino en Bilbao. Un edificio de oficinas en la Gran Vía bilbaína, 53, alberga el domicilio social de una mercantil española con nombre de ave acuática, Cormorán de Bilbao SL, la holding de la que cuelga todo el grupo Roemmers.
Esta empresa centenaria, fundada en 1921 por Alberto Roemmers, un inmigrante alemán de Renania, es una de las más importantes de su sector en Latinoamérica y la primera de Argentina: “Cinco de los diez medicamentos de mayor venta en el país pertenecen a Roemmers: Lotrial, Optamox, Amoxidal, Sertal Compuesto y Losacor”, dice en su web, citando datos de la consultora especializada IMS.
El grupo Roemmers creó esa holding española en 2011 para “consolidar sus operaciones y lograr una administración más fuerte y eficaz” y “obtener una sinergia entre todas las filiales que, con el tiempo, le permitiera convertirse en un líder regional”, explica la memoria de información no financiera de sus últimas cuentas.
Esas “sinergias” las buscó en España, país en el que no tiene negocio y en el que la mujer más rica de Argentina, la multimillonaria sin rostro Edith Rodríguez, también ha tejido parte de la maraña societaria de su opaca petrolera, Pluspetrol, para eludir impuestos. En el caso de la matriz de Roemmers, disfruta del régimen foral vasco y de las ventajas de las entidades de tenencia de valores extranjeros (ETVE). Este incentivo fiscal lo utilizan varias multinacionales y fortunas latinoamericanas como el magnate ultraliberal mexicano Ricardo Salinas.
Las cifras de activos y ventas de la holding de Roemmers han ido creciendo de forma muy relevante, ajenas a la pésima situación económica de su país de origen.
Las cuentas consolidadas del ejercicio cerrado en marzo de 2023 que Cormorán de Bilbao acaba de remitir al Registro Mercantil reflejan un importante aumento del 21% en sus activos, hasta 1.640 millones, y un incremento del 31% de sus ventas, hasta un récord de 1.669 millones, el doble de lo que facturó en 2023 la farmacéutica española Rovi, cotizada en el Ibex 35. También duplica las ventas de Almirall, que formó parte del selectivo español hasta 2022.
El beneficio consolidado de Cormorán de Bilbao fue en su último ejercicio fiscal de 99,7 millones, casi el doble que un año antes, según esas cuentas, accesibles a través de Insight View.
Con una plantilla de 6.890 empleados (ninguno en España y más de 2.000 en Argentina), explica en su informe de gestión que es la sociedad dominante de un grupo “líder en ventas de medicamentos en el mercado argentino y en otros países de centro y Sudamérica”. Sus principales instalaciones y filiales están en Argentina, Colombia, Ecuador, Perú, Chile, Paraguay, Uruguay, Brasil y México.
De esta sociedad española cuelgan 69 filiales en once países latinoamericanos. Según sus cuentas individuales, los ingresos por dividendos de filiales (exentos de impuestos por el régimen ETVE) se duplicaron con creces en 2023, hasta 67,88 millones. Esto compensó de sobra las pérdidas por diferencias de cambio, que fueron de 6,35 millones.
Además de en Argentina, Roemmers es especialmente fuerte en Argentina y en México. Allí tiene el grupo Siegfried, que compraron en 1994 a una firma suiza y es “el laboratorio más prescrito del país, con una participación del 5,9% y un crecimiento del 6,9%”.
En México esperaban “continuar con la tendencia de crecimiento a doble dígito de los últimos años”, pese al “riesgo político alto” ante “la creciente radicalización del presidente López Obrador” para “garantizar la continuidad de su proyecto político”. “Se prevé que el oficialismo pondrá en marcha acciones para debilitar a sus opositores del Ejecutivo, a las autoridades electorales y al poder judicial, al tiempo de exacerbar la polarización”.
Según explicaba en junio el Banco Mundial, tras prestar a Roemmers más de 300 millones de dólares (gran parte para proyectos en México), la inmensa mayoría (98%) de la empresa ha quedado en manos de dos de los tres herederos que dejó el hijo del fundador, Alberto W. H. Roemmers, fallecido en 2022 a los 96 años.
En concreto, Pablo y Alberto Roemmers tienen un 49% cada uno. Su hermano Alejandro, tercer nieto vivo del fundador, tiene solo un 2%, de acuerdo con la información del International Finance Corporation (IFC) del Banco Mundial. Solo desde 2018, esta institución del organismo multilateral ha prestado a Roemmers 451 millones de dólares.
Sueldos opacos
Las cuentas de la matriz española de Roemmers incluyen salvedades de su auditor, PwC, por no informar de los sueldos de los consejeros y altos directivos, como exige la legislación española. Su presidente es el consejero delegado de Roemmers, Arturo Macchiavello. En su consejo, junto a Alberto Roemmers hay varios ex de ese gigante de la auditoría y la consultoría en Bilbao.
El vicepresidente de Cormorán de Bilbao SL es José Antonio Gil López, ex socio de Auditoría y Transacciones de PwC. También es consejero Javier Domingo de Paz, otro ex de la firma. Este último es vocal del grupo industrial vasco Dominion, en el que son accionistas los Riberas, propietarios de Gestamp y una de las familias más ricas de España.
