Se cae otro mito de la derecha: las estadísticas desvinculan las renuncias de herencias con el impuesto de sucesiones
Una bandera compartida por toda la derecha en España, de Ciudadanos a Vox pasando por el PP, ha sido la eliminación del Impuesto de Sucesiones. Un tributo estatal que está gestionado por las autonomías y que, allí donde gobiernan estos partidos, se ha convertido en un reclamo electoral. Una carrera entre las distintas Comunidades por ver quién baja el impuesto a los límites más bajos o quién bonifica más las herencias. Para justificar esta medida se ha aludido, junto con plataformas que divulgaban este mensaje, que este impuesto impedía en muchos casos recibir la herencia y obligaban a la renuncia. Las estadísticas, sin embargo, no corroboran esa conexión y apuntan a otras razones.
Estos son los datos. Entre enero y junio del año pasado, últimos registros cerrados por el Consejo General del Notariado, se gestionaron 192.000 herencias, de las que algo menos de 30.000 fueron renuncias por parte de los herederos. Es un 15,2% del total. Es el quinto año consecutivo en el que este porcentaje se encuentra al alza. Es decir, cada vez se repudian, término legal utilizado, más herencias respecto al total de actos tramitados. Contradice esta evolución la carrera de distintas autonomías por reducir los impuestos, siendo en muchas de ellas prácticamente cero para los familiares directos. En 2016 fueron menos del 10% y los datos ya duplican los de hace una década.
Pese a ello, han sido habituales los mensajes que vinculaban las renuncias de herencias con los impuestos que se tenían que acometer. Cabe recordar en este sentido que quien hereda no solo debe asumir el Impuesto de Sucesiones, también tiene que afrontar otros tributos como el de Plusvalía municipal en caso de los inmuebles. Expertos consultados, sin embargo, sitúan esta causa como una con menor incidencia en los procesos de renuncia de las herencias. Desde el Consejo General del Notariado explican que no es posible dar un dato estadístico de cuántas renuncias se producen por este motivo ya que cuando se produce este acto no se especifica el motivo.
Los datos autonómicos de renuncias tampoco avalan esta vinculación. Asturias es la Comunidad con mayor porcentaje de renuncias de España. Entre enero y junio se repudiaron el 24%, casi 10 puntos más que la media nacional. Le siguen Baleares, La Rioja, Andalucía o Murcia. Catalunya y Canarias también se encuentran por encima de la media. Hay grandes diferencias entre comunidades. Por ejemplo, frente a los datos asturianos, en Aragón las renuncias apenas superan el 9%. Euskadi, Extremadura o Galicia son también en las que menos herencias se renuncian.
¿Coinciden estos datos con las comunidades donde más se tiene que pagar en Sucesiones? Esto tiene una respuesta compleja, puesto que cada autonomía cuenta con distintos sistemas de reducciones y bonificaciones, especialmente cuando el heredero es un familiar directo, ya sea hijo o cónyuge. Para hacer un ránking por comunidades se debe crear un ejemplo uniforme para todas las regiones. Eso es lo que hace cada año el Registro de Economistas Asesores Fiscales (REAF). Su caso neutral para todas las comunidades es el de un hijo de 30 años, soltero, que hereda de su padre 800.000 euros, de los que 200.000 euros son de una vivienda. Cabe señalar que este caso supera con creces la herencia media en España. Según la OCDE, pese a ser uno de los países con mayor nivel de herencia media gracias al alto porcentaje de vivienda en propiedad, apenas ronda los 105.000 euros.
Teniendo en cuenta que las herencias medias son ampliamente inferiores y que muchas de ellas, por las normativas de las comunidades están ampliamente bonificadas, sí sirve como un método para clasificar las distintas regiones españolas. El cruce de estos datos con las renuncias de herencias muestran claras diferencias. Si bien sí coinciden en el primero de ambos ranking, Asturias, el resto son diferentes. De hecho, autonomías como Andalucía o Baleares, consideradas por REAF como de las más 'baratas' en cuanto al impuesto, se ubican entre las cuatro con mayor porcentaje de renuncias. Hay también casos como el de Cantabria, que en ese supuesto estaría completamente bonificado pero que tiene un porcentaje de renuncias acorde a la media. En el lado opuesto se encuentra Aragón. Esta comunidad es considerada la segunda más cara en la clasificación del REAF, pero es, sin embargo, la que cosecha los niveles más bajos de renuncias.
