Las cinco grandes energéticas españolas disparan un 41% su beneficio y ganan más de 10.000 millones hasta septiembre

Antonio M. Vélez

11 de noviembre de 2022 22:13 h

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Las cinco mayores compañías energéticas españolas (Iberdrola, Repsol, Endesa, Naturgy y Cepsa) han disparado sus beneficios en los nueve primeros meses de este año un 41,5%, hasta los 10.019 millones de euros.

Con los famosos beneficios caídos del cielo del sector en boca de muchos gobiernos y grandes organismos internacionales, esas cinco grandes compañías han incrementado su facturación hasta septiembre un 58%, hasta más de 181.000 millones, en vísperas del impuesto para gravar sus ganancias que está tramitando el Congreso, que tiene a las empresas en armas.

Tras la subida de los precios del gas, el petróleo y la electricidad que comenzó en el segundo semestre del pasado ejercicio, a estas alturas de 2021 las compañías ya habían recuperado en su conjunto los niveles de beneficios y ventas previos al año de la pandemia. El año de la gran reclusión, su facturación se desplomó y se quedó en menos de la mitad que en el presente ejercicio, como puede apreciarse en el siguiente gráfico.

Pero la pandemia tuvo un efecto dispar en sus cuentas de resultados. Para las dos grandes petroleras españolas, muy afectadas por el desplome de precios del crudo, que llegó a cotizar en negativo, se tradujo en pérdidas de más de 3.000 millones. Y apenas afectó a las eléctricas, cuyo negocio se mostró mucho más resiliente, hasta el punto de que incluso aumentaron sus beneficios ese año.

Ahora, transcurridos los primeros nueve meses de 2022, todas las energéticas españolas han cosechado unos resultados espectaculares, en un entorno de altos precios del gas, el petróleo y la electricidad, disparados como consecuencia de la guerra en Ucrania.

El escenario posterior a la invasión de Ucrania se ha traducido también en un fortísimo incremento (del 46,3%) en la magnitud que suele utilizarse para medir el desempeño ordinario de las compañías, el beneficio bruto operativo (Ebitda).

Esta magnitud ya superó en los primeros nueve meses de 2021 los 20.700 millones, ligeramente por encima del año previo a la pandemia. En los nueve primeros meses de 2022 se ha disparado hasta cerca de 30.400 millones. Los aumentos han sido especialmente dramáticos para las dos grandes petroleras: Repsol (que lo aumentó un 94,5%, hasta más de 10.800 millones) y Cepsa, que lo duplicó con creces, hasta los 1.346 millones. Por su parte, el beneficio operativo de Naturgy ha crecido este año un 36,8%; el de Endesa, un 18,7%; y el de Iberdrola, un 16,7%.

En esta coyuntura, las dos mayores energéticas españolas, Iberdrola y Repsol, han anunciado ya aumentos del dividendo para sus accionistas, en vísperas de la entrada en vigor del impuesto al sector que tramita al Congreso, que las compañías están tratando de suavizar o neutralizar a través de enmiendas. Prácticamente todas han confirmado ya que lo van a recurrir en los tribunales.

El Ejecutivo espera recaudar unos 2.000 millones anuales con ese gravamen temporal. El tributo tendrá una duración de dos años y se aplicará sobre el 1,2% de las ventas de las empresas con una facturación de más de 1.000 millones, a liquidar con cargo a los ejercicios 2022 y 2023, y pretende mitigar el impacto de la rampante inflación sobre la población. El Gobierno lo ha presentado en un contexto de llamamientos de organismos como la ONU, la Agencia Internacional de la Energía o la Comisión Europea para gravar las ganancias sobrevenidas del sector en esta coyuntura extraordinaria.

Pero las grandes compañías españolas no están de acuerdo con el diseño del tributo planteado por el Ejecutivo del PSOE y Unidas Podemos. La última en confirmar que va a recurrirlo es Cepsa, que anunció este viernes un beneficio de 982 millones hasta septiembre, el doble que en el mismo periodo de 2021. Este resultado llega pese a cierta ralentización del crecimiento del resultado de la compañía controlada por el emirato de Abu Dhabi y el fondo Carlyle.

En el tercer trimestre, los márgenes de refino de la segunda petrolera fueron de 7,6 dólares por barril: casi el doble que a finales de 2021, pero lejos de los 19,1 dólares que llegaron a alcanzar en el segundo trimestre de este año. Según su consejero delegado, el holandés Maarten Wetselaar, a la compañía no le va a quedar “más remedio” que recurrir un impuesto que “es desproporcionado y está mal diseñado al gravar ingresos y no beneficios”, y va a afectar a sus planes “en un momento en que España y Europa necesitan acelerar las inversiones para luchar contra el cambio climático y garantizar la seguridad del suministro”.

