De visita por Madrid con motivo del Plan B, el economista griego Costas Lapavitsas (1961), profesor de Economía en la School of Oriental and African Studies de la University of London, cuestiona desde hace años el futuro de Grecia en el euro y cree que su país se encamina hacia otra “tormenta perfecta”.
Desencantado con Syriza, de la que fue diputado hasta la aceptación por Alexis Tsipras del tercer acuerdo con la troika el pasado verano, advierte de que la UE se enfrenta a “enormes desafíos” por la combinación entre crisis económica y migratoria e insta a la izquierda británica a abrir el “debate” sobre la permanencia en el club europeo de cara al referéndum de junio. Lapavitsas recomienda a un eventual Gobierno de izquierdas en España un “programa claro” y explicado a la ciudadanía para no repetir los errores de la formación de Tsipras.
Grecia ha salido del centro del foco de los medios europeos tras la crisis del verano. ¿Cuál es la situación actual del país?
La situación del país está otra vez convirtiéndose en crítica. Podría decirse que se encamina hacia una tormenta perfecta. La economía está otra vez en recesión y va a ir a peor este año. El mercado de valores se está comportando muy mal, el diferencial de la deuda griega frente a la alemana está incrementándose, el Gobierno no puede completar la revisión del programa [de asistencia financiera] porque no puede aprobar fácilmente la legislación... Y por encima de todo esto está la presión derivada de la cuestión migratoria y los refugiados, que supone un desafío directo a la soberanía nacional griega. La combinación de estas presiones es enorme: hay agricultores, ingenieros, abogados y otros que se han quedado en la calle. Es una situación muy tensa. Espero que la cuestión del euro y la pertenencia de Grecia a la unión monetaria vuelvan a estar sobre la mesa próximamente.
Esta mañana hablaba, durante una de las jornadas del Plan B, de la posibilidad de una ruptura de la UE. ¿Cuándo podría suceder eso?
No estoy pronosticando una ruptura, pero sí estoy sugiriendo que la Unión se está enfrentando a presiones y tensiones que son enormes. Si no estás en Bruselas, si no estás en el Gobierno, si no hablas con los ministros de Exteriores y Finanzas, puedes ver esas presiones. La economía está estancada, de hecho a lo largo de este trimestre ha estado completamente muerta, creando más desigualdad, y por encima de eso tienes el problema de la inmigración. Todos esos elementos juntos suponen un desafío directo a todo aquello en lo que descansa la UE.
Usted vive en Londres. ¿Qué va a pasar con el referéndum de junio sobre la salida de Reino Unido?
Creo que el resultado estará pendiente de un hilo, poco claro, hasta el último momento. Tengo dos cosas que decir sobre esta consulta: la primera es que en el fondo, el Estado británico y la población británica han expresado una y otra vez su preocupación acerca de Europa. Es una cuestión histórica. Y normalmente con razón. Continuamente a lo largo de los dos últimos siglos nos han venido diciendo que algo no iba bien en Europa. Esta es una más. En segundo lugar, desafortunadamente casi todo el debate en Gran Bretaña sobre este asunto está copado por la derecha. La izquierda y los liberales están callados o simplemente dicen sí a continuar en la UE. Y eso no es bueno. Debería haber más debate y discusión en la izquierda porque si el sí se materializa [si Gran Bretaña permanece en la UE, tras las concesiones arrancadas por David Cameron a sus socios], si la derecha gana, serán muy malas noticias para el país y para la UE.
¿Cuál es su consejo para que un eventual Gobierno de izquierdas en España no repita los errores de Syriza?
La economía española y la griega no están en la misma situación. Por supuesto, las dos tienen graves problemas de desempleo y productividad. El crecimiento de la productividad en España es terrible. Se presta mucha atención en España a las exportaciones, pero si estas se basan básicamente en bienes de bajo valor añadido, esa no es la forma de que una economía moderna se desarrolle. La demanda doméstica en España es muy débil porque los ingresos están bajo presión. Un Gobierno de izquierdas debe fijarse en eso, adoptar medidas para reforzar la demanda interna y aumentar la productividad. Esto significa desafiar directamente a la unión monetaria. Supone entrar en conflicto con la UE demandando políticas que encajen con las necesidades de España. Obviamente, un Gobierno de izquierdas debería fijarse en la situación del Estado español, que necesita reformas, usted sabe eso mejor que yo, pero necesita reformas y democratización. España necesita un programa claro y la población española necesita conocerlo. Si eso no ocurre, si un Gobierno de izquierdas llegara al poder sin un programa claro, me preocuparía mucho el futuro del país.