Un año más, el hotel de la Reconquista acogerá a los huéspedes que acudan a los Premios Princesa de Asturias, cuya ceremonia se celebrará el día 18 en el Teatro Campoamor de Oviedo. Es el primer año que la princesa Leonor va y los preparativos ya han empezado en la ciudad, pero a falta de poco tiempo para que lleguen los invitados al hotel le falta cuadrar de dónde sacarán los camareros necesarios para tres días de festejos.
Desde hace varios años, el Reconquista —un Eurostars gestionado por el grupo Hotusa— tira en este evento de personal de sala y cocina en prácticas, proveniente de escuelas de hostelería de Asturias y, principalmente, Galicia. El fundador del grupo Hotusa es Amancio López-Seijas, un afamado empresario gallego muy amigo de Rajoy que ha construido su imperio a base de hacerse con la gestión de hoteles históricos, despedir al personal fijo más antiguo y sustituirlo por subcontratas. De ahí que la mayoría de escuelas sean de esta comunidad: el instituto Carlos Oroza (Pontevedra), la escuela Vilamarín (Ourense), el centro de formación Manuel Antonio (Vigo) y el de Paseo Das Pontes (A Coruña). La única participante no gallega es la escuela de hostelería de Gijón.
Durante la semana de los premios, el miércoles, jueves y viernes, los centros fletan autobuses llenos de estudiantes que montan los buffets de desayuno, almuerzo y cena, sirven y recogen. Los alumnos van de forma voluntaria y llevan pagados los viajes, la estancia y las comidas, pero no cobran nada por su trabajo porque son prácticas. “Si quieren que vayamos nosotros”, comenta una alumna a la que hace unas semanas ofrecieron ir, “es por ahorrarse el dineral de los extras. Me lo estoy pensando, pero tal y como me lo pintan no creo que merezca la pena perder tres días de clase”.
Hasta que Hotusa empezó a gestionar el hotel en 2014, durante los días de los premios servía gente de la casa y Meliá, la anterior gestora, contrataba camareros profesionales extra. Unos 40. “Es lo que hace falta para un evento de ese calibre”, sentencia un antiguo trabajador. “Los jóvenes en prácticas llegan y no tienen el conocimiento ni saben lo que se van a encontrar. Se mueven bandejas muy grandes y estos chicos no están preparados, así que el servicio decae. Pero claro, es a coste cero para la empresa”.
“Este año hay poca participación”
Esta vez, sin embargo, las escuelas gallegas no acudirán a la cita. Según explica el director del Carlos Oroza, Manuel Hermo, “este año hay poca participación por parte del alumnado. La mayor parte de ellos, los de segundo curso, están ya trabajando y tienen compromisos”. La escuela asegura que se lo ofreció a sus estudiantes de segundo y tercero pero apenas tres o cuatro se apuntaron, lo que ni de lejos les daba para llenar un autobús.
El Carlos Oroza ejerció en 2017 y 2018 de coordinador de las escuelas gallegas, así que este año el resto también se han borrado. “No hemos tenido noticias. Nosotros fuimos los dos años anteriores como apoyo del Carlos Oroza, siempre nos piden ayuda. Pero si esta vez no van el resto de centros tampoco nos interesa demasiado ir”, dicen desde la dirección del Vilamarín. “Era una actividad de la red gallega. Al no saber nada, no hemos sondeado al alumnado”. En el Manuel Antonio de Vigo tampoco ha llamado nadie, así que no participarán. Solo Paseo Das Pontes, que hace unos días no sabía nada, dejaba abierta la posibilidad de acudir.
¿Quién irá entonces a servir? Según fuentes de CSI que tienen contacto con empleados del Reconquista, al hotel le está costando encontrar becarios gratis este año, no solo porque los gallegos se borren sino porque los alumnos de la escuela de Gijón, su otra opción, exigen “un protocolo de respeto a unas condiciones mínimas”. La directora del centro confirmó a eldiario.es hace varios días que estaban muy interesados en acudir y llevar personal de sala, de restauración y eventos, y que en cualquier caso la “colaboración” se realizaría como “actividad extraescolar”. En ese momento, el acuerdo no estaba cerrado. Desde entonces, eldiario.es ha solicitado varias veces información actualizada pero la escuela no ha querido pronunciarse de nuevo.
