La crítica a la prórroga de la rebaja del IVA de los alimentos: los 'súper' se benefician y se carga a las cuentas públicas

Daniel Yebra

13 de junio de 2024 22:00 h

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“No funciona, pero parece que se hace algo”, lamenta Luis Zarapuz, experto del gabinete económico de Comisiones Obreras (CCOO). El sindicalista se refiere a la intención del Gobierno de coalición de prorrogar la bajada del IVA de los alimentos porque “sus precios siguen siendo altos”, según adelantó esta miércoles el propio presidente del Ejecutivo, Pedro Sánchez, en una entrevista en TVE.

De hecho, llenar el 'carrito' de la compra no ha parado de encarecerse por encima del 3% cada mes desde finales de 2021, con un ritmo asfixiante de más del 10% interanual entre mediados de 2022 y mediados de 2023. Ahora, como se ve en el gráfico, lo peor ha pasado, y en mayo la inflación de los alimentos fue del 4,4%. Eso sí, con productos concretos como el aceite de oliva que siguen disparados.

“El Gobierno va a acompañar a las familias para que el coste de la vida no les sea gravoso y fundamentalmente a las familias más vulnerables”, enfatizó este jueves, también en una entrevista, María Jesús Montero, vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, quien no aclaró si la medida se extenderá tres meses o hasta final de año.

“Estamos estudiándolo”, dijo. Si la prórroga fuera finalmente de seis meses, la rebaja del 4% al 0% del IVA de los alimentos básicos (pan, leche, fruta, legumbres...) y del 10% al 5% para los aceites y “las pastas alimenticias” alcanzaría un coste cercano a los 4.500 millones de euros desde que se empezó a aplicar en enero de 2023, como una medida “temporal” y extraordinaria.

Los supermercados han aumentado sus márgenes de beneficio

4.500 millones de dinero público que el Estado deja de ingresar con una rebaja fiscal que no convence prácticamente a ningún experto. La crítica más directa es que los supermercados trasladan parte de esta bajada de impuestos a los precios de venta principalmente porque controlar administrativamente que esto no ocurra “es imposible”, asegura un experto de la Agencia Tributaria que prefiere no ser citado.

La teoría dice que, efectivamente, una bajada del IVA en un mercado con poca competencia y demanda muy inelástica (que no se reduce drásticamente aunque se disparen los precios por ser productos de primera necesidad) puede saldarse con un mantenimiento de precios y un aumento de beneficios.

Los datos del Observatorio de Márgenes Empresariales apoyan esta tesis. Desde 2023 hasta el primer trimestre de este 2024, los supermercados han elevado su capacidad de convertir sus ingresos en ganancias. Es decir, han elevado sus márgenes de beneficio. Una de las primeras evidencias destaca en el comportamiento del diferencial entre las compras de las empresas de distribución (los costes) y sus ventas, que ha ascendido desde los 3.700 millones de euros a 4.000 millones, comparando la media móvil de los últimos cuatro trimestres desde hace un año. El crecimiento de este “margen bruto” es del 8%.

Una mejora que se ha traducido en un salto similar para el resultado bruto de explotación (una forma de medir los beneficios), según los datos de la empresas de “comercio al por menor en establecimientos no especializados”, que recoge el Observatorio de Márgenes y en el que se encuentran los supermercados.

La medida “no sirve para lo que dicen que está diseñada, que es para controlar la subida de los precios de los alimentos, porque estos dependen fundamentalmente de las cadenas globales de producción y distribución, y de cómo los diferentes shocks se han ido trasladando a precios en cada uno de los países”, reflexiona el profesor de la URJC Iván Ayala.

1.000 millones más de coste hasta final de año

“Entiendo la presión política y social sobre el Gobierno, porque los alimentos siguen estando caros, pero las tendencias apuntan más bien a menores subidas de precios en los próximos meses”, incide, por su parte, Diego Martínez-López, profesor de la Pablo de Olavide. “No debe olvidarse que esta medida fue adoptada (y continuada) en momentos en los que la inflación de alimentos presentaba tasas de dos dígitos, como una medida de urgencia, paliativa. Casi dos años después, la situación ha cambiado y las medidas transitorias deben hacer honor a su nombre”, continúa.

