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Cuando las condenas internacionales no frenan el beneficio de la industria armamentística

Heckler & Koch (H&K) es una de las firmas más representativas de la industria armamentística alemana, esa que ha situado al país de la canciller Angela Merkel en el cuarto puesto de la clasificación de países exportadores de armas que elabora cada año el Instituto Internacional para la Paz de Estocolmo (SIPRI, por sus siglas inglesas).

De un tiempo a esta parte, esta empresa fabricante de armas de fuego fundada en 1949 ha tenido que lidiar con una mala reputación. La compañía ha sido cuestionada, entre otras cosas, por el proceso judicial que desencadenó la condena que recibió a principios de este año por infringir las reglas alemanas de exportación de armas. HK fue condenada por el Tribunal Regional de Stuttgart por haber vendido ilegalmente unos 5.000 fusiles de asalto modelo G36 a México. Gracias a esta operación, la firma germana se embolsó hasta 4 millones de euros.

El país norteamericano, sin embargo, figura entre aquellos a los que está prohibido hacer exportaciones de armas, según fija la ley alemana. El problema está en que en México hay regiones conflictivas con recurrentes violaciones de Derechos Humanos. Al proceso judicial y sus consecuencias para la imagen de la empresa y para las cuentas de HK – fue sancionada con una multa de 3,7 millones de euros –, se suma un endeudamiento que lastra a la compañía. Con todo, los responsables de la firma siguen siendo optimistas.

“Heckler & Koch vuelve a estar en marcha! Podemos informar de que habrá ganancias para la primera mitad de 2019”, decía Jens Bodo Koch, presidente de la compañía en un reciente comunicado emitido por la empresa. En HK, que acabó el año pasado y el anterior con pérdidas de ocho millones de euros y 13,7 millones de euros respectivamente, parece haber optimismo de cara al presente ejercicio. Esto se debe al volumen de ventas de 127 millones de euros registrado en la primera mitad de 2019. Es un 15% más que en los últimos seis meses de 2018.

La celebración de Koch también ha de tener que ver con que los 900 empleados de la firma con sede en la pequeña población de Oberndorf am Neckar llevan ya tiempo trabajando dos horas y media más a la semana sin mejoras en su remuneración. De trabajar 35 horas a la semana han pasado a hacerlo 37,5 horas en vista del decepcionante rendimiento de la compañía de los últimos años.

Mira la dirección de HK al futuro con optimismo a pesar de que la firma sigue “altamente endeudada”, según términos del Süddeutsche Zeitung. Se estima que a la empresa la lastran deudas acumuladas de hasta 400 millones de euros. Con todo, Koch y compañía se empeñan en festejar este año del 70º aniversario de la fundación de la compañía. “Gracias a nuestros plazos de entrega fiables y a unos productos muy buenos, nuestros clientes han recuperado ostensiblemente la confianza en nuestra empresa”, según Koch.

Da la impresión de que para HK el negocio boyante de la venta de armas sigue siendo una realidad de la que sacar provecho. De un tiempo a esta parte se viene especulado con la posibilidad de que el Ministerio de Defensa alemán – que está aumentando paulatinamente su presupuesto – firme un contrato de hasta 250 millones de euros con HK.

Esta eventualidad a buen seguro sirve para alimentar el optimismo de Koch y compañía. Junto con el Ministerio del Defensa, los principales clientes nacionales de HK suelen ser estados federales germanos, que necesitan sus productos, por ejemplo, para armar a las policías de los Länder teutones.

Dificultades en pleno 'boom' armamentístico

Aunque Alemania todavía está lejos de dedicar el 2% de su PIB a fines militares tal y como mandan los compromisos de la OTAN —Berlín dedica un 1,2%—, el país de Merkel es el octavo del mundo que más dinero dedica a gasto en defensa. Le superan con creces países como Estados Unidos, China o Arabia Saudí, naciones que están en el podio de la clasificación de gasto militar elaborado por el SIPRI.

Según las cuentas de esta institución, el gasto militar de Estados Unidos representa el 35,6% del total mundial, mientras que China se identifica con el 13,7% del gasto militar planetario. Arabia Saudí representa un 3,7%, mientras que Alemania supone un 2,7%.

El SIPRI ha apuntado este año que el gasto militar global se encuentra actualmente en “niveles máximos”, propios de tiempos de la “Guerra Fría”. Hay observadores que hablan de un “boom” en el sector. Este contexto puede explicar también el optimismo que parece reinar en las altas instancias de HK. Sin embargo, una de las dificultades que ha venido experimentado HK es su falta de capacidad a la hora de “llevar a cabo nuevos contratos”, según ha escrito Desirée Backhaus, de la revista económica Finance.

Entre tanto, HK sólo se aprovecha parcialmente del boom del gasto internacional en defensa. Esto es al menos lo que parecen querer ver Koch y compañía en los primeros resultados de 2019.