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La carga de la deuda de las empresas cae a mínimos de 2019 por el fuerte aumento de los beneficios

Un trabajador de la fábriba Re-Factory de Renault en Sevilla.

Daniel Yebra

3 de diciembre de 2022 22:48 h

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La carga de la deuda que soportan las empresas no financieras ha caído a mínimos de 2019 en los tres primeros trimestres de 2022 por el fuerte de aumento de los beneficios, según la última Central de Balances del Banco de España.

La factura de intereses de las compañías en España respecto a las ganancias se ha reducido de media hasta cerca del 11%, tras rozar el 14% en 2020 y pese a las subidas de los tipos oficiales del Banco Central Europeo (BCE) para luchar contra la inflación.



Mientras, las familias hipotecadas padecen un aumento de las cuotas mensuales de sus préstamos para la compra de sus viviendas por la decisión de la institución monetaria de encarecer la financiación para “ahogar” la economía. Es decir, para dañar el consumo y moderar así las subidas de precios.

Las estrategia del BCE, que desde julio ha subido los tipos de interés 2 puntos desde el 0%, debería golpear también a las empresas. Pero su adaptación a esta crisis de inflación es tan buena en promedio que la carga financiera se ha rebajado.

“A pesar de que los gastos financieros aumentaron [por la subida de tipos], la carga de intereses ha descendido hasta niveles de 2019”, reconoce el Banco de España. El organismo alude como principal razón al incremento de los beneficios por la fase más intensa de la recuperación económica tras el shock de la pandemia, por un lado. Y, por otra parte, por la capacidad de las empresas de trasladar las subidas del precio de la energía y del resto de costes a los precios de venta, sin subir salarios.

“Se asume que la traslación por parte de las empresas de los aumentos de costes energéticos pasados a los precios de venta finales se encuentra ya en un estado relativamente avanzado de culminación”, defendió esta misma semana Pablo Hernández de Cos, gobernador del Banco de España, en el Senado.

Menos carga financiera en todos los sectores

La misma Central de Balances del Banco de España, que recoge datos de 920 empresas, constató que los beneficios (medidos por el Valor Añadido Bruto o VAB de las compañías) han crecido siete veces más que los sueldos en los tres primeros trimestres de 2022, frente a 2021. Alrededor de un 21% en el primer caso. Frente a un 3% en el segundo.

Como se puede observar en el gráfico siguiente, la carga de intereses se ha reducido en todos los sectores, destacando la industria y la energía. Y eso que la financiación se ha encarecido de forma general y que “la deuda bruta de las empresas se situó, en septiembre de 2022, un 15% por encima del nivel del final del año anterior”, como incide el Banco de España en su informe.



Además del aumento de los beneficios, hay otras razones que explican la cómoda situación financiera de las compañías en España. La primera tiene que ver con las inmejorables condiciones de financiación favorecidas por el BCE durante los últimos años, concretamente hasta que en julio comenzaron a subir los tipos de interés oficiales desde el 0%.

Unas condiciones extraordinarias de las que sobre todo se han aprovechado las empresas grandes, precisamente las más representadas en la muestra de la Central de Balances del Banco de España. Y que han permitido abaratar el coste medio de la deuda de las compañías y alargar los plazos de vencimiento, evitando refinanciaciones de urgencia en los peores momentos.

“Los aumentos de los tipos de interés elevarían especialmente el grado de presión financiera soportado por las empresas con mayor endeudamiento y con una proporción más elevada de pasivos cuyo coste se revisa a corto plazo”, explicó Hernández de Cos ante los senadores.

Paquetes de choque contra la inflación

El segundo motivo está relacionado con los paquetes de choque diseñados por el Gobierno contra el daño por la inflación. Con ayudas directas a los sectores más vulnerables (agricultura, transporte...), medidas para aliviar la escalada de la energía (bonificación a los carburantes, rebajas de impuestos sobre la electricidad, tope al gas...) o la prórroga del sistema de ventajas de los préstamos públicos (deuda avalada por el ICO), que se extendió principalmente durante la pandemia.

La nueva línea de créditos con avales públicos se anunció en mayo y fue de 10.000 millones para empresas y autónomos afectados por el incremento de los precios de la energía y materias primas como resultado de la guerra en Ucrania.

También hay que detenerse en las medidas inmediatamente anteriores a la invasión rusa, las que se diseñaron como respuesta a la COVID. “A pesar de la intensidad de las dos crisis que ha sufrido la economía en los últimos tres años (la de pandemia y la de las materias primas, recrudecida por la guerra), la tasa de morosidad no ha aumentado en la banca española, lo que en parte se explica por las medidas adoptadas para paliar el impacto de dichas crisis”, reconoce Joaquín Maudos, experto del centro de análisis Funcas.

“No obstante, en el caso de las empresas, el análisis desagregado a nivel sectorial muestra importantes diferencias tanto en la tasa de morosidad como en su evolución en estos últimos años. Aunque predominan los sectores con caídas de la morosidad, en los más vulnerables al impacto de la crisis, esa tasa sí ha aumentado, como es el caso de la hostelería y las actividades que tienen que ver con el ocio y entretenimiento”, continúa.

La tercera razón está ligada con las inversiones que está liderando el Plan de Recuperación gracias a los fondos europeos. De nuevo, son las grandes empresas las que tienen más facilidad con esta forma de financiación para proyectos concretos de digitalización o transición ecológica.

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