En la cola para comprar letras del Tesoro y aprovechar las subidas de los tipos de interés: “Los bancos no dan nada”
“Teníamos un dinerillo ahorrado y, como los bancos no nos dan nada, hemos venido a comprar letras”, explica resuelta Rosa, jubilada, quien, junto a su marido y con el bolso bien agarrado con las dos manos, lleva desde las 7 y media de la mañana esperando en la puerta del Banco de España. Su intención es suscribir una de las próximas emisiones de deuda pública a corto plazo del Tesoro. Es jueves, decenas de personas la acompañan, bien abrigadas, a cerca de 0 grados. Muchas del mismo perfil y con el mismo argumento. Aunque también se ha dejado caer en la sorprendente cola en la calle Alcalá de la capital un enfermero de unos cuarenta años que acaba de terminar su turno nocturno. Y un joven que trabaja en el sector de los seguros. Pronto llegan cámaras de televisión, fotógrafos, micrófonos de radio y otros periodistas curiosos.
Numerosas publicaciones, hasta la prestigiosa agencia de información económica Bloomberg, se han sorprendido en los últimos días con las colas a primera hora en el Banco de España para invertir en letras, en bonos o en obligaciones del Estado, la denominación que tiene la deuda pública según sus vencimientos, de un mes hasta dos años en el primer caso, de 3 a 5 años en el segundo o de siete años o más en el tercero. Y cuya rentabilidad ha aumentado desde el inicio de 2022, algo más de tres puntos, desde el 0% al 3% para los plazos cortos, por las subidas de los tipos de interés oficiales del Banco Central Europeo (BCE).
Unos aumentos del 'precio del dinero' que empezaron precisamente desde el 0% en julio, y que ya han llegado al 3% este mismo jueves. Y que si buscan ahogar el consumo de las familias y la inversión de las empresas con el encarecimiento de las hipotecas y del resto de préstamos para luchar así contra la inflación, también obligan a los Estados de la eurozona a elevar los intereses que pagan a los inversores que compran su deuda. Es decir, que financian el déficit (el desequilibrio entre los ingresos y los gastos). En los últimos años, de rentabilidades muy bajas que favorecieron la salida de la crisis, casi ningún particular se ha interesado en las letras o los bonos. Ha sido el propio BCE el que ha garantizado la demanda.
Mucho más caro en el banco
Sin embargo, ahora, animado por las noticias en los periódicos que han mostrado el “furor” por la deuda pública, como lo describía una de ellas, y tras constatar que efectivamente las letras están ofreciendo rentabilidades de cerca del 3%, Rubén, de 30 años, fue este miércoles a su banco. Pidió información para invertir en estas letras. Nunca lo había hecho antes, aunque recuerda que su padre sí lo hacía, hace tiempo.
En el banco le ofrecen suscribir la emisión que prefiera entre las que están abiertas actualmente por un 0,35% de la cantidad que quiera invertir, y 5 euros de comisión de custodia. En sus planes cabía comprar letras con vencimiento a un año por 10.000 euros (cada una es de 1.000 euros, la inversión mínima en deuda pública), por las que a un 3% de interés le generarían 300 euros de rentabilidad. “Eché cuentas, y el banco se quedaba con 40 euros, demasiado”, reflexiona. “Por eso decidí venir hoy (jueves) al Banco de España a comprar la letra directamente”, continúa.
Rubén se lo está contando al corredor de seguros, en la sala de espera de la institución. Ha llegado a las nueve menos cuarto, quince minutos después de la apertura. Y le ha tocado casi el número 100. Su interlocutor, que estaba en la cola antes de las ocho y media, tiene el turno 40, aproximadamente. Los más madrugadores ya están siendo atendidos en las mesas de suscripciones de deuda del Banco de España, apenas cuatro o cinco, suficientes hasta hace solo unos días. Muy escasas ante este 'boom'. El enfermero, que también estaba en la cola, se une a la conversación.
“Mi banco me ha ofrecido un depósito por el 0,7%... y esto (el Tesoro) es más seguro que cualquier entidad financiera y ahora ofrece más”, dice. “Tendría que quebrar España para perder el dinero, y si eso pasara las cosas estarían muy muy feas”, prosigue. “Así que un 3% por tener los 'ahorrillos' un año parados está bien”, concluye.
“¿Y lo has intentado hacer por Internet?”, le pregunta Rubén. “Sí, se puede, pero se caía la página y además hay que tener el DNI digital”, le contesta. Ambos miran a su alrededor y comprenden que la mayoría de jubilados que les rodean se enfrentan a esta barrera tecnológica. “Yo es que prefería que me informaran personalmente”, añade Rubén. De hecho, este jueves el Tesoro tuvo que parar la oferta online de letras porque su web tuvo problemas ante la avalancha de peticiones de compra.