Se suele hablar de tres grandes causas para renunciar una herencia. La primera, las deudas que se asumen, que pueden hacer no recomendable hacerse cargo de la herencia. La segunda, hace referencia a cuestiones de índole personal, como la lejanía con un pariente del que se recibe una herencia y que se decide rechazar por falta de relación y otras causas. Por último, los gastos que supone la herencia, donde entrarían los impuestos, no solo el de sucesiones, también la plusvalía.
“Es un mito que se renuncie por los impuestos”, señala Sofía García-Hortelano, abogada especializada en derecho de familia, que señala que en su trayectoria profesional y la de sus compañeros de bufete no se ha encontrado con estos casos. La letrada señala como principal causa la existencia de deudas. “La mayor parte de las ocasiones provienen de créditos hipotecarios de elevadísima cuantía bien porque se concedieron sobre la base de un valor de las viviendas que luego cayó bruscamente (crisis del 2008) o bien por haberse acumulado una deuda por impago del préstamo al haberse quedado el causante sin ingresos, es decir, la crisis estructural en la que vivimos”, asegura García Hortelano.
En esta idea incide María Teresa Barea, portavoz del Consejo General del Notariado. “El motivo más frecuente es que el causante deje deudas en la herencia”, apunta. “Los casos en los que se hace por los costes, como los tributarios, son menores en número”, añade. La notaria considera que “a veces se ha sobredimensionado” este motivo como causante para renegar de una herencia. Barea asegura que no niega que se produzca, pero que principalmente se debe a casos en los que se hereda de un pariente que no es directo y que ha dejado poco líquido.
García-Hortelano añade que, incluso en el caso de tener que abonar una cuantía elevada del impuesto, existen vías para aplazar el pago y obtener tiempo para poder vender el bien en cuestión, abonar el tributo y obtener una ganancia.
Las renuncias crecen por las deudas
Barea, por su parte, achaca el incremento que se ha experimentado en 2021, un año en el que se espera que se supere el mayor registro de renuncias, se produce por dos motivos. El primero, el aumento de la mortalidad provocado por la pandemia. Un hecho que, subraya, se va a seguir apreciando durante los próximos ejercicios, puesto que muchas de las herencias se asumen con meses o incluso años de diferencia. El segundo, debido a las deudas. “Es consecuencia de una crisis económica, se producen sobreendeudamientos, tanto hipotecarios como de otra índole”, señala.
Hay una alternativa que contempla el derecho. Las herencias a beneficio de inventario. Es decir, las posibles deudas se cubren con el propio patrimonio que se hereda, y no con el de aquel que lo recibe. Barea explica que es una alternativa algo compleja en la mayoría de comunidades, por lo ajustado de los plazos en los que se plantea. Sin embargo, hay comunidades con derechos forales en los que hay una mayor flexibilidad. Uno de estos casos es el de Aragón. Precisamente, esta comunidad es la que tiene el nivel más bajo de renuncias en España.
Volviendo al impuesto de Sucesiones, la carrera a la baja de algunas comunidades (Andalucía, Castilla y León, Murcia o Madrid) contrasta con las peticiones de los organismos internacionales. La derecha ha defendido habitualmente que este impuesto es “confiscatorio”. Sin embargo, la OCDE hizo un llamamiento el pasado año en favor del uso de esta tributación sobre las herencias y las donaciones. “Este impuesto ensalza la igualdad de oportunidades”, aseguró la OCDE en un informe. “La fiscalidad sobre sucesiones puede desempeñar un papel importante en la recaudación de ingresos, abordar las desigualdades y mejorar la eficiencia”, añadió. “Un impuesto a la herencia, en particular uno que apunta a los niveles relativamente altos de transferencia de riqueza, puede ser una herramienta importante para mejorar la igualdad de oportunidades y reducir la concentración de la riqueza”, enfatizó. Al igual que la OCDE, el FMI también puso de ejemplo este tributo para mejorar el reparto de riqueza en la economía.
El impuesto de Sucesiones y Donaciones aportó a las Comunidades Autónomas en 2019, último dato recopilado, 2.360 millones de euros. La carrera a la baja de distintas comunidades ha supuesto que en apenas cinco años haya pasado de supone el 23% de los ingresos por tributos cedidos que tenían los gobiernos autonómicos al 17%.
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