Daniel Pérez: “España no tiene ninguna ventaja competitiva en la energía nuclear y sí en la solar”
Daniel Pérez Rodríguez (1987) es, con 36 años, un joven veterano de las renovables. Ha ocupado posiciones de responsabilidad en la patronal UNEF, Holaluz, Fundación Renovables o, ahora, L'Energètica, la empresa pública de energía que lanzó hace un año la Generalitat de Catalunya y de la que es director general.
Licenciado en Derecho y Ciencias Políticas por la Universidad Autónoma de Madrid y máster en Derecho Europeo por el Colegio de Europa, este madrileño afincado en Barcelona desde hace años es profesor de Regulación Energética en la Universidad de La Rioja. Atiende por teléfono a elDiario.es para hablar de su primer libro, ‘La superpotencia renovable’ (Arpa).
En él explica con abundantes datos cómo funciona el complejo mercado energético, recurriendo a símiles entendibles por el procomún, de tomates a teléfonos móviles. Expone por qué las renovables serán un factor de riqueza extraordinario para la Península Ibérica, que tiene una oportunidad única de convertirse en la pila eléctrica de Europa, gracias a sus privilegiadas condiciones de insolación y a su disponibilidad de terreno.
Sostiene que a España “le ha tocado la lotería” con las renovables y que la Península puede ser una Arabia Saudí de las energías limpias. ¿Por qué?
Porque el modelo energético fósil ha colapsado y el avance hacia un modelo renovable se ha acelerado, especialmente con la guerra de Ucrania. Y en el nuevo modelo, la energía predominante es claramente la renovable, principalmente viento, sol y agua. En eólica, la Península Ibérica está a niveles similares a los del norte de Europa. En hidráulica tenemos grandes ríos, muchos ya con centrales hidráulicas que permiten cubrir buena parte de la demanda. Pero en solar es donde tenemos una clarísima ventaja competitiva, con un 50% más de sol que Alemania. Es energía un 50% más barata, el coste fijo de las placas solares lo repartes entre más horas de producción. Y ahí está la ventaja competitiva.
Explica en el libro cómo financiamos a muchos dictadores al encender la luz. ¿La gente es consciente de esto?
La guerra de Ucrania ha ayudado a tomar conciencia. Al inicio del conflicto, una de las alternativas que buscó Europa para el gas ruso fue Azerbaiyán. Ahora se ha visto qué ha hecho en Nagorno Karabaj y la crisis que ha supuesto. Lo mismo podríamos decir de los pozos del Mediterráneo explotados por Israel y vendidos a través de GNL [gas natural licuado] desde Egipto; ahora, claramente también ha quedado abandonado. Son alternativas cogidas con pinzas, que nos ponen en una situación de dependencia energética y fragilidad. Estamos ayudando a apuntalar dictaduras y nos ponemos en riesgo a nosotros mismos. La apertura de las fábricas europeas los lunes no puede depender de si el domingo ha habido una invasión de un país.
Una amenaza que puede truncar esta oportunidad es el rechazo social a las plantas de renovables. Catalunya es una región especialmente sensible. ¿Cómo se ataja?
Las renovables tienen un gran hándicap: una vez instaladas no generan miles ni cientos de empleos. Lo hacen solo al construirlas; luego no. Una planta de 50 megas no da empleo a todo un pueblo una vez en marcha. Y mucha gente siente que no compensa el sacrificio que supone ocupar parte del paisaje. Con ofertitas de 3 euros de descuento en la factura, la gente no va a aceptar que su pueblo quede totalmente diferente. La ventaja de las renovables va más allá. Quiere decir atracción de empresas. Que en Trujillo una empresa de diamantes dé empleo a 300 personas gracias a que se conecta a una planta solar cercana sí es transformador. O el caso de Alcoa. Firman un acuerdo con los sindicatos que dice que volverán a abrir las cubas para producir aluminio a medida que se vayan conectando los parques eólicos con los que han firmado el PPA [acuerdo de compraventa de energía]. Ilustra la ventaja que tienen las renovables para las poblaciones. Abaratar la factura de las personas está bien, pero la clave es generar industria y puestos de trabajo gracias a la energía barata.
