La banca ha sufrido en sus resultados el año de la pandemia debido a las provisiones que ha tenido que hacer o el freno en algunas de sus líneas de actividad habituales por el parón económico que provocó la cuarentena. Pese a ello, no todo el sector ha notado el impacto de igual manera. En un contexto en el que el sector camina hacia la concentración, el recorte de empleo y el cierre de oficinas, son las entidades que se ubican en las localidades más pequeñas y en regiones más despobladas las que han obtenido, sin embargo, mejores datos económicos.
Aunque a menudo se habla del sector financiero como un mercado homogéneo por la gran cuota de mercado que tiene los cinco grandes bancos, especialmente tras las fusiones, existen diferencias. Estas diferencias se muestran, por ejemplo, en la forma de organizarse empresarialmente ya que, a falta de una, la banca española tiene tres patronales. La mayor de ellas es la Asociación Española de Banca (AEB), que engloba a los bancos propiamente dichos, principalmente Santander y BBVA, y a las entidades extranjeras que operan en el país. También tiene un peso fundamental la Confederación Española de Cajas de Ahorros (CECA), que agrupa a a las herederas de las antiguas cajas de ahorros. Tras la fusión con Bankia, Caixabank supone una parte mayoritaria de esta asociación. Menos conocida es la tercera, la Unión Nacional de Cooperativas de Crédito (Unacc), que aglutina a las cajas rurales y las cooperativas.
Precisamente los resultados agregados de las entidades que componen esta última organización han cerrado el ejercicio 2020 con mejores datos que las otras dos organizaciones. La presencia de estos bancos está muy vinculada a las poblaciones más pequeñas y las regiones de España menos pobladas y, según apunta la propia Unacc, el 41% de sus oficinas se encuentra en localidades de menos de 5.000 habitantes. Son zonas especialmente expuestas al fenómeno de exclusión financiera que el cierre de sucursales de las grandes entidades ha provocado en la España Vaciada.
Son 42 entidades las que constituyen esta organización: desde las cajas rurales que todavía quedan a otras como la vasca Laboral Kutxa, la Caja de Ingenieros o Bantierra. Este grupo de bancos cerraron el pasado año con un beneficio de 522 millones de euros, con un retroceso del 32%. Pese al descenso, generalizado en el sector por las provisiones que han tenido que tomar para hacer frente a las posibles pérdidas futuras en un contexto de crisis, el recorte es menor que el que vivieron el colectivo agrupado en CECA y el de la AEB. El primero cedió un 37% y el segundo pasó de ganar 13.000 millones en 2019 a perder más de 5.000 millones en 2020, debido fundamentalmente a los números rojos que cosechó Banco Santander
No es el único dato que muestra que el colectivo de cooperativas y cajas rurales ha cerrado un mejor año que el resto de organizaciones bancarias. Una de las consecuencias que ha dejado la crisis provocada por la pandemia es que muchos hogares han retrasado ciertas decisiones de compra y han aumentado sus ahorros, lo que se ha traducido en un aumento considerable de los depósitos en España. Pese a ser generalizado, ha sido mayor entre los bancos agrupados en Unacc. En concreto, han captado casi un 12% más que un año antes. Supone un dato muy superior al de las antiguas cajas de ahorro, que incrementaron un 8% sus depósitos y los grupos que componen la AEB, que se ha mantenido en cifras similares a las de un año antes.
También en la concesión de crédito han estado más activos los bancos de la Unacc que el resto. Los datos de 2020 apuntan que el saldo de los créditos concedidos por estas entidades a la clientela creció un 9%, frente al 5% de la CECA o el estancamiento en el ámbito de la AEB. Esto tiene también un efecto sobre el volumen de activos bajo gestión que tienen estos colectivos. El primero ha incrementado sus activos un 13,5%, frente al 10% de la CECA o el ligero alza en la AEB. Unacc también es el grupo que más aumenta sus ingresos por intereses, aunque de manera muy similar a la CECA, quien sí logró incrementar más que los otros dos colectivos los ingresos por comisiones.
