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Europa rechaza prohibir los servicios de taxi alternativo como Uber y BlaBlaCar

EFE

Bruselas —

La Comisión Europea (CE) se ha mostrado contraria a prohibir los servicios de transporte en vehículos compartidos por particulares como Uber y BlaBlaCar, en plena polémica por la competencia desleal que las asociaciones de taxistas aseguran que representan para su gremio.

Estos servicios de transporte no profesional, que se implantan en distintas ciudades europeas y que ya han sido prohibidos, por ejemplo, en Bruselas, ponen en contacto a particulares y les ofrecen la posibilidad de compartir los gastos de viaje.

Los taxistas profesionales se quejan de que es una actividad remunerada que se lleva a cabo en la sombra y por la que no se paga impuestos, y dicen que no ofrece ninguna garantía a los clientes, mientras que los usuarios aseguran que es una forma más económica de viajar que además beneficia al medio ambiente.

“Nadie dice que los conductores de Uber no deban pagar impuestos, respetar las normas y proteger a los consumidores. Pero prohibir Uber no les da la oportunidad de hacer las cosas bien”, señaló hoy en declaraciones a Efe el portavoz comunitario de Agenda Digital, Ryan Heath.

Según Heath, este tipo de servicios innovadores dan a los consumidores una mayor variedad a precios más competitivos e impulsan el crecimiento económico y el empleo.

Desde las asociaciones de taxistas lo ven de otra manera.

“No son taxis con licencia, son coches privados, con conductores privados, pero ganan dinero, así que deberían pagar impuestos”, protesta el secretario general de la asociación de taxistas belga GTL, Pierre Steenberghen.

Detrás de estos servicios, que utilizan internet o aplicaciones para teléfonos inteligentes como plataforma, hay compañías como la francesa BlaBlaCar o la estadounidense Uber, que tiene entre sus inversores a Google.

Acusaciones de competencia desleal

“Es una manera de competencia injusta, no entiendo la reacción de (la comisaria europea de Agenda Digital) Neelie Kroes”, añadió Steenberghen, quien entiende que estos servicios son “ilegales”.

La comisaria Kroes hizo unas polémicas declaraciones después de que Uber fuese prohibido en Bruselas, en las que aseguró que estaba “indignada por la decisión” y consideró que no era un intento de “proteger o ayudar a los pasajeros, sino a un cartel de taxis”.

Para la compañía Uber, que opera en más de 115 ciudades del mundo, 15 de ellas en la UE, la respuesta de los taxistas es un “intento desesperado de proteger una situación ancestral y tratar de impedir que nuevos actores entren en el mercado”, indica a Efe una de su portavoces, Ana Aguilar.

“La legislación actual no dice que Uber sea ilegal”, subraya Aguilar, y explica que este tipo de servicios simplemente no están contemplados porque muchas de las normas en vigor datan de antes de la llegada de internet, por lo que se necesita un nuevo marco legal.

En cuanto a las garantías de los usuarios, Aguilar recalca que Uber exige a los conductores no tener antecedentes penales, mantener el coche en perfectas condiciones y tener un seguro como mínimo de responsabilidad a terceros.

Además la compañía ofrece un seguro adicional que cubre daños corporales y materiales para los pasajeros, precisa Aguilar.

“Existe la posibilidad de evaluar al conductor por su servicio y saber de antemano, gracias a su perfil, si se adapta a tus preferencias, por ejemplo, si es fumador, si habla mucho, si pone música o si viaja con animales”, comenta a Efe un usuario habitual de estos servicios de taxi alternativo, Javier Lucio.

Uber se queda con un 20 % del beneficio que logra el conductor, reconoce la compañía, que afirma que todos los pagos son “trazables” porque se realizan con tarjetas de crédito y que el pago de impuestos depende del dueño del vehículo.

“Es un acuerdo libre entre ciudadanos que nos permite ahorrar y darle un beneficio al medio ambiente”, comenta a Efe Pedro Gallego, otro usuario, que considera que además del precio, también es importante la variedad de horarios y distintos puntos de recogida y llegada que ofrecen, sobre todo en viajes de larga distancia.

Gallego reconoce que en alguna ocasión se ha encontrado con un conductor que intenta llenar el coche al máximo aunque el viaje sea incómodo, o que llega tarde, o cambia el punto de salida con poco margen de tiempo, pero asegura que son una minoría.