Habla de la posibilidad de que nos adelanten los países del norte de África. ¿Esto es una carrera contrarreloj?
Iberia tiene ventajas. Una de ellas, que Francia siempre ha sido muy reticente a la interconexión. Eso hace que la ventaja competitiva se vaya a quedar encajonada al sur de los Pirineos. La electricidad viaja mal, y no creo realista pensar que en los próximos diez años vamos a tener interconexiones masivas con África, que incluso tiene problemas de mallado interno. Aquel proyecto de Desertec se abandonó porque el coste de producir energía en la Península Ibérica y venderlo al norte es más barato que producir en Túnez si le sumas el coste de la interconexión, aunque una planta solar allí tenga más horas de sol que en España. Casi la amenaza la veo más del norte, de la eólica marina.
Describe cómo el mercado marginalista puede frenar la inversión en renovables. ¿Qué le parece la reforma que se acaba de acordar en la UE?
Otra gran amenaza es que si la energía es demasiado barata, no se seguirán haciendo plantas y el sector quedará paralizado. Es esencial atacar un mercado que no funciona para la nueva realidad energética. Para tecnologías sin coste marginal, no tiene mucho sentido un mercado marginalista. Es bueno que se reforme. El acuerdo del Consejo apunta algunas posibles medidas, pero falta muchísima negociación. Como siempre, el diablo está en los detalles. Un detallito puede hacer que una buena reforma sea mala o al revés. Todavía es muy pronto. Las líneas maestras se ven, hay una apuesta por los contratos por diferencias con integración en el mercado. Pero falta ver cómo queda la letra pequeña: qué tipo de contratos se incentivan y cómo, si se fija un límite a las emisiones de la planta para poder beneficiarse de los contratos por diferencias; qué se hace con las centrales existentes; si va a servir para prorrogar la vida de las nucleares con contratos por diferencias nuevos. Hay muchas incógnitas que despejar.
Es una vergüenza que los generadores hayan hecho beneficios totalmente extraordinarios y caídos del cielo, hasta que se hizo la excepción ibérica al menos. Es totalmente injustificable e incomprensible
Al repasar los motivos del shock de precios de 2022, aparte del gas o el CO2, es bastante crítico con las centrales hidráulicas ya amortizadas que se dedicaban a hacer más grande la bola de nieve con ofertas más caras que el gas.
Es una de las claves. Ha habido otras fundamentales que han generado la crisis, pero sin duda el condimento de la especulación ha hecho mucho. No puede ser que lo que valía 300, con una intervención de Von der Leyen [en agosto de 2022 anunció que la UE haría lo necesario para frenar la disparatada espiral de precios del gas] pase a valer 100 en un día. Esto claramente demuestra que hay una cierta especulación.
Y en las hidráulicas, no es de recibo que puedan ofrecer a precios más caros que el gas en plena guerra de Ucrania. Entiendo el concepto de coste de oportunidad. Ellos dicen: podría ganar todo esto y lo voy a hacer. Pero debería haber cierta ética empresarial, cierta mentalidad de hacer país también. No querer hacer beneficios récord en el peor año, cuando las industrias y las personas lo están pasando mal. Es una vergüenza que los generadores hayan hecho beneficios totalmente extraordinarios y caídos del cielo, hasta que se hizo la excepción ibérica al menos. Es totalmente injustificable e incomprensible y demuestra que solo se mira la maximización de beneficios sin tener en cuenta ningún otro impacto.
Al lanzarse el proyecto de L'Energètica, la idea era no limitarse a comercializar, sino también entrar en la producción de energía, tomando el control de algunas instalaciones. ¿Sigue en pie?