En sus cuentas, Cormorán de Bilbao no menciona ningún litigio fiscal en España, algo en lo que tuvo experiencia el fallecido patriarca de los Roemmers. El último lo resolvió el 23 de octubre el Tribunal Superior de Justicia de Valencia (TSJV) contra Mercurio Credit Advisors SL, empresa española con la que el magnate canalizaba una de sus pasiones, la vela.
El TSJV ha confirmado una liquidación de 132.000 euros de la Agencia Tributaria por el Impuesto Especial sobre Determinados Medios de Transporte a esa empresa española tras vender a finales de 2017 una de las embarcaciones que construyó, el “King Marine” TP52, perteneciente a una clase de yates de regata de 52 pies en la que en tiempos se curtió otro fanático de la vela, el rey emérito Juan Carlos I.
Hacienda denegó esa devolución porque la empresa de Roemmers no se dedicaba profesionalmente a la reventa de medios de transporte y su finalidad no era “una actividad económica”, sino “lúdica o recreativa, encaminada a satisfacer la afición del dueño de la sociedad por el deporte de la vela, participando en competiciones internacionales”.
A la Agencia Tributaria le llamó la atención la “desproporción” entre los exiguos ingresos que declaró en 2014 la empresa, poco más de 184.000 euros, y unos gastos de casi 2,2 millones, de los que una parte correspondió a facturas emitidas por su tripulación, de la que formaban parte el magnate, dos de sus hijos y el conocido timonel argentino Guillermo Parada.
El fallecido patriarca, habitual de la lista Forbes Argentina, era conocido por su gran discreción, que parecen haber heredado los dos herederos que controlan la inmensa mayoría de Roemmers. El más conocido, Alejandro, empresario, filántropo y literato, recibió en 2009 el Premio Miguel Hernández de poesía en Orihuela y en 2011 publicó El regreso del joven príncipe, secuela de El principito autorizada por los herederos de Antoine de Saint-Exupéry.
Muy vinculado a España, donde terminó sus estudios preuniversitarios, como sus hermanos (cursó COU en el colegio privado del Rey Felipe VI, Santa María de los Rosales), hace unos años Alejandro Roemmers copó las tertulias del corazón tras acusar a su ex socio el productor y ventrílocuo José Luis Moreno de estafarle 16 millones por la producción de la serie Glow & Darkness, una suerte de Juego de Tronos Ibérico basado en la vida de San Francisco de Asís.
Sobre esta figura versaba el musical 'Franciscus' que Moreno produjo con dinero de Roemmers y que se calcula que hizo un roto de 50 millones al magnate. Se estrenó en el Euskalduna en 2018 y fue un estrepitoso fracaso: solo aguantó cuatro funciones.
Muy religioso y amigo personal del papa Francisco, Alejandro Roemmers ha sido recientemente relacionado con una supuesta red de trata de personas en Argentina (él ha negado tajantemente las acusaciones). En 2016 apareció en Los Papeles de Panamá con una sociedad en Islas Vírgenes para comprar inmuebles en Estados Unidos.
El empresario forma parte del Consejo Empresario de la Fundación Internacional para la Libertad (FIL), que preside otro famoso ex cliente del despacho panameño Mossack Fonseca, el Nobel peruano nacionalizado español Mario Vargas Llosa.
Con sede en Madrid, la FIL, de la que es vicepresidente el ex gurú económico de Isabel Díaz Ayuso, Javier Fernández-Lasquetty, organizó hace unos días una gira por Argentina del economista ultraliberal Daniel Lacalle, con visita a Javier Milei incluida. Ambos se fotografiaron levantando los pulgares frente al enorme retrato que regaló al mandatario el lobby ultraliberal que le homenajeó en un casino de la capital hace unos meses.
Alejandro Roemmers se ha declarado esperanzado con la llegada al poder del extremista presidente argentino: “Puede inspirar el cambio que el país necesita”, decía en abril a La Nación el empresario, que en 2018 fue noticia por la fastuosa fiesta para celebrar su 60 cumpleaños que organizó en Marrakesh (Marruecos) para 600 invitados, con un coste de 6 millones de dólares.
Tres días de fiesta, travesías por el desierto, espectáculos ecuestres y actuaciones musicales en vivo de, entre otros, Ricky Martin. “El mejor cumpleaños en el que he estado en mi vida”, escribió la diseñadora Ágatha Ruiz de la Prada en su cuenta de Instagram. El anfitrión no quiso recibir regalos y pidió a sus invitados que donaran el dinero a diferentes causas sociales. Pero hubo polémica, al coincidir los fastos con las negociaciones de la industria farmacéutica argentina con el Gobierno de entonces para revisar los contratos con las mutuas sanitarias.
Las últimas cuentas de la matriz de Roemmers se formularon meses antes de la llegada al poder de Milei, que acaba de cumplir un año en el cargo. Su motosierra ha sido celebrada estos días por medios españoles autoproclamados liberales. Mientras, Nature ha revelado la fuga de cerebros en el ecosistema científico argentino por los drásticos recortes de gasto público. Entretanto, no consta que la principal farmacéutica del país haya movido su sede de la Gran Vía bilbaína.
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