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Cláusulas abusivas y sueldo por debajo del SMI: las condiciones que el 'dropshipper' Josef Brocki pone a sus asistentes

Analía Plaza

19 de julio de 2020 22:22 h

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Mantener una “actitud educada” mientras dure el contrato y también cuando termine, “sin limitación temporal”. No publicar ningún comentario negativo sobre la empresa en redes sociales o grupos de chat mientras dure el contrato y también cuando termine, “sin limitación temporal”. Procurar y velar porque los “familiares, amigos y personas vinculadas por parentesco, afinidad o amistad” cumplan con todo lo anterior... sin limitación temporal. No dar el nombre de la tienda para la que se trabaja ni de los productos que vende. Sin limitación temporal.

A cambio, un trabajo de atención al cliente pagado a 7 euros la hora en forma de factura, como colaboración. Es un sueldo inferior al fijado en el salario mínimo, de 7,43 euros brutos por hora (cantidad que incluye la cotización a la Seguridad Social, que en el caso del autónomo corre por su cuenta). Y eso que la empresa, según los datos de su fundador porque nunca ha presentado cuentas, maneja márgenes de beneficio del 25% y una facturación de un millón de euros.

Son las condiciones que el joven Josef Brocki, creador de Cisnem, una tienda 'online' de sandalias que se venden en Aliexpress y que acumula reclamaciones, pone para el puesto de “asistente virtual”. Varias cláusulas del contrato de confidencialidad que obliga a firmar son abusivas, según fuentes jurídicas.

“Estoy inscrita en Workana, una plataforma de trabajos 'freelance'. Te apuntas y las empresas contactan contigo. Fue muy rápido: me contactó un miércoles y el viernes me pasó el contrato. Lo vi y le dije que era una barbaridad”, cuenta Inma Alcaraz, una trabajadora con experiencia en comercio electrónico que colaboró durante un día con la tienda de Brocki. “Me preguntó cuáles eran los motivos y le dije que cambiara muchas cláusulas. ¿Cómo va a obligar a que mi familia no hable mal de la tienda de por vida?”.

El día fue “muy intenso”, continúa Alcaraz. “Le dije que primero tenía que estudiar la tienda, saber cómo trabajaban, cómo iban los envíos... Me daba evasivas. Me dijo: 'nosotros ponemos que están hechos en España, pero realmente vienen de China'. Eso lo ha cambiado, también los avisos legales y la política de privacidad. Le mosqueó que leyera mucho de su tienda. Le preguntaba ciertas cosas y me decía que no era problema mío. Que respondiera 'cosas ingeniosas' y que no me preocupara. Al final me dijo: si no estás de acuerdo, esto es lo que hay. Yo iba a buenas. Pero dije: pues hasta aquí hemos llegado”.

La trabajadora envió un email para dejar por escrito que concluía la colaboración, por la que no llegó a cobrar. Preguntado por este periódico, Brocki dice que “nunca hemos mantenido, ni hemos pretendido mantener, ninguna relación laboral” con la persona que ha facilitado el acuerdo a elDiario.es. No niega que ese contrato exista ni que lo haya redactado Evolve Media S.L, la sociedad responsable de Cisnem.

“Hay muchas cosas que son abusivas, incluso para un contrato mercantil”, considera el abogado Samuel Parra. “Es cierto que el deber de confidencialidad se puede extender incluso cuando termina la relación mercantil o laboral, pero de forma muy limitada a datos muy concretos”.

Respecto a la cláusula de que los familiares o amigos no hablen mal de la empresa en redes sociales, Parra considera que es nula. “No se puede obligar a una cosa así. Lo de 'sin limitación temporal' tampoco cabe en ninguno de los casos en los que lo menciona. Por ejemplo: mantener una actitud educada con la empresa es correcto mientras dure la colaboración, pero una vez finalizada es cosa de cada uno ser educado o no, porque ya no hay vinculación”.

Para el abogado, es “excesivo” prohibir divulgar el nombre de las tiendas o productos. Pero es parte del modus operandi de Brocki, según explicó él mismo a este periódico. “Por temas de privacidad, no quiero que se sepa”, dijo. De momento, el joven ha tenido que admitir que es el responsable de Cisnem y ha cambiado los términos y condiciones de la página para ajustarse a la ley española. Otra de sus tiendas, Auromi.com —con el dominio registrado a su nombre— sigue sin informar de qué sociedad hay detrás. Auromi vende todo tipo de productos para la casa, desde un dispensador de jabón por 40 euros hasta unos 'tuppers' por 18.

“Lo de retener las cantidades pendientes también es abusivo. Debe pagar lo que corresponda y luego reclamarle los daños por la vía que proceda”, continúa Parra. “El principal problema de ese acuerdo de confidencialidad es que no detalla qué considera Evolve Media como confidencial”.

Preguntado por esta cuestión, Brocki indica que entienden por confidencial “toda la información suministrada” por la “parte emisora” a la “parte receptora” relativa a “negocios, clientes, proveedores, operaciones, sistemas informáticos, 'know-how'” y un largo etcétera. Casualmente, su respuesta es un párrafo que aparece en un contrato de confidencialidad y no divulgación de Talgo disponible en internet (punto 2).

Brocki, que también vende cursos de 'dropshipping', explicó a elDiario.es que los retrasos de Cisnem se debían a la crisis sanitaria, que ha ralentizado los envíos en todo el mundo. También que su idea a futuro era montar una tienda “en Castellana” y no vender solo por internet, una idea que trasladó a Alcaraz cuando negociaron el sueldo.

“Yo pedía 9 euros por hora en Workana. Él se salió de la plataforma y dijo que lo hablábamos entre nosotros. Le pedí 10 y me dijo que era demasiado. Me decía que íbamos a ser socios, que yo sería su gerente porque tenía pensado montar una cadena en Madrid. A los tres meses volveríamos a hablar”, concluye la trabajadora. “Yo flipaba. Pero al final se puso un poco gallito y pensé: no voy a perder más el tiempo contigo. Fue un solo día, pero muy intenso”.