Subida del 85%

La única de las cinco grandes que todavía no ha confirmado si va a pelear contra ese nuevo impuesto en los tribunales es Naturgy. La mayor gasista española, que ha visto cómo la crisis energética y las advertencias del Gobierno dejan en el congelador el troceo en dos nuevas empresas que anunció a principios de este año, informó este viernes de un aumento de sus beneficios del 36% entre enero y septiembre, hasta los 1.061 millones, pese al impacto negativo que ha tenido la renegociación de sus contratos de aprovisionamiento para 2022 con la argelina Sonatrach.

Naturgy, que es la energética que más ha aumentado su facturación en los nueve primeros meses del año (un 85%), ha hecho frente también a un fuerte aumento de la partida de aprovisionamientos, que se ha más que duplicado hasta cerca de 22.300 millones por la subida del gas. La compañía afirma que, en un momento de colapso de peticiones para acogerse a la tarifa regulada del gas que subvenciona el Gobierno, ha multiplicado por 12 los efectivos destinados a tramitar los cambios a la denominada TUR (tarifa de último recurso).

Esa tarifa está viviendo un espectacular trasvase desde la ampliación de las ayudas a las calefacciones centrales de las comunidades de vecinos, que está propiciando dificultades para contratarla, lo que ha motivado una investigación de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC).

La TUR la gestiona sobre todo Naturgy, con el 77% de los suministros. Pero también las dos grandes eléctricas, Iberdrola y Endesa, que han registrado hasta septiembre incrementos del beneficio del 29% y el 13,2%, respectivamente, en el primer trimestre de aplicación de la denominada solución ibérica, que ha permitido atenuar las subidas del recibo de la luz y convertir a España en el único gran país de la UE en el que baja la inflación.

En el caso de Iberdrola, que se opuso con denuedo a esa intervención del mercado eléctrico, mantiene su previsión de alcanzar un nuevo récord de ganancias este año (hasta 4.200 millones) pese al efecto que tendrá ya en este ejercicio el nuevo impuesto al sector, cuyo impacto ha cifrado en cerca de 400 millones, en línea con la estimación de Endesa.

La eléctrica vasca ganó 3.104 millones hasta septiembre, pese a que su resultado se resintió un 14% en España, debido al impacto de la subida del gas y del incremento de costes “no trasladado a los clientes” en el trimestre en el que echó a andar el tope al gas. La mayor eléctrica española acaba de actualizar su plan estratégico. Este contempla inversiones récord de 47.000 millones, con el grueso destinado a países “con marcos regulatorios estables”, singularmente Estados Unidos (47%, incluyendo la compra de PNM, que espera cerrar a mediados de 2023) y Reino Unido (16%). A España irá a parar otro 13%, más de 6.000 millones y “en línea con la media de los últimos ejercicios”.

A la espera del nuevo plan estratégico que presentará en los próximos días su matriz, Enel, Endesa ganó hasta septiembre 1.651 millones. Es el mayor beneficio desde que en 2014 (cuando su tamaño duplicaba al actual) vendió su negocio en Latinoamérica a su dueña italiana. La eléctrica atribuye el incremento en los nueve primeros meses de este año a la reciente venta de su negocio de movilidad eléctrica al grupo semipúblico transalpino.

El resultado ordinario de Endesa (excluyendo ventas de activos) fue casi plano hasta septiembre, al situarse en 1.469 millones, pese a que los márgenes de sus negocios liberalizados (generación y comercialización) se dispararon. Con ello, el ebitda de esa actividad creció un 38% interanual, hasta los 2.340 millones. La rentabilidad de ese negocio, que incluye la venta de electricidad en el mercado libre y la actividad de las centrales de ciclo combinado (gas natural), se situó en niveles récords hasta septiembre.

Repsol en cabeza

En cifras absolutas, el mayor beneficio en estos nueve primeros meses ha correspondido a Repsol. La mayor petrolera española ganó 3.222 millones, un 66,2% más, y ha anunciado una subida del dividendo del 11%. Ese beneficio récord, según la compañía, “está permitiendo a Repsol compensar parcialmente las pérdidas de 2019 y 2020, de más de 7.100 millones”. Esos años estuvieron lastrados por los multimillonarios deterioros que decidió asumir a finales de 2019 para convertirse en una compañía con cero emisiones netas, por un lado, y por la pandemia, por otro.

Si se analiza otra de las magnitudes financieras clave, la deuda, destaca la drástica reducción que ha llevado a cabo Repsol. La petrolera ha aprovechado la fuerte generación de caja durante el periodo y las ventas de activos en sus negocios de Exploración y Renovables para recortar su deuda financiera neta un 64,5% en un año, hasta apenas 2.181 millones.

Por su parte, las dos grandes eléctricas han seguido aumentando su deuda por encima del 10% en el último año. En términos absolutos, casi dos tercios de la deuda de las grandes energéticas españolas (casi 45.000 millones) corresponden a Iberdrola, la segunda mayor cotizada de España. Con la compra de PNM, la deuda neta de la mayor eléctrica española se disparará un 23% el próximo año, hasta unos 55.500 millones. A partir de ahí la multinacional prevé contener su escalada hasta unos 57.500 millones en 2025. Para ese año prevé alcanzar un récord de beneficio de 5.400 millones.