El enfermero, también con un turno cercano al 100, decide salir a la calle a tomar un café. Rubén se queda esperando. No le atienden hasta las 13.30 horas, por fin entrega su DNI y un certificado de su cuenta bancaria, y con eso abre una cuenta en el Banco de España, que tiene un coste de 15 euros, 1,5 euros por cada letra de 1.000 euros. En 10 minutos ya ha pedido 10.000 euros para la próxima subasta a 12 meses, solo queda que transfiera el dinero a la cuenta de la institución que le han facilitado para que el 10 de febrero se ejecute la operación.
“Más barato que el Banco de España no lo vas a encontrar”, bromea el gestor del Banco de España, que a partir del 7 de febrero ha puesto en marcha un sistema de cita previa para evitar las colas. Este jueves tuvo que dejar de dar turnos a las 10 de la mañana.
Los depósitos no generan rentabilidad
La nueva subasta de letras coincide con un momento extraordinario para los hogares. Los depósitos, la alternativa para guardar el ahorro preferida en España, alcanzaron en 2022 el máximo histórico. Según registra el Banco de España, son más de un billón de euros que, en su mayoría, no generan actualmente ninguna rentabilidad. Los depósitos a la vista, los mayoritarios, apenas generan un 0,04%, de media.
Los bancos han demostrado, desde que comenzaran a subir los tipos de interés por parte del BCE, que no tienen prisa en pagar por los depósitos de sus clientes. Una razón muy importante es que la economía todavía tiene mucha liquidez acumulada y las entidades no ven necesario tirar de estos depósitos para financiar su actividad. La otra es que durante los últimos años han generado un fuerte ecosistema de productos alternativos como los fondos de inversión o planes de pensiones, que generan una entrada recurrente de ingresos por comisiones.
Así, la gran banca todavía tardará meses en lanzar la ‘batalla por el pasivo’, como se habla en el sector de la captación de depósitos. Al cierre del año, la media de remuneración de los depósitos a plazo ha sido del 0,64% y, si son a menos de un año, apenas supera una rentabilidad del 0,4%. Son niveles inferiores a los que se contemplan en el conjunto de Europa, aunque han ido aumentando mes tras mes.
Los grandes grupos han hecho ligeros movimientos, como cuentas online con remuneración, en el caso de Sabadell, o el 0,7% que ofrece ING en su ‘Cuenta Naranja’. Han sido las pequeñas entidades y aquellas que tienen su principal actividad en otros negocios las que han hecho los movimientos más agresivos: Yoigo, filial de MásMóvil, tiene un banco que ofrece hasta un 5% de interés TAE por el dinero que esté en sus cuentas. Orange Bank, de la teleco francesa, o Renault Bank, la financiera de la automovilística, ofrecen depósitos por encima del 1%.
Dentro del sector bancario, hay que acudir a entidades como Pibank, Wizink o EBN, con un volumen de negocio en España reducido en comparación con los grandes nombres del sector, para lograr rentabilidades por el ahorro que superen el 2% para depósitos entre uno y tres años.
En los últimos días, los bancos españoles han ido presentando sus resultados del ejercicio 2022. Todos ellos han ido dejando su entrada en la ‘batalla por el pasivo’ para otro momento. “En algún momento vamos a remunerarlos”, aseguraba este jueves Ana Botín, presidenta del Santander, sin poner fecha al cambio. “También quiero destacar que nosotros no cobramos a los minoristas cuando estaban los tipos en negativo”, se escudó la responsable del banco.
“No tenemos sobre la mesa pagar por los depósitos en España”, aseguraba Onur Genç, consejero delegado de BBVA, esta misma semana. A ello se suma el mensaje de que “no es el producto más interesante para el cliente”, como expresó César González Bueno, su homólogo en Sabadell. “Los depósitos a plazo no son los más atractivos para los clientes, apostamos por los fondos garantizados, que tienen una rentabilidad mayor”, añadió González Bueno.
La estrategia de los bancos en los últimos años ha estado centrada en los fondos de inversión para captar el ahorro de los clientes. Son un vehículo en el que, además, obtienen unos importantes ingresos por las comisiones que cobran por esta gestión. El problema ha sido que la realidad de los mercados en el último año ha castigado especialmente este ahorro. Han tenido una rentabilidad del -8,7% y el patrimonio que gestionan se ha desplomado en 11.000 millones. Pese a ello, los bancos captaron 300.000 nuevos clientes, que aportaron, descontando las retiradas, 17.000 millones, dando muestra de la intensidad comercial del sector en este negocio.
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