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El Estado tendrá el 16% de CaixaBank tras la absorción de Bankia

Diego Larrouy

17 de septiembre de 2020 21:00 h

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Los consejos de administración de Bankia y CaixaBank han aprobado en sus respectivas reuniones de este jueves por la tarde la fusión de ambas entidades para crear el mayor banco español. Tras completar un acuerdo durante los últimos días, los consejos han dado vía libre al acuerdo, que supone que el Estado se quede como segundo accionista con una participación del 16%, mientras que la Fundación de la Caixa retendrá un 30% del grupo.

El presidente de Bankia, José Ignacio Goirigolzarri, y el consejero delegado de CaixaBank, Gonzalo Cortázar, presentan este viernes los detalles del acuerdo en una rueda de prensa conjunta en Valencia. En un hecho relevante publicado en la Comisión Nacional del Mercado de Valores, se explica que la operación se va a ejecutar mediante la emisión de nuevas acciones de CaixaBank S.A. para dar entrada a los accionistas de Bankia. Recibirán, sin compensación económica añadida, 0,68 títulos por cada uno nuevo de la entidad catalana. Se trata, por tanto, de una fusión por absorción de Bankia por CaixaBank. La entidad catalana tendrá que realizar una ampliación de capital valorada en unos 2.000 millones que dé entrada a Bankia, cuya sociedad dejará de existir.

El proyecto de fusión que han publicado en la CNMV desarrolla las condiciones y algunos detalles del acuerdo, entre ellos la formación del consejo de administración, que tendrá 15 miembros. El presidente de Bankia, José Ignacio Goirigolzarri, pasa a ocupar el mismo cargo en CaixaBank, mientras que el hasta ahora consejero delegado del grupo catalán, Gonzalo Cortázar, seguirá en el puesto. Criteria Caixa, el holding que engloba las participaciones de la Fundación La Caixa, tendrá dos asientos en el consejo de administración, mientras que el Estado, a través de BFA, ocupará un sillón. Ya no estarán presentes en el consejo ni el presidente hasta ahora de CaixaBank, Jordi Gual, ni el consejero delegado de Bankia, José Sevilla.

La fusión, por tanto, conlleva un nuevo reparto de responsabilidades en el consejo. Goirigolzarri será el responsable de las áreas de Secretaría del consejo, comunicación externa y auditoría interna. Cortázar, como consejero delegado, será el primer ejecutivo de CaixaBank, con reporte directo al Consejo de Administración y presidiendo a su vez el comité de dirección. 

Al tratarse finalmente de una absorción, será CaixaBank la marca comercial que siga en vigor, en detrimento de Bankia, que desaparecerá tras haber existido durante apenas ocho años. La sede del grupo seguirá en Valencia, ciudad donde ambas entidades ya la habían fijado. Sin embargo, funcionarán con una doble sede operativa en Madrid y Barcelona.

Con el acuerdo, el Estado canjea el 60% que tiene en Bankia por el 16% de CaixaBank. Mientras tanto, Criteria pretende ostentar el 30% de la entidad, frente al 40% actual. Para que con el canje anunciado el holding que preside Isidre Fainé no vea diluida su participación por debajo de esa cuota, antes de ejecutarse la operación va a adquirir acciones de CaixaBank. Según un hecho relevante publicado ante la CNMV, comprará 25 millones de acciones, que a precios de hoy supone invertir unos 52 millones de euros para adquirir este paquete.

Según ha explicado CaixaBank a la CNMV, la operación se realiza en la búsqueda de una mayor rentabilidad del negocio en un contexto de deterioro de la actividad bancaria, y con especial énfasis en la crisis del coronavirus, y para hacer frente a un periodo prolongado de tipos de interés bajos. Con la absorción de Bankia, CaixaBank queda como el líder el crédito, acumulando el 25% del total en España, y en depósitos, con el 24%. El acuerdo nace con la intención de tener unos recortes de gastos de 770 millones de euros anuales y la generación de 290 millones de nuevos ingresos, según la información aportada al supervisor del mercado.

CaixaBank apunta en el documento de fusión que tendrá que afrontar unos costes de reestructuración de unos 2.200 millones de euros. Si bien, pretende amortizar este coste mediante un ajuste contable, conocido en la jerga financiera como badwill, que se produce cuando el valor contable de lo que se adquiere es menor al precio pagado, algo que ocurre en Bankia. El proyecto de fusión reconoce que se tendrán que estudiar los solapamientos y las duplicidades en cuanto a oficinas y empleo, pero apunta que no se ha tomado “ninguna decisión en relación con las medidas de índole laboral que será necesario adoptar para proceder a la integración”.

Tras el acuerdo y la aprobación de los consejos de administración, el siguiente paso que queda para culminar la fusión será el visto bueno de las juntas de accionistas de cada entidad. Se prevé que sea en el mes de noviembre cuando las juntas avalen la operación. Al tener el Estado un 60% de Bankia y Criteria el 40% de CaixaBank, se espera que este paso sea un mero trámite. Además, se plantea en el documento de fusión que deberá tener la aprobación de la ministra de Economía, Nadia Calviño, quien ya ha defendido la operación, así como el visto bueno de la CNMC, el Banco de España y el Banco Central Europeo. El objetivo es cerrar la operación en el primer trimestre del año.

En una nota de prensa conjunta, el presidente de Bankia, y pronto de CaixaBank, Goirigolzarri, ha defendido que en este momento “es más necesario crear entidades con tamaño crítico contribuyendo así a reforzar la solidez del sistema financiero”. Por su parte, el responsable ejecutivo de CaixaBank, que seguirá con estas funciones, ha subrayado que la fusión “permite afrontar los desafíos de los próximos 10 años con mayor escala, fortaleza financiera y rentabilidad, lo que redundará en mayor valor para los accionistas, más oportunidades para los empleados y en un mejor servicio a nuestros clientes”.

Ambos grupos han llevado a buen puerto las negociaciones que hicieron públicas el pasado 3 de septiembre. Bankia ha afrontado este proceso con el asesoramiento de EY y Rothschild y CaixaBank por Morgan Stanley y Deloitte. Bankia y CaixaBank se encaminan de este modo a la mayor operación financiera de los últimos años en España y una de las más importantes a nivel europeo. Ambas son las principales herederas de las antiguas cajas de ahorros y suman ahora en un único grupo 21 entidades presentes en 2008. Cumplen así con los deseos del Banco Central Europeo, que en los últimos meses había urgido al sector bancario a llevar a cabo fusiones para mejorar la rentabilidad de un negocio muy deteriorado en los últimos tiempos. Algunos analistas han señalado este acuerdo como la primera pieza de una nueva oleada de fusiones tanto en España, como en Europa.

Con la operación, el Estado pone punto y final a ocho años de control de una de las mayores entidades financieras del país. El FROB controlaba hasta ahora el 60% de Bankia después de haber tenido que salir al rescate de la entidad tras una desastrosa salida a Bolsa que se saldó con el mayor rescate financiero. Es la tercera operación con sus acciones en la entidad que realiza tras haber desinvertido el 7,5% en 2014 y el 7% en 2017. Ahora pasará a ser el segundo accionista del nuevo banco, por detrás de la Fundación La Caixa.