“Se aproximan tiempos de consolidación fiscal y estas rebajas fiscales no ayudan. Hoy por hoy, el gobierno se lo puede permitir porque la recaudación todavía se mantiene robusta, pero hay que ir pensando en los próximos meses/años”, advierte. El objetivo del Gobierno es dejar el déficit presupuestario (la diferencia entre los ingresos y los gastos públicos) en el 3%, para cumplir con las reglas fiscales de la Unión Europea (UE), que acaba de reactivarse.

Según calcula el Banco de España, la rebaja del IVA de los alimentos ya ha costado entre 2.900 millones y 3.400 millones. El coste estimado por el Ministerio de Hacienda para los primeros meses de 2024 fue de 100 millones por la aplicación del 5% de IVA a aceites comestibles y pastas alimenticias y de 734 millones por el IVA al 0% a los productos alimenticios básicos. Es decir, el cifra crecería otros 1.000 millones más, aproximadamente, si la prórroga es hasta final de año.

El coste total de todas las medidas tomadas desde 2021 para aliviar el daño de la inflación es de alrededor de 50.000 millones, siendo las medidas más caras las relacionadas con la electricidad (que superan los 20.000 millones entre todas: recorte del IVA de la factura, del impuesto especial, subvenciones al sector...) y las deducciones en el IRPF (impuesto de la renta).

Beneficia más a los ricos

Otra crítica a la rebaja del IVA de los alimentos, común a todas las medidas generales (no focalizadas en los más vulnerables), es que “los beneficios se concentran fundamentalmente en los tramos altos de renta, porque aunque en proporción las rentas bajas gasten más en alimentos, el valor de lo que consumen la rentas altas es mayor, y por tanto también el ahorro”, señala Iván Ayala.

Lo cierto es que, como demostró el Banco de España en su informe trimestral sobre la economía española (publicado este martes), “desde finales de 2023, nuestro país presenta un diferencial de inflación (general) positivo con respecto a la eurozona que del componente energético y de los alimentos”.

Más concretamente, “el diferencial positivo en la inflación de los alimentos entre España y la eurozona viene explicado, en gran medida, por el mayor peso en la cesta de consumo de los hogares españoles de los alimentos que más se han encarecido recientemente”. Especialmente, por el aceite de oliva, según se observa en los gráficos. En el último, el efecto composición se refiere a “la diferencia entre la inflación observada en España y la inflación que se observaría si las ponderaciones de los distintos productos que mide el IPC [INE] fuesen iguales a las ponderaciones de la eurozona [Eurostat]”. El “resto” es la diferencia entre la inflación observada en España y en la eurozona una vez descontado ese efecto composición.

Durante lo peor de la crisis de inflación, España sufrió tasas de inferiores que el conjunto de los socios de europeos, lo que favoreció la competitividad de las empresas que venden fuera de nuestras fronteras mientras que el daño al bolsillo de las familias fue algo menor.

Otras propuestas

En 2024, España lidera el crecimiento económico de los grandes países de la eurozona pero también la inflación, con los alimentos como la mayor preocupación. “Hay medidas más eficaces primero para controlar la subida de los precios de los alimentos, y segundo para compensar por niveles de renta la inflación”, introduce Iván Ayala.

Medidas como compensar a través del IRPF, o compensar a los productores, controlar los márgenes... “Sería más potente políticamente eliminar rebaja del IVA al tiempo que se reemplaza con otra de carácter progresivo focalizado en las rentas medias y bajas. Esto podría incluso reducir el coste, sería más eficaz y en términos de votación parlamentaria permitiría confrontar con el bloque conservador de forma más efectiva y constructiva (para construir horizonte)”, finaliza este experto. Luis Zarapuz coincide y propone un bono o una tarjeta monedero para los más vulnerables.

Por otro lado, el IVA del recibo de la luz de los contratos domésticos apunta a su regreso al valor reducido del 10% en julio, con el repunte en el precio del mercado mayorista de la electricidad por encima del listón de los 45 euros por megavatio hora (MWh) en este mes de junio, según contempla el primer decreto anti crisis, de 2021.

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