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La limitada subida de la base mínima de cotización aumenta el riesgo de fraude de los falsos autónomos

El acuerdo para subir la cuota mínima de los autónomos unos 5 euros al mes (64 anuales) en 2019 al que ha llegado el Gobierno este jueves con la mayoría de organizaciones de autónomos plantea un reto: el peligro de que prolifere más la figura de los falsos autónomos. Así lo reconocen en las organizaciones de autónomos y el Gobierno, por lo que el Ministerio de Trabajo se ha comprometido a buscar mecanismos en el diálogo social para vigilar este posible aumento del fraude.

El riesgo se genera por la brecha que previsiblemente se va a generar el próximo año entre la cotización mínima de los trabajadores autónomos y la de los trabajadores asalariados, contratados por cuenta ajena, dados los compromisos adquiridos por el Gobierno. Aun así, la subida de la cotización mínima de los autónomos está discutiéndose ahora con los sindicatos y la patronal, en el diálogo social, y el Ministerio va a recibir valoraciones de todas la partes, que podrían modificar algo el acuerdo de los autónomos, según fuentes sindicales. “Si no, no nos habrían presentado el acuerdo a nosotros”, advierten. 

En la actualidad los trabajadores autónomos pueden elegir su base de cotización –la parte del salario sobre la que se paga la cuota a la Seguridad Social– y casi el 86% contribuyen a la Seguridad Social por la mínima, establecida en los 932,7 euros mensuales. Esta posibilidad de elección, que no tienen los asalariados, es la que justifica que la base mínima de cotización de los trabajadores autónomos sea superior a la mínima del Régimen General de trabajadores.

La ley de la Seguridad Social establece la base mínima de cotización de los asalariados en el salario mínimo interprofesional (SMI) y que las diferentes bases mínimas deben incrementarse en función de su subida anual, salvo que se acuerde legalmente lo contrario. En el Régimen General hay once grupos de cotización diferentes.

Brecha en la cotización por el SMI de 900 euros

Con el incremento de un 22,3% del SMI, hasta los 900 euros al mes, que ha prometido el Ejecutivo para el próximo año, la base mínima de los trabajadores asalariados se elevará en ese porcentaje. Por ejemplo: la base mínima del grupo de “auxiliares administrativos” del Régimen General actualmente es de 858,60 euros al mes y pasaría a los 1.050 euros.

Sin embargo, la base mínima de los trabajadores autónomos no aumentará tanto. Algunas organizaciones de autónomos, especialmente la conservadora ATA, advirtieron de que las bases mínimas de los trabajadores por cuenta propia no podían incrementarse en un porcentaje tan alto. El presidente del Gobierno prometió que no les impactaría ese 22,3% y que, a lo largo de 2019, echaría a andar un nuevo sistema de cotización para que los trabajadores por cuenta propia contribuyan según sus ingresos.

Llegar a ese nuevo sistema de cotización supone una reforma que requiere cierto tiempo, según ha explicado el Ministerio de Trabajo, por lo que para el inicio de 2019 el Gobierno plantea una subida de la base mínima transitoria, inferior a ese porcentaje. El Ejecutivo ha estado negociando con las organizaciones de autónomos hasta llegar a un acuerdo este jueves, respaldado por todos los colectivos excepto por UATAE: el pacto supone un incremento de la base de cotización de un 1,25%, por lo que esta pasará de los 932,7 euros mensuales a los 944,4.

Este acuerdo, que el Gobierno prefiere llamar “acercamiento de posiciones al máximo” dado que hay aún “algunos flecos por cerrar”, deja la base mínima de cotización de los autónomos por debajo de la de los asalariados, una situación inédita.

El trasvase de falsos autónomos

Durante las negociaciones de la cotización de los autónomos, Comisiones Obreras ha advertido del peligro de que generar una brecha así en la cotización entre autónomos y empleados es un aliciente para el aumento de falsos autónomos. Es decir, de aquellos trabajadores que deberían estar contratados laboralmente por una empresa o institución, pero que trabajan con contratos mercantiles, como autónomos. Entre los sectores en los que más abusan de esta figura destacan el transporte, los medios de comunicación y la arquitectura y otras profesiones liberales, entre otros.

“Se va a promover un trasvase de trabajo por cuenta ajena a trabajo autónomo y el tiempo dará y quitará razones”, afirmó el secretario general de CCOO, Unai Sordo, que argumentó que el esfuerzo del Gobierno para combatir esta figura no es coherente con esta diferencia en las bases mínimas. “No se puede tirar por la borda ese trabajo haciendo que el diferencial entre trabajo por cuenta ajena y autónomos se amplíe de manera tan grande”. 

En UGT también reconocen ese posible efecto colateral. “Tenemos claro que si las mínimas se mantienen tan mínimas, es más barato para una empresa tener a un falso autónomo que a un trabajador. Por eso hay que ir avanzando para llegar a un sistema en el que la cotización está relacionada con los ingresos reales”, apunta su vicesecretaria general, Cristina Antoñanzas.

El profesor de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social Adrián Todolí comparte esta interpretación. “Cuanto más barato sea el autónomo en comparación al asalariado existen más incentivos de usar un autónomo, incluso en fraude”, explica el profesor universitario a este medio. La lógica de las empresas, que asumen la mayor parte de la cotización a la Seguridad Social de sus empleados, sería la de “ahorrar costes”.

Ante este riesgo, en la reunión de las organizaciones de autónomos con el Ministerio de Trabajo se ha acordado estudiar medidas para evitarlo. Fuentes del Ministerio de Trabajo confirman que van a afrontar ese peligro dado el desfase de cotización y explican que se han comprometido a llevar al diálogo social una propuesta de “mecanismos que vigilen estos falsos encuadramientos” de trabajadores autónomos, para “controlar las situaciones de fraude”.