Según las fuentes consultadas, que también incluyen trabajadores del grupo, entre los empleados del hotel hay aún incertidumbre, porque siguen buscándose escuelas y “no hay nada preparado”. “La intención de Hotusa era llevar a los de Pontevedra y alguna más. Pero parece ser que la Xunta ha reculado con la denuncia del sindicato de Gijón y varios escándalos que Comisiones Obreras les ha hecho”, señala un empleado. “Mi sensación es que están algo asustados y con temor a que les salpique algo más”.
Desde Hotusa afirman, sin embargo, que este año contarán por primera vez con alumnos de FP procedentes no solo de Gijón, sino también de Salamanca y León. “No nos parece que exista mejor oportunidad para un alumno que desarrollar una práctica en el contexto del acontecimiento social más importante de los que se desarrollan anualmente en España y al que este año acudirá la Princesa de Asturias”, dicen. “Desde el punto de vista de este grupo empresarial, el resultado de esta colaboración ha sido plenamente satisfactorio, sin haber dejado de mejorar año a año”. Es decir: que tras el rechazo de Galicia, Hotusa ha tenido que salir a pescar mano de obra gratuita a Castilla y León.
A la posible falta de estudiantes se une la escasez de personal propio, que Hotusa ha ido reduciendo desde que entró. Una buena muestra de ello fue la protesta de los 'solidarios del Reconquista', un grupo de estudiantes, jubilados y sindicalistas que en enero de 2018 irrumpió en el hotel para protestar por el despido de Raquel Agüeros, antigua presidenta del comité de empresa. Como reconocía una ex empleada en este periódico, “hace años era impensable que once personas pudieran entrar pacíficamente y llegar a un salón donde se celebra un acto institucional. Los accesos son los mismos. Pero no hay gente”.
La situación para la escuela de hostelería de Gijón es delicada, porque hace cuatro años se publicó una imagen en la que un alumno se quejaba de la oferta de prácticas. “Desde la Escuela de Hostelería y Turismo de Gijón nos ofrecen al alumnado trabajar los días 21, 22 y 23 de octubre para la familia real y demás invitados. El trabajo sería de unas diez horas diarias y sin remuneración alguna. Mi respuesta en clase ha sido un educado NO”, se leía en la captura de Facebook. La imagen llegó a los medios y la Fundación Princesa se vio tan salpicada que intervino para decir que eran “prácticas voluntarias”, que forman parte de los planes de estudio y que el acuerdo es entre las escuelas y Hotusa, no con ellos.
Gijón dejó entonces de enviar alumnos. La directora no quiere hablar de este asunto, al que llama “un problema ajeno a nuestra voluntad” que sucedió hace años y que “no me interesa”. Y así ha estado hasta este año, cuando ha retomado la conversación.
“Yo me lo pasé bien. Fuimos solo una tarde: nos enseñaron cómo se montaba un buffet, lo servimos, lo recogimos todo y poco más”, explica una alumna gallega que participó en ediciones pasadas. Otra alumna consultada considera que “no se aprende, porque la mayoría del producto ya viene preparado y gran parte del tiempo no haces nada”.
“Hay problemas añadidos. Hay un destrozo de vajilla de cristalería que nadie cuenta. Son contados, pero siempre hay algún accidente”, remacha el antiguo empleado del Reconquista. “Los veteranos ya saben, pero los jóvenes se ponen nerviosos con las personalidades que ven y no tienen la agilidad suficiente”.
Desde Hotusa consideran esta práctica “una decidida apuesta por la formación profesional y dual” como “garantía de futuro” para la “excelencia” de la hostelería más que un viejo método para ahorrar costes laborales. No es la primera vez que lo emplean: en Chantada, el pueblo gallego del que es López-Seijas y donde ha montado un par de oficinas centrales, tiene acuerdos con un instituto de FP que le manda estudiantes en prácticas, recién formados, en administración, agencias de viaje o eventos. Es su estilo de gestión: ir a volumen y ajustar costes al máximo. En los últimos cinco años, Hotusa ha multiplicado sus beneficios y disparado hasta los mil millones de euros su facturación.