El factor diferencial de una empresa de energía es la generación. Si lo único que hace una Administración pública es comprar garantías de origen renovable y el mix es un 50% renovable, el de al lado estará en un 0% para que la media sea 50%. Hay que aumentar ese 50%. El factor diferencial es decir: no me conformo con que me certifiquen que voy a hacer renovables; tengo que hacer renovables adicionales equivalentes a mi consumo. Es el concepto de additionality que usan Amazon, Ikea, Google, todas estas grandes empresas con compromisos de sostenibilidad a nivel mundial muy bestias. Ya no sirven garantías de una planta hidráulica de Noruega construida hace 80 años. Tienes que demostrar que son centrales nuevas para un nuevo centro de datos, por ejemplo. Es un poco lo mismo. Los consumos públicos catalanes tienen que suministrarse con centrales nuevas que ayuden a aumentar el mix de renovables.
Ha aplaudido la excepción ibérica. ¿Qué les diría a los que la calificaron de timo?
Forma parte de la política. La cultura que tenemos implantada es que la oposición tiene que decir que el Gobierno lo hace todo mal. Sería mejor que de vez en cuando, para ganar credibilidad, reconozca lo que se hace bien. En este caso es indudable que fue una medida extraordinaria, que costó mucho conseguir y ha permitido ahorros millonarios en la factura en 2022, aunque ahora ya no está actuando porque los precios se han contenido. En plena crisis fue una medida muy buena. No tiene ningún fundamento decir que ha sido un timo. Todo lo contrario. Fue muy criticada por los que han dejado de ganar mucho dinero con ella, pero muy positiva para el global. El empresariado, la parte de los consumidores que son empresarios, lo ha visto también muy positivamente.
Deposita muchas esperanzas en el bombeo como batería para cubrir la intermitencia de las renovables. ¿Qué perspectivas tiene esta tecnología en España?
Hay muchísimos puntos de conexión solicitados. Aparte de la complejidad de construir los proyectos, que no es fácil en cuanto a la obra civil, el gran reto es el modelo económico: prever un sistema de retribución de esa potencia gestionable que permita amortizar la inversión. Si solo va a funcionar con criterios de mercado, será casi imposible que tenga un impacto positivo: lo que hará será jugar al arbitraje de precios para rentabilizar y sería volver a la crisis anterior. Es preciso un sistema que permita a los bombeos tener un retorno de sus inversiones asegurado y que se acelere su construcción, porque son clave. Las baterías de litio son una opción, pero nos dan dos-cuatro horas de almacenamiento. El bombeo es lo que de verdad puede hacer que podamos tener una generación mucho más gestionable.
Si el coste de alargar las nucleares es muy elevado, seguramente no merece la pena. Otra cosa es que lo vayan a hacer sin ningún tipo de ayuda. Eso se puede hablar
¿Qué opina de la idea de alargar el cierre nuclear que algunos ponen sobre la mesa?
El gran problema de la nuclear a día de hoy es económico. Algunas titulares de las centrales no tienen ningún interés en prolongar su vida. Está condicionado a algún tipo de retribución, a esos contratos por diferencias que decíamos antes, para poder rentabilizar esa extensión. Si vamos a hacer un PPA estatal con nucleares a 60-70 euros/MWh, que es el precio del que suele hablar el sector nuclear, para eso es mejor hacerlo con renovables, incluso con bombeos, termosolares u otras tecnologías sostenibles.
Si miramos los últimos datos de Lazard de coste de la energía, vemos que una central solar o eólica nueva en buenas zonas ya es más barata que mantener abierta una nuclear ya amortizada. Más allá de la polémica de si nuclear sí o no, o de si es peligrosa. No soy experto en seguridad nuclear y no me puedo pronunciar. Es un tema económico. Si el coste de alargar las nucleares es muy elevado, seguramente no merece la pena. Otra cosa es que lo vayan a hacer sin ningún tipo de ayuda. Eso se puede hablar. Pero el futuro energético no pasa por la nuclear. España no tiene ninguna ventaja competitiva en la nuclear y sí en la solar. El futuro tiene que pasar por las renovables.
