La economía de España está afianzando transformaciones estructurales que impulsan el crecimiento de la actividad y las positivas previsiones de los próximos años. Las más visibles para las familias son las que tienen que ver con el mercado de trabajo tras la reforma laboral de 2022, como el ritmo récord de creación de puestos de trabajo o la caída de la temporalidad.
Pero hay otras tendencias inéditas en nuestro país que, igualmente, favorecen la buena salud de la economía en general. Por ejemplo, el fuerte aumento de las exportaciones de servicios no turísticos desde 2019. O el importante incremento de la inversión en “propiedad intelectual”, también desde la pandemia. O el desendeudamiento de familias y empresas de la última década.
El próximo martes 30 de julio, el INE (Instituto Nacional de Estadística) publicará el dato de inflación en este mes de julio y la Contabilidad Nacional del segundo trimestre (es decir, el crecimiento del PIB), y se espera que ambos sigan apuntando en la misma dirección. En los últimos años, prácticamente cada cifra ha sorprendido al alza, superando las expectativas de organismos nacionales e internacionales y del propio Gobierno de coalición y liderando al resto de economías avanzadas.
No todo son buenas noticias. El problema del acceso a la vivienda, directamente relacionado con el estancamiento de la construcción, la asfixia de la inflación, el todavía elevado paro estructural y las desigualdades de riqueza y de género ensombrecen las conquistas 'macro'. Mientras, empresas, los centros de análisis más ortodoxos y las visiones neoliberales enfocan sus críticas al débil crecimiento de la productividad del trabajo, con la que niegan las propuestas de reducir la jornada laboral, de seguir aumentando el Salario Mínimo (SMI) y el resto de sueldos o de reforzar los impuestos a los beneficios de las empresas para mejorar las condiciones de los hogares y el Estado de Bienestar y los servicios públicos.
El sector exterior
El 'boom' del turismo en España está generando lo que los economistas denominan como “externalidades negativas”, cuya mayor expresión es “el alquiler de uso turístico” y su impacto en la vida de los barrios de las grandes capitales y de los principales destinos de los viajeros y en los precios del mercado de la vivienda. En cifras de Contabilidad Nacional, el turismo supera en 16 puntos porcentuales el nivel previo al histórico shock de la COVID, según se observa en el gráfico.
“Se aprecia una mayor afluencia de turistas extranjeros fuera de la temporada estival, una mayor diversificación de los países de origen y un incremento del gasto medio por turista. El PIB turístico, que mide la contribución económica de esta actividad al PIB de la economía española, ascendió casi al 13% del PIB total en 2023 superando los registros previos a la pandemia”, resume un informe reciente de la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF).
El turismo vuelve a ser clave en la importancia del sector exterior en el conjunto de la actividad y del empleo. Sin embargo, otros servicios se han sumado a este 'motor' de la economía. “Las exportaciones de otros servicios no turísticos mantienen un dinamismo acusado [se puede observar en el gráfico]”, continúa el documento de la AIReF.
“Desde 2019, las exportaciones de servicios no turísticos han crecido un 34,4%, con avances destacados en telecomunicaciones, informática e información y técnicos relacionados con el comercio y otros servicios empresariales. Todo ello compensa la atonía que mantienen las exportaciones de bienes en un contexto de relativa debilidad de las economías del área del euro, pese a su mejoría más reciente, y de paulatino aumento del proteccionismo y fragmentación geográfica del comercio mundial”, incide la Autoridad fiscal.
Endeudamiento de familias y hogares
Una transformación estructural clave es el desendeudamiento de familias y empresas en la última década, después de los máximos registrados en la burbuja inmobiliaria. Esta tendencia permite descartar otra burbuja o “desequilibrio”, como viene comentando el ministro de Economía, Comercio y Empresa, Carlos Cuerpo.
Más allá, destaca que tanto familias como empresas han reducido mucho más su deuda en España que en el conjunto de la eurozona, según se puede ver en el segundo gráfico de esta información, quedándose por debajo en ambos casos.
Inversión en propiedad intelectual
La debilidad de la inversión de las empresas es una de las grandes dudas de la evolución de la economía de España. De la inversión depende buena parte del crecimiento futuro, y algunos sectores no han llegado despertar desde 2020. Principalmente, por el encarecimiento del crédito provocado por las subidas de los tipos de interés del Banco Central Europeo (BCE).
Ni siquiera con el estímulo que supone el despliegue del Plan de Recuperación, sobre el que también se ha vertido incertidumbre respecto a su impacto real en la actividad. Este mismo viernes, el Gobierno anunció el desembolso por parte de la Comisión Europea del cuarto pago de los fondos europeos.
En este contexto, uno de los destinos de la inversión destaca sobre el resto, y como nunca: el de “productos de las propiedad intelectual” —en el lenguaje del INE—, directamente relacionado con la innovación, la investigación y con sectores de alto valor añadido.
“En un contexto de sólido crecimiento estructural, la inversión y el consumo privado serán los principales motores de demanda entre 2024 y 2027. El escenario macroeconómico contempla una aceleración de la inversión en el horizonte de proyección, en especial de los bienes de equipo, gracias a la recuperación de los niveles de confianza empresarial y el continuado impulso del Plan de Recuperación”, explica el equipo de expertos del Ministerio de Economía.
Mercado laboral
El gran cambio estructural de nuestra economía está en el mercado laboral. Primero, por el récord de personas que trabajan, que se renueva trimestre tras trimestre. Este viernes, según la EPA (Encuesta de Población Activa), se supo que al cierre del segundo trimestre eran ya 21,68 millones en total.
En segundo lugar, está siendo crucial para el consumo agregado de las familias la menor precariedad en general, que está directamente vinculada con la caída de la temporalidad y la mayor estabilidad de los puestos de trabajo —más contratos indefinidos—, gracias a la reforma laboral de 2022.
Pero también, en tercer lugar, con un incremento de la creación de puestos de trabajo en sectores privados con mejores salarios, como “las actividades profesionales, científicas o técnicas”.
Por último, la AIReF señala que “dos tercios del crecimiento de la ocupación EPA se concentra en trabajadores extranjeros y de doble nacionalidad. Estos incrementos de la oferta de trabajo podrían tener implicaciones en relación con la evolución de los salarios reales y de la productividad. En particular, en términos sectoriales, los ocupados de nacionalidad extranjera y doble nacionalidad han tenido una mayor contribución al aumento del empleo en sectores como hostelería, transporte y comercio, construcción, servicios de hogar y manufacturas. Estos sectores se caracterizan, con la excepción de las manufacturas, por un menor nivel de productividad”.
Eso sí, ni el peso del sector público se ha elevado —se mantiene estable en el 16% del empleo total—, ni tampoco el de la hostelería —que se mueve entre el 8% y el 9%—.
“En el medio plazo, el despliegue de los efectos de las reformas permitirá compatibilizar el descenso de la tasa de desempleo con ganancias de poder adquisitivo de los asalariados y una reducción de la jornada media. La incorporación de los efectos esperados de las reformas previstas en el ámbito laboral al escenario macroeconómico permite proyectar nuevos máximos de ocupación, continuado crecimiento del poder adquisitivo de los asalariados y una reducción de la tasa de paro hasta cifras inferiores al 9% en el horizonte de previsión”, detalla el último informe de previsiones del Ministerio de Economía.