Seguirá el crecimiento, pero menos de lo esperado y a un ritmo más suave. Éstas son las previsiones económicas de otoño de la Comisión Europea para España para el cierre de 2018, 2019 y 2020. Este pronóstico, afirma la Comisión, “se basa en una evaluación cautelosa de las medidas incluidas en el plan presupuestario para 2019: existe incertidumbre con respecto al rendimiento de algunas de las nuevas medidas fiscales, así como el impacto fiscal del aumento previsto del salario mínimo. Además, algunas de las medidas de gasto planificadas pueden no ejecutarse en su totalidad [sin especificar cuáles]”.
Así, la Comisión Europea calcula que la subida del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) prevista por el plan presupuestario del Gobierno, hasta 900 euros al mes, tendrá un impacto negativo de entre 70.000 y 80.000 puestos de trabajo en la creación de empleo y elevará la masa salarial total del país en un 0,35% en el mismo plazo, según han precisado fuentes comunitarias.
En cuanto a su impacto sobre la recaudación, el Ejecutivo comunitario estima que será menor que los 1.500 millones que calcula el Gobierno, pero no se alejará mucho. Así, Bruselas piensa que el aumento de la base mínima de cotización elevará la recaudación en unos 750 millones y que los efectos secundarios derivados la aumentarán hasta superar los 1.000 millones.
“Es su quinto año de expansión”, afirma la Comisión, “la economía española empieza a mostrar signos de una suave desaceleración en la primera mitad del año. De acuerdo con las cuentas nacionales revisadas, el crecimiento del PIB fue del 0,6% entre el primer trimestre y el segundo, algo menor de lo anticipado. Todo esto, unido con una revisión a la baja de las previsiones de crecimiento para 2017, hacen que el crecimiento para 2018 sea menor en su conjunto”.
La Comisión también señala que los elementos de crecimiento en España han sido también “diferentes a los previstos, con una menor contribución de las exportaciones” y un repunte del sector de la construcción.
Bruselas prevé que “el ritmo de la actividad económica se mantenga estable en la segunda mitad de 2018, por el efecto de las medidas contenidas en los presupuestos de 2018, para apoyar el por otro lado moderado consumo privado”. Así, el crecimiento del PIB para 2018 es del 2,6%, 0,2 puntos por debajo de las previsiones hechas en verano.
“El crecimiento se espera que se desacelere aún más, hasta el 2,2%, en 2019”, anuncia la Comisión, “0,2 puntos por debajo de las previsiones del verano, y que en 2020 sea del 2%”. La desaceleración, según Bruselas, “se atribuye sobre todo a la caída del consumo privado, mientras suben los precios de los combustibles y se absorbe la demanda acumulada”. En todo caso, dice la Comisión, “debería continuar una expansión robusta del empleo, con crecimientos salariales –también por los planes de subir el SMI– que apoyara el crecimiento de la renta disponible en el futuro”.
“Las inversiones crecerán este año”, prevé la Comisión, “antes de que se moderen en el futuro. Las inversiones en equipamientos, que han sorprendido por su fuerza en los últimos trimestres, es previsible que se relajen aunque continúen creciendo gracias a las condiciones de financiación favorables”.
En cuanto a la inversión en construcción, “después de acelerarse este año, se espera que se vaya moderando”.
Después de un arranque débil, “las exportaciones deberían acelerarse a finales de 2018 y en 2019, para luego estabilizarse, en la medida que se recuperen los mercados, continúan las ganancias costo-competitividad y desaperece el impacto de la apreciación del euro”.
La Comisión espera que el crecimiento del empleo “se ralentice como consecuencia de la desaceleración de la demanda y por el impacto amortiguador del crecimiento previsto del salario mínimo. Aun así, el paro continuará cayendo, hasta el 13,4% en 2020, su nivel más bajo desde 2008. El crecimiento de los salarios se espera que tenga su pico en 2019, también por el impacto del aumento del SMI”.
Bruselas prevé que los salarios seguirán creciendo, aunque moderadamente, por encima de la inflación en 2020. “Después de llegar al 2% en 2017, el IPC armonizado se espera que vaya moderándose hasta el 1,5% en 2020, por los efectos del petróleo, a pesar del incremento de la inflación subyacente, que se espera llegue al 1,7% en 2020”.
El déficit se seguirá reduciendo: “Después de caer 1,4 puntos hasta el 3,1% del PIB en 2017, el déficit público se espera que llegue al 2,7% en 2018, gracias al crecimiento económico. El ritmo algo más lento de la reducción del déficit se debe a medidas incluidas en los presupuestos de 2018, como la revalorización de las pensiones, el aumento salarial de los empleados públicos y, en menor medida, el recorte de impuestos para las personas de bajos ingresos”.
La Comisión prevé que “el déficit se reduzca aún más en 2019, al 2,1% del PIB, como consecuencia del crecimiento económico firme y el impacto de las medidas del proyecto de plan presupuestario para 2019 [cuya aprobación en el Congreso está en el aire]. Estos últimos incluyen mayores ingresos por impuestos ambientales e impuestos a las empresas y hogares, así como nuevos impuestos a los servicios digitales y transacciones financieras. También se incluyen mayores gastos en pensiones, y permisos de paternidad, que compensan en parte el impacto de las medidas de aumento de ingresos. En 2020, con políticas sin cambios, se espera que el déficit se reduzca a 1.9% del PIB”.
Este pronóstico, afirma la Comisión, “se basa en una evaluación cautelosa de las medidas incluidas en el plan presupuestario para 2019”. Bruselas reconoce que “existe incertidumbre con respecto al rendimiento de algunas de las nuevas medidas fiscales, así como el impacto fiscal del aumento previsto del salario mínimo. Además, algunas de las medidas de gasto planificadas pueden no ejecutarse en su totalidad. Con respecto a los riesgos a la baja, aquellos riesgos financieros asociados con las pérdidas, están los pagos de compensación por la anulación de la concesión de agua de ATLL en Catalunya, que pueden aumentar la previsión de déficit”.
Bruselas, también tiene previsto que “la deuda pública disminuya ligeramente hasta el 95,4% del PIB para 2020, como resultado del fuerte crecimiento del PIB nominal y la reducción del déficit presupuestario”.