Es muy crítico con el lobby que hizo Repsol contra el fondo para sacar las renovables más antiguas de la tarifa eléctrica, o el de Iberdrola contra el autoconsumo. ¿Pueden ahora determinados grupos de presión hacer descarrilar este proceso de transformación energética?
Hace diez años, con las renovables de primera generación, había empresas abiertamente favorables a no continuar ese proceso, que hoy ya nadie cuestiona. A nadie se le ocurre decir que tiene una tarifa 100% nuclear o 100% de carbón. Todo el mundo intenta tener ofertas de luz 100% renovable. No hay duda que el modelo es éste, y el hidrógeno, los vehículos eléctricos y la aerotermia. La clave es cuándo, aquí es donde hay diferencias. Hay gente que dice que se está yendo demasiado rápido, que hay que paralizar tres años las zonas de bajas emisiones o hacer un parón con las renovables. Todo el mundo coincide en la meta, que es el modelo 100% renovable y casi todo eléctrico, la cuestión es el cuándo.
Pero no hay más que mirar el estado del clima. Si tenemos un calentamiento máximo de 1,5 grados en 2100 y ya llevamos 1,09, con los últimos datos de 2021, no hay duda de que hay que correr. Se oyen estos disparates de que es todo una mentira y el cambio climático es un invento ideológico y demás. La ciencia está ahí, las teorías ya se han explicado. El IPCC es el esfuerzo científico más grande que ha hecho la humanidad, el más consensuado y riguroso. Las cifras están ahí. La emergencia climática existe, hay que combatirla. Y se lanzan mensajes de que esto va contra la gente vulnerable, cuando es al revés, la gente más vulnerable es la que sufre más las consecuencias del cambio climático.
Confronta en su libro con las tesis del científico Antonio Turiel sobre la falta de materiales para desplegar las renovables. ¿Podemos ser optimistas?
Creo que Turiel tiene parte de razón y hace bien en advertirnos y hacer un poco de Pepito Grillo, en el sentido de decir que no vale cambiar el vehículo de combustión por el eléctrico y seguir llevando a los niños al cole en coche cuando andando tardas cinco minutos. Hay que repensar nuestro nivel de consumo y ver si se puede reducir. Pero eso no impide que haya que consumir más electricidad. Vamos a consumir menos energía, pero con más electricidad, que es la manera de tener energía más descarbonizada.
Hay que hacer la transición energética y necesitamos baterías para los vehículos eléctricos, para los coches, para hacer transporte público. Y diferenciar muy bien entre la capacidad de producción actual de litio, que quizás es insuficiente, y las reservas. A día de hoy hay litio para hacer 14.000 millones de vehículos, cuando en el mundo hay 1.400 millones. Se van descubriendo nuevas reservas prácticamente cada mes. Puntualmente puede haber falta de litio porque la demanda ha ido más rápido que la oferta, como pasó con paneles solares, baterías o componentes para coches, con fábricas paradas. Puede haber un momento puntual de desacoplamiento entre producción y demanda, pero no es un problema de reservas, sino de insuficiente capacidad de producción de un año concreto. Son problemas diferentes.
Cuando habla de la electrificación destaca mucho el potencial de la aerotermia, con un crecimiento muy fuerte en Alemania o en Finlandia. En España no despega. ¿Por qué?
Todo el mundo tiene ya en mente el vehículo eléctrico, aunque España está tardando más que el resto de países europeos, con diferencia. Es una pena y habría que poner más foco en incrementar su peso. Y la aerotermia es la gran olvidada. Hay que hacer mucho más esfuerzo e incidir en su potencial industrial, para fabricar parte de los equipos en Europa, como con las baterías o los puntos de recarga. Eso tiene que ser también un foco de las políticas, para aprovechar esta ola de nuevos productos que vienen, no solo instalándolos, sino fabricándolos.
La aerotermia no sirve para todas las casas, a veces hay problemas para implantarla, pero en vivienda nueva o rehabilitación prácticamente debería ser obligatoria ya y prohibir ponerse gas. Hay muchos casos de viviendas en las que es perfectamente viable; y vienen veranos cada vez más calurosos y se necesitarán más equipos de aire acondicionado.
