Cinco claves sobre la pobreza en España
El 22,1% de la población está en riesgo de pobreza, según la Encuesta de Condiciones de Vida publicada este martes por el Instituto Nacional de Estadística (INE). La cifra aumenta hasta el 28,6% si tenemos en cuenta el indicador Arope, que además de los ingresos mide la carencia material y la intensidad del empleo. Detrás de estas cifras generales se esconden otras que ayudan a comprender el fenómeno. Por ejemplo, el paro es determinante: casi la mitad de las personas desempleadas vive en exclusión social. Por otro lado, la tasa de pobreza es ligeramente superior entre los hombres (22,5%) que entre las mujeres (21,8%). Aquí, otras cinco claves que describen cómo es la pobreza en España.
Norte y sur. La pobreza va por comunidades autónomas. Murcía, Andalucía y Extremadura son las regiones donde los ingresos medios por persona son más bajos. Si la media nacional de ingresos por persona alcanzó los 10.419 euros en 2014, en estas comunidades ronda los 8.000 euros. Son también los territorios con tasas de pobreza más elevadas, de hasta el 35,7% en Andalucía cuando la media es del 22,1%. Por contra, País Vasco, Navarra y Madrid son las comunidades con los ingresos anuales más elevados, que rondan los 13.000 euros. En este caso, los ingresos no coinciden con las tasas de pobreza más bajas. Navarra y País Vasco sí tienen, junto a Cataluña, el riesgo de exclusión social más bajo. La Comunidad de Madrid, sin embargo, se descuelga: su tasa de pobreza es del 15,1%. Tienen mejores registros Aragón y Cantabria.
Carencia material. La encuesta también mide la carencia material de los hogares mediante nueve variables. Por ejemplo, el 2,7% de los hogares no pueden permitirse una comida de carne o pescado cada dos días. En 2008, este porcentaje era de 2,2%. El 10,7% de las familias no pueden mantener una temperatura adecuada en la casa. En cuanto a los hogares que tienen atrasos en el pago del alquiler o facturas son el 9,4%, tres puntos más que al comenzar la crisis.
Hogares monoparentales. Si se atiende a la composición de los hogares, son los monoparentales (mayoritariamente encabezados por mujeres) los que más tasa de pobreza presentan. Son también los que peores perspectivas tienen en cuanto a carencia material. En todas las variables que miden la privación, son mayoría este tipo de familias. Por ejemplo, el 22,4% de los hogares monoparentales no pueden permitirse un coche, frente al 4,8% de las familias con dos adultos y uno o más niños. El 60% de las familias monoparentales no puede afrontar gastos imprevistos, frente al 38,6% de los hogares donde no hay niños.
Edad. Los menores de edad tienen más riesgo de pobreza. Si la tasa media es del 22,2%, en el caso de los menores de 16 años, casi el 29% viven en exclusión social. Es, sin embargo, una cifra algo menor que la del año pasado, del 30,1%. Por contra, entre los mayores de 65 años la pobreza ha crecido desde el 11,4% al 12,3%. El aumento es más abultado entre los jóvenes de 16 a 29 años: el 29,2% está en exclusión social, un punto y medio más que en 2014.
Formación. El nivel de estudios tiene mucho que ver en las condiciones materiales en las que viven las personas. Conforme aumenta la formación, la tasa de pobreza y las dificultades para llegar a fin de mes disminuyen. El 6,3% de la población con estudios superiores llega a final de mes con problemas frente al 18% de la que tiene estudios primarios. Entre las personas con educación superior, la tasa de pobreza es del 9,8%. Una cifra que se multiplica en la población con educación primaria o inferior, con una tasa de exclusión social del 24,8%