Las entidades que se engloban en Unacc, por separado, tienen un peso relativamente bajo sobre el conjunto del sistema bancario español y la suma de todas ellas supondría ser la quinta entidad del país. Según las estadísticas para el año 2019 este grupo de bancos aglutina el 8,15% del mercado del crédito en España y el 9,5% de los depósitos. Falta por conocerse el dato del 2020 que, presumiblemente, será algo superior por la citada mejora de las distintas magnitudes en este sector.
Si bien, cabe destacar que esta cuota de mercado es el dato nacional, puesto que este segmento de la banca sigue teniendo un protagonismo muy relevante en distintas provincias, donde son, en ocasiones la red de referencia. Es el caso de Almería, Albacete, Cuenca, Teruel, Soria, Zamora o las tres provincias vascas, donde la cuota de mercado suponen más del 30%. Muchas de estas zonas coinciden con las regiones que más sufren la dispersión geográfica y la ausencia de oficinas bancarias. De las algo más de 3.200 oficinas que tenía este colectivo en 2019, solo una tercera parte se encontraban en poblaciones de más de 25.000 habitantes.
Menos despidos y cierres desde la pasada crisis
Las cajas rurales y cooperativas no han sido ajenas al camino hacia la concentración que han vivido el resto de entidades desde que estallara la pasada crisis financiera y que ha convertido a España en uno de los países de Europa donde más se ha consolidado el sistema bancario. Sin embargo, no tanto como el resto de sectores bancarios. Así lo apuntaba un informe de CCOO que analizaba la evolución del empleo y la red de oficinas de la banca española desde que estallara la anterior crisis financiera. Este documento señalaba que, mientras habían desaparecido el 70% de las entidades asociadas a CECA entre 2007 y 2019, y el 40% de las englobadas en la AEB, el recorte había sido de una cuarta parte en cuanto a los grupos rurales.
Algo parecido ocurre respecto al empleo y las oficinas. El sector agrupado en Unacc ha reducido su plantilla, según este informe de CCOO, un 13%, lejos del 35% que ha rebajado el conjunto de la banca en España, especialmente en el campo de las antiguas cajas de ahorros. Y respecto a las sucursales, si en toda España han desaparecido entre 2007 y 2019 casi la mitad de las oficinas, en lo que se refiere a las redes rurales y de cooperativas la bajada ha sido del 17%.
La exclusión bancaria es uno de los problemas que tiene el sector bancario español debido al fuerte recorte de las redes de oficinas, de cajeros y la desaparición de decenas de entidades que antiguamente operaban en España. Según datos del Banco de España, hay más de 4.100 municipios que no tienen ninguna sucursal bancaria, medio millar más que antes de la crisis. Esto se traduce en que más de 1,2 millones de personas no tienen ninguna sucursal en su municipio, siendo las dos castillas las más afectadas.
Nueva ola de despidos
Ahora España vive una nueva ola de despidos y cierres en la banca que se han visto acelerados por la pandemia. A los que se están produciendo en Banco Santander, Banco Sabadell o Ibercaja, que suman más de 6.000 salidas, se unen CaixaBank y BBVA. Las dos entidades han comenzado en la última semana las mesas de negociación con los sindicatos para sendos ERE de los que todavía no se conocen cifras oficiales sobre las salidas. Una estimación de UGT apunta a que estos dos procesos provocarían unas 13.000 salidas más. Se sumará al final del año, cuando se formalice la fusión de Unicaja y Liberbank, el sexto ERE de este año en el sector bancario español en el transcurso de un año.
Las zonas rurales han sufrido este recorte y la desaparición de algunas cajas que funcionaban en ciertas áreas tras ser absorbidas por grandes bancos. Ahora, algunos grupos tantean formas de ofrecer servicios en estas zonas donde ya no tienen presencia tras los recortes de la última década. Es el caso, por ejemplo, de Banco Santander, quien alcanzó un acuerdo con Correos hace unos meses para ofrecer en las oficinas de la empresa pública determinados servicios de retirada e ingreso de efectivo para sus clientes.
Hace unas semanas se conocieron las condiciones que la CNMC ha impuesto a CaixaBank para poder aprobar la fusión con Bankia, entre las que destacaba el compromiso de no cerrar ninguna oficina en aquellas localidades donde ya es la única entidad presente “para evitar la exclusión financiera en esos municipios”.