En la portada de su libro, un tejado sin placas simboliza esa superpotencia renovable. Parece claro que llenar España de paneles de autoconsumo no basta.
Los tejados sin duda deben ser una prioridad. Dejar un tejado como el de la portada es como dejarse el grifo del agua de casa abierto e irse a trabajar. Es como no convertir el sol en energía eléctrica, desperdiciar un recurso que tenemos y deberíamos utilizar. Pero, efectivamente, el autoconsumo no basta. Y yo soy partidario de ocupar el 100% de los tejados. Por eso es muy importante aumentar los dos kilómetros de autoconsumo e ir al autoconsumo colectivo, para maximizar el aprovechamiento de las instalaciones.
¿Cuál sería la distancia óptima para compartir autoconsumo?
No creo que haya que limitar. ¿Por qué? Podríamos hablar de mallado de la red dentro de la misma estación transformadora, o de otros criterios. Y si quieres limitar, ir a modelos como el francés, de 20 kilómetros. Pero no veo por qué. No acabo de entender el motivo técnico de ese límite. Austria, por ejemplo, no lo tiene. En todo caso, hacer instalaciones de autoconsumo desde la óptica de maximizar el ahorro del cliente concreto es un error. Hay que hacer como Alemania: ya que sube el instalador, ocupemos el 100% del tejado. Querrá decir que tenemos que ocupar menos espacio sobre terreno. A nivel macro nos interesa y es clave poder compartir esa energía con otros clientes.
Catalunya ha dado cierto acelerón en renovables en los últimos dos años, pero parece que incluso a este ritmo, el objetivo que se marcó para 2030 estaría como al 30%. ¿Qué debe hacer el Govern para avanzar más rápido?
Tramitar renovables es un proceso que por desgracia es lento en todo el mundo. Desde que se decide hacer un parque hasta que se construye hay que hacer mediciones, una tramitación, unos estudios. No es darle al botón de la transición energética después de haber perdido diez años, en el caso catalán, y ya automáticamente empiezan a florecer los proyectos. Requiere un proceso de maduración. Pero ya está entrando gran número de proyectos nuevos.
Es cierto que solo con los actuales no se llegaría al objetivo. Pero faltan siete años y entrarán más. No sé cuál será la cifra en 2030, porque hay otros retos, como la red, con la mayoría de puntos de conexión ya copados para las zonas más óptimas para la instalación solar, la subida de tipos de interés y otros factores, como el apuntamiento [precios del mercado mayorista casi negativos en las horas de más sol], que pueden hacer que las instalaciones no se desarrollen. Pero debería haber suficientes proyectos para llegar al objetivo. No lo daría por perdido.
La energética ha sido un proyecto de este Gobierno, al que le queda año y medio de legislatura. Probablemente el próximo deje de ser monocolor. ¿Va a estar consolidado para mantenerlo más allá de 2025?
Este proyecto no es de este Gobierno, se hace en cumplimiento de una moción en el Parlamento con un apoyo del 85%, desde la CUP hasta Junts. Entiendo que va más allá de un Gobierno y por las conversaciones que vamos teniendo, todavía cuenta dos años después con ese apoyo. Cuando tienes las cubiertas, terrenos y el consumo, ligar todo eso y hacer una especie de unión energética entre esos factores tiene todo el sentido del mundo. Es un proyecto que nos permite luchar contra el cambio climático de manera rentable. No veo que el que pueda haber un cambio de Gobierno lo ponga en riesgo.
¿Cómo acabarán el año?
Los objetivos, que eran formar la empresa, contratar el personal y obtener la licencia, ya están cumplidos. Tenemos la licencia de comercialización, las 30 personas incorporadas, la sede, todo en funcionamiento. Ahora es cuestión de empezar a construir y a conectar megavatios. Es a partir del año que viene cuando ya empieza, digamos, un año económico normal. Este año es un año de creación y de puesta en marcha.
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