La parada, el mes pasado, de la planta de aluminio primario de Alcoa en San Cibrao (Cervo, Lugo) ya se ha dejado sentir con fuerza en el consumo de electricidad. En enero, la demanda eléctrica nacional retrocedió un 5% con respecto al mismo mes de 2021 y estuvo un 3,2% por debajo de la de un año antes, si se tienen en cuenta los efectos del calendario y las temperaturas, según los datos publicados por Red Eléctrica.
Se trata de la mayor caída que se registra desde febrero de 2021, que fue un mes atípico porque comparaba con febrero de 2020, justo antes del estallido de la crisis del coronavirus.
En un contexto de elevadísimos precios de la energía, más que a un deterioro de la actividad económica (de la que el consumo eléctrico suele ser un relevante termómetro), o a una destrucción generalizada de demanda por los disparatados precios de la luz y el gas, fuentes del sector atribuyen el retroceso de enero a un factor concreto: la parada de las instalaciones de la multinacional estadounidense.
Alcoa ha sido tradicionalmente uno de los mayores consumidores de electricidad en España. Y el mes pasado la empresa paró las cubas de electrolisis de su planta de San Cibrao. La parada, que según ha prometido la empresa, va a ser temporal (hasta 2024), se inició el pasado 10 de enero y se hizo completamente efectiva el 20 de enero.
La empresa acordó el pasado 29 de diciembre con su plantilla el cese temporal de la actividad de producción de aluminio primario, a través de una consulta que respaldaron casi el 70% de los trabajadores. Se puso fin así a más de un año de conflicto laboral ante la pretensión de la compañía de echar el cierre a esa fábrica, tras unas negociaciones de venta que no fructificaron y después de que el Tribunal Supremo confirmase la nulidad del expediente de regulación de empleo (ERE) que había planteado para despedir a más de 500 trabajadores.
Con ese acuerdo, la multinacional pudo dejar de producir aluminio primario, manteniendo la producción de aluminio secundario, en una votación celebrada unos días después de que la víspera de Nochebuena el precio de la electricidad en el mercado mayorista español pulverizase el que hasta ahora es su último récord, más de 383 euros el megavatio hora (MWh).
Tras un 2021 en el que el precio de la luz batió 27 récords, el pool se ha relajado algo en este arranque del año, por la ligera caída de la cotización del gas respecto al pico de diciembre. Pero se ha consolidado por encima de los 200 euros/MWh, un nivel impensable hace un año, espoleado por la tensión entre Rusia y Ucrania y su efecto multiplicador en la cotización de esa materia prima, que a su vez condiciona los precios de la luz.
Contratos de renovables
Alcoa impuso a la plantilla de San Cibrao esa parada temporal hasta el 1 de enero de 2024, cuando los precios de la luz deberían empezar a normalizarse, argumentando que los máximos de la electricidad se traducían en unas pérdidas mensuales de cerca de 18 millones de euros. Actualmente los mercados de futuros apuntan a que habrá que esperar a ese año para que los precios del mercado mayorista bajen por fin de los 100 euros/MWh en media anual.
El acuerdo implicó detener las cubas de Alcoa (el corazón de la planta) hasta esa fecha (2024) con el compromiso de invertir unos 90 millones, no acometer ningún despido colectivo hasta que termine 2025, mantener los salarios, formar a la plantilla y trabajar con ocho suministradores de energía para alcanzar acuerdos de suministro a largo plazo (PPAs) que tendrían una vigencia de 10 años.
Por ahora, la multinacional ha alcanzado preacuerdos con Greenalia y Capital Energy para el suministro de electricidad de origen renovable a partir de esa fecha. En enero, la vicepresidenta tercera, Teresa Ribera, advirtió de que “habrá que seguir de cerca” cómo se activa el procedimiento de autorización de los parques por parte de las empresas con la que Alcoa “está contactando” para asegurarse esa energía. Pero la ministra para la Transición Ecológica recordó entonces que nada impide a Alcoa proveerse de energía renovable producida fuera de Galicia y reiniciar su actividad “cuanto antes”.
Ribera también apuntó que “puede, a nivel europeo, haber instituciones que pueden dar cobertura”, avalando esos contratos de suministro de electricidad a largo plazo. Una posibilidad en la que está trabajando el Ejecutivo.
Habrá que esperar unas semanas hasta que Red Eléctrica publique el indicador que descompone los datos de consumo eléctrico por tipos de consumidores para conocer hasta qué punto los altos precios de la energía han destruido demanda en este arranque de 2022.
Por lo pronto, la situación del mes pasado ha sido muy distinta a la del mismo mes de 2021. Entonces, el consumo sí registró un ligero incremento del 0,7% con respecto a un año antes, como consecuencia de la rápida recuperación económica tras la gran reclusión. Durante el gran encierro de 2020, el consumo eléctrico llegó a hundirse un 17% en un mes por el